Soláns: la década oscura

Desde que AupaZaragoza.com comenzó su andadura en Internet, en muchas ocasiones hemos analizado la labor de Alfonso Soláns, como es lógico, al tratarse de la persona que regía los destinos de nuestro Real Zaragoza. Acabada ya su etapa, llega el momento del análisis final. Jeremy North y Gualterio Malatesta realizan un repaso A FONDO de toda su trayectoria al frente del club convertido a Sociedad Anónima: diez años en los que el brillo de las Copas contrasta con la oscuridad en la Liga, que es donde se refleja de verdad un modelo de gestión.

En 1989, el entonces Secretario de Estado para el Deporte del gobierno socialista, Javier Gómez Navarro, se encargó de elaborar la Ley del Deporte, que supuso la conversión obligada en sociedades anónimas de la mayoría de los clubes de fútbol y baloncesto, y participó en el Plan de Saneamiento de la Liga Profesional de Fútbol. En 1991, el Real Zaragoza pasó a ser una Sociedad Anónima Deportiva (SAD), y Alfonso Soláns Serrano, empresario zaragozano propietario de la empresa de colchones Pikolín, se convirtió en el máximo accionista y por lo tanto Presidente del Real Zaragoza SAD.

Dos conceptos emanan con fuerza de este punto de partida y no deben ser ignorados por la crucial importancia que adquirirán en el devenir de los acontecimientos: el primero es precisamente la obligatoriedad de la transformación. No existió una opción real a la elección. La transformación debía hacerse y se hizo, sí o sí, deprisa, sin información y, sobre todo, sin una experiencia previa que usar cómo referencia en el riesgo que se asumía. La afición zaragocista no respondió cómo muchos hubiéramos deseado y así sucedió en la mayoría de los casos. Poco se puede argumentar ante tal evidencia. Quizás tan sólo esa mencionada opacidad en las reglas de la transformación, ese desconocimiento de las consecuencias de la nueva estructura que se estaba creando. Quizá fuera el apático carácter aragonés, la desconfianza, o quizá simplemente no nos dimos cuenta de lo que había en juego.

El segundo y aún más fundamental es la creación de un binomio legendario: Familia Soláns y el Real Zaragoza SAD. Soláns salvó al Real Zaragoza. La áulica historiografía del reciente Real Zaragoza sustituyó la transacción comercial realizada, probablemente impulsada por un sincero amor a los colores, por una épica gesta de rescate, cual caballero, dragón y dama en el castillo. La familia Soláns nos salvó de la ruina, de la hecatombe. Sentada esa base, la evolución era sencilla. Hablar del Real Zaragoza SAD era hablar de los Soláns y criticarle a ellos, ser un mal zaragocista.

Más D. Alfonso Soláns (padre) fue un buen presidente, gran aficionado al fútbol y un enamorado del Real Zaragoza, que desarrolló su labor con acierto y ciertas dosis de ambición. Acertó en confiar la parcela técnica de la sociedad a Víctor Fernández y con él se consiguieron los mayores éxitos deportivos de nuestro club, culminados con el apoteósico triunfo en la Recopa de 1995, y aquel D. Alfonso que, en un multitudinario pero simbólico abrazo, se fusionó en el Parque de los Príncipes con los que, cómo él, llevábamos años soñando ese momento de gloria. Hizo realidad su sueño y de paso el de decenas de miles de zaragocistas. Quizá se le puede reprochar al Sr. Soláns Serrano que no supiese aprovechar convenientemente el tirón de la victoria europea, con alguna venta innecesaria, como la de Cáceres, ni percatarse a tiempo del nivel de contestación existente en el vestuario zaragocista contra el inflado ego de Víctor Fernández, pero cuando falleció, a finales de noviembre de 1996, se sintió mucho su pérdida en todos los sentidos.

Su hijo, Alfonso Soláns Soláns, recogió la herencia de su padre y se puso al frente del club, pero desgraciadamente ni tenía la ilusión de su progenitor por la aventura futbolística ni su capacidad para sacar adelante una empresa muy distinta a las que le habían mostrado como ejemplos prácticos en su máster de Harvard: en el Real Zaragoza no sólo había que cuadrar un balance y una cuenta de resultados, también había que satisfacer los corazones de personas de carne y hueso.

Y de nuevo conviene detenerse en aspectos reseñables: D. Alfonso Soláns (padre) compró al Real Zaragoza porque quiso hacerlo. Fue su capricho, el regalo a toda una vida de trabajo. D. Alfonso Soláns (hijo) heredó el club. Y el asunto no es baladí. Hay una ostensible diferencia entre querer poseer algo y simplemente tenerlo.

Tampoco debemos dejar de insistir en el cariz netamente empresarial con el que Soláns Jr. tomó el timón de la gestión de la herencia de su añorado padre, como recibió también Pikolín. El Real Zaragoza SAD era una más de las empresas recibidas y cómo tal comenzó a ser tratada y a ser gestionada. De la creación de la Ley del Deporte sólo prestó atención a la conversión de los clubes en SAD, pero pasó por alto que muchos miles de personas en Zaragoza viven esto cómo una pasión, cómo un sentimiento inexplicable. No dudamos que un club de fútbol puede ser gestionado en parte cómo una empresa, pero también existen los sentimientos y éstos no entienden de balances o contabilidades.

