Análisis del Leganés 1 – 1 Real Zaragoza

Análisis del Leganés 1 – 1 Real Zaragoza

Mal partido del Real Zaragoza que sin embargo consiguió llevarse un punto del complicado Butarque. Desaparecidos en la primera mitad, solo algunos jugadores consiguieron activar la competitividad del equipo para lograr un empate. Manu Herrera y la falta de acierto del Leganés impidieron la victoria local.

Planteamiento inicial

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Popovic mantuvo el 4-2-3-1 como sistema y prácticamente el mismo once. La entrada obligada de Manu Herrera y la primera titularidad de Jaime fueron las dos grandes novedades. Vallejo continuaba una vez más en el banquillo después del buen rendimiento ofrecido por la pareja de centrales Cabrera – Rubén.

Los costados, con Pedro y Jaime como puñales, se antojaban vitales, pero su rendimiento estuvo muy lejos de lo esperado. Por otro lado Aria volvía a tener una oportunidad de aportar más regularidad en sus intervenciones de calidad desde la media punta.

Repliegue intenso pero desorganizado

Con el Zaragoza queriendo llevar la iniciativa en los primeros minutos, el Leganés leyó muy bien cómo hacer daño al equipo de Popovic. El conjunto zaragocista buscaba sacar el balón desde atrás, con Wilk y sobretodo Dorca acercándose a los centrales para echar una mano en la salida. El Leganés presionó con Borja Lázaro a los dos centrales más el mediocentro que se retrasara, lo que permitió que el resto del equipo local pudiera tener superioridad en el resto del campo. Cada vez que Dorca y Wilk lanzaban un balón hacia delante, el jugador zaragocista que recibía se encontraba en inferioridad numérica y con muchas posibilidades de perder el balón.

Cuando se perdía el balón era cuando llegaban los verdaderos problemas del Zaragoza. El Leganés se lanzaba a los contraataques con Sastre haciendo volar a Eizmendi, Miramón y Szymanowski hacia delante. El Zaragoza se replegaba con intensidad y muchos hombres, pero lo hacía de forma desorganizada, basculando demasiado hacia la zona donde estaba el balón y dejando la zona de remate desprotegida.

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Demasiadas imprecisiones

Al margen del buen hacer del Leganés en el robo de balón, los jugadores zaragocistas tuvieron un partido muy gris con el balón. La mayoría de balones se rifaban y la precisión a la hora de dar pases, fueran estos sencillos o más complicados, fue bajísima a lo largo de todo el encuentro.

Esto hizo que jugadores como Pedro o Aria pasaran casi desapercibidos a lo largo de la primera mitad, especialmente en el caso del japonés, que necesita del balón para mostrar su juego. Jaime, que entraba como titular por primera vez esta temporada, si tuvo más contacto con el balón, pero sus intentos de desborde se tradujeron mayormente en pérdidas.

Una de las causas de estas imprecisiones pareció ser la falta de intensidad con balón a lo largo de todo el partido. Controles lentos y falta de movimiento por parte de casi todos los jugadores para apoyar al compañero con balón. Esta falta de intensidad también se notó a la hora de defender acciones dentro del área, como en el gol del Leganés.

Verticalidad para romper al Zaragoza

La verdadera fórmula del Leganés para romper al Zaