Análisis del Alavés 0 – 0 Real Zaragoza

Análisis del Alavés 0 – 0 Real Zaragoza

Análisis del Alavés 0 – 0 Real Zaragoza

El Zaragoza consiguió llevarse un empate del Estadio de Mendizorroza que deja una sensación agridulce. La jornada parecía idónea para que el equipo de Carreras diera un golpe en la clasificación, pero la expulsión de Culio antes de llegar al descanso cambió por completo un partido que parecía ponerse del lado zaragocista. El Zaragoza fue superior al Alavés en buena parte de la primera mitad y Carreras ató el empate en la segunda mitad.

Planteamiento inicial

Imagen 1

Con un once que ya está definido prácticamente en su totalidad, la duda radicaba de nuevo en los extremos que actuarían de inicio. Pese a sus actuaciones determinantes en los últimos encuentros, finalmente fue Manu Lanzarote el que se quedó fuera del once inicial. Hinestroza actuó como extremo izquierdo mientras Pedro hizo lo propio desde la derecha.

Sabiendo que probablemente el Alavés optaría por mantenerse firme en defensa y cerrar huecos, Carreras prefirió tener dos extremos en su banda natural, para mantener abierto al campo y buscar espacios en la muralla local.

Rocoso Alavés y la influencia de Morán

En las imágenes del vestuario del Alavés antes de iniciar el partido se pudo escuchar en repetidas ocasiones la importancia de los primeros minutos. Tal y como se preveía el equipo local salió con la idea de mantener una presión muy intensa sobre la salida de balón zaragocista. Con un 4-4-2 a la hora de defender, el trabajo de todos los jugadores del Alavés permitió que el equipo local dominara los primeros minutos.

Imagen 2

De inicio el conjunto local presionó muy arriba, sobre todo cuando Cabrera recibía el balón. Una vez el Zaragoza conseguía superar esa presión, el equipo local realizaba un rápido repliegue para tapar la principal salida zaragocista: Erik Morán. Los dos jugadores de ataque del Alavés tapaban en todo momento la opción de pase al pivote zaragocista.

Esto propicio que las opciones de los centrales pasarán por arriesgar con un pase que buscará a los interiores, más aún viendo el estado del césped, seguir tocando hasta encontrar el espacio o buscan un balón largo, opción difícil por la superioridad aérea del Alavés. Manteniendo el bloque compacto y las líneas muy juntas, el equipo local ahogó al Zaragoza incluso cuando estos pudieron encontrar a los interiores, provocando muchas pérdidas de jugadores como Culio o Ros.

El fuerte arranque del Alavés se fue diluyendo poco a poco pese a los intentos de Pacheco de lanzar a su equipo hacia delante. Con el paso de los minutos Morán fue entrando en el juego y fue el pivote zaragocista el que otorgó claridad en los primeros pases, pero además tuvo el poderío y la inteligencia para avanzar metros sabiendo que el centro del campo local estaba muy pendiente de Ros y Culio, lo que le garantizó cierta libertad para ordenar en zonas más adelantadas e incluso ser determinante con un excelso pase al espacio que Ángel desaprovechó.

El Zaragoza se había asentado sobre el partido, empezaba a disfrutar de ocasiones y pese al estado del césped y a un rival que intentaba impedirlo, conseguía tener el dominio a partir del balón. La implicación de Ros, la actividad de Hinestroza en la izquierda o los riesgos de Guitián en la salida de balón fueron algunas de las claves de este cambio a partir del minuto 20, pero sin duda la mayor participación de Morán y su limpieza en los primeros pases fueron esenciales.

Argumentos ofensivos muy simples

Los argumentos ofensivos del Alavés fueron más bien básicos, con un juego bastante simple. El doble pivote que propuso Bordalás no apareció apenas para crear fútbol, y sus pases no conseguían superar líneas. El equipo local dependía demasiado de la habilidad de Pacheco para organizar sus ataques tanto en transición como en estático.

La opción a la que más recurrió el Alavés fue el balón en largo buscando a Toquero. El delantero se colocaba a una banda, preferiblemente a la derecha, alejado de Cabrera, y dese ahí veía venir los balones para peinarlos o bajarlos de cara a sus compañeros. Ese juego de desplazamiento en largo y segunda jugada fue bastante productivo durante los primeros minutos, pero terminó por dejar claro las deficiencias del Alavés en el centro del campo a la hora de atacar.

Imagen 3

45 minutos con un jugador menos

La expulsión de Culio cuando el Zaragoza se estaba apropiando poco a poco del encuentro supuso un punto de inflexión. Con 45 minutos por delante y la igualdad en el marcador, era evidente que el Zaragoza necesitaba reestructurarse y medir muy bien sus esfuerzos. Carreras planteó un 4-4-1 con las líneas mucho más retrasadas y compactas de lo que habíamos visto en la primera mitad, reduciendo su presión pero manteniendo el bloque muy junto.

Imagen 4

Conforme fueron pasando los minutos cada vez se veía más claro la debilidad del Alavés para crear fútbol, un hecho que se acentuó cuando Bordalás sacó del campo al único jugador que había creado peligro en ataques estáticos, Dani Pacheco. Los locales seguían buscando balones en largo sin obtener mucho resultados, en lugar de aprovechar su superioridad numérica para realizar 2×1 en las bandas o movimientos que permitieran crear espacios por dentro.

Por su parte el Zaragoza mostró más cosas al margen de seriedad defensiva. Cuando el equipo de Carreras robaba la pelota intentaba mantenerla a toda costa, asentarse en campo rival sin ninguna prisa, a partir de posesiones largas esperando el espacio para poder finalizar la jugada, obligatorio para no correr riesgos a la contra con un jugador menos. Por momentos los blanquillos desesperaron a un Alavés que pese a tener un jugador más no era capaz de recuperar el balón, pero con el paso de los minutos el Zaragoza empezó a conformarse definitivamente con un empate más que válido viendo las circunstancias del partido.

Respecto a los cambios, Carreras introdujo primero a Lanzarote para añadir técnica y calidad a esas posesiones largas o incluso para buscar uno de esos detalles del zurdo que pudiera darle al Zaragoza la victoria. Dorca entró para dar refresco en el centro del campo y ya casi con el tiempo cumplido, Rubén entró por Ángel para defender esos balones aéreos que buscaba a la desesperada el conjunto local.

El empate deja un sabor amargo, especialmente por ver qué hubiera pasado si el Zaragoza hubiera mantenido a los once jugadores sobre el césped. Sin embargo, el punto hay que valorarlo en función de las circunstancias del partido: visita al segundo clasificado, césped y rival que no acompañaban al juego del Real Zaragoza y una expulsión que sin duda condicionó el encuentro. Un punto valioso que mantiene al Zaragoza en la pelea justo antes de que se suavice su calendario.

Fuente de las imágenes: LFP y Canal+
Artículo publicado originalmente en vavel.com

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