Desde el principio de su mandato Soláns Jr. llevó a la práctica su principio absoluto de gestor rancio: máximo ahorro, mínimo gasto. El mundo del fútbol estaba a finales de la década de los 90 en plena transformación, en un salto sin red hacia la globalización de su mercado. Los ingresos televisivos se dispararon y los clubes decidieron aprovechar los pingües beneficios que se ofrecían desde los imperios mediáticos para mejorar sus estructuras; pero hubo una excepción en ese universo de globos hinchados: el Real Zaragoza de Alfonso Soláns Soláns. El máximo mandatario comentó que era mejor guardar ese dinero para otros tiempos, al contrario de lo que estaban haciendo el resto de los equipos, que se lo gastaban con la simple expectativa del cobro, y nos aseguró que «mientras otros equipos pasarán graves problemas económicos o desaparecerán, el Real Zaragoza mantendrá una economía equilibrada y estable». Ese fue el punto de partida, la «marca de la casa», el Real Zaragoza SAD iba a ser una empresa prudente y se iba a salvar de la anunciada catarsis traumática. Muy bien, adelante con los faroles, pero a la larga se demostró que ese fue el gran error de su mandato y que produjo consecuencias más nefastas.

Soláns no supo rodearse de la gente adecuada. Introdujo en el Consejo de Administración a personas afines a su pensamiento, que nunca iban a poner en entredicho sus decisiones y en el aspecto técnico, del que desconocía todos los entresijos, colocó al mando a un desdichado Pedro Herrera Sancristóbal, el peor empleado que ha podido soportar un club de fútbol. Siempre nos quedará la duda de si la mediocre actuación de sus empleados se debió a su incompetencia natural o a la omnipresente figura del presidente, sin cuyo consentimiento nadie en el club podía dar un solo paso. Nuestra naturaleza malpensante nos impide otorgar la inocencia al máximo mandatario que fue siempre el responsable final de toda la gestión del Real Zaragoza.

Esa gestión nos llevó a Segunda División y no por casualidad. Fue el fruto de una exasperante cicatería inversora, un absoluto desacierto en las incorporaciones y una irritante apatía de los dirigentes. Y no fue una sorpresa. Era la crónica de una muerte anunciada que sólo los ciegos de mente se negaron a ver. La incapacidad en la gestión destrozó en mil pedazos el sueño de D. Alfonso Soláns Serrano y el de toda una afición.

Lo más triste del caso es que ese año negro, esa quiebra, se convirtió en la piedra angular de la «nueva» etapa del Real Zaragoza. La consecuencia de una nefasta gestión se convirtió en la espada de Damocles que pendía sobre el futuro del club. Los gestores nos dijeron que habían comprendido su error, que asumían su culpa y que esto no volvería a pasar; pero la reciente experiencia del paso por el infierno sumado a la quiebra económica consecuencia de la misma lastraban cualquier posibilidad de resurrección. Desde aquel momento reescribimos nuestra historia y nos convertimos en un equipo modesto, sin posibilidades, que rara vez va a la UEFA por vía de la liga, que «es lo que es» y demás ornamentaciones lingüístico-florales del fichaje embellecedor de excusas oficial, Miguel Pardeza Pichardo. Quedamos anclados en la más absoluta mediocridad, los puestos del undécimo al decimoséptimo se convirtieron en nuestro hábitat natural.

Y lo más indignante del caso es que el binomio Solans–Real Zaragoza, lejos de romperse, se fortaleció. La prensa entró de lleno en esa paranoia injustificable y bendijo el letargo. El control de los medios de comunicación zaragozanos, en su inmensa mayoría complacientes con el poder, sirvió para que la afición fuese partícipe pasiva de la política de descapitalización del equipo, en aras de la tan manida responsabilidad económica y con la idealización del triunfo de la austeridad que significó el 4º puesto en la temporada 1999-2000. Nadie levantó la voz, nadie cuestionó, con honrosa excepción alrededor de una mesa dónde siempre se decían las verdades. El miedo a la desaparición atenazó la capacidad de preguntar, y las letanías de la amenaza con la futura quiebra se convirtieron en letanías justificadas por la pasada crisis. Más de lo mismo. Cambiaron las palabras, pero no el discurso.

Pero de repente algo nuevo ha surgido en el panorama. El binomio legendario se ha roto y no ha habido quiebra. El héroe salvador nos abandona y se abre la veda. Los silenciosos aúllan, los que estaban callados sentencian y señalan con el dedo. Sólo unos pocos cómplices glosan los brillos de una de las décadas más tortuosas y oscuras del zaragocismo, que muchos idealizaron hasta hacerla buena.

Es una pena. Solans ha sido un mal gestor, ha fracasado en lo deportivo y en lo económico nos deja con una deuda salvaje e injustificada. Sinceramente: hasta nunca, señor Solans. No podemos decir que haya sido un placer. Seguro que cualquier tiempo futuro será mejor. Como diría Enrique Bunbury ¡Qué le vaya bonito!, pero bien lejos del Real Zaragoza.

Por Jeremy North y Gualterio Malatesta.

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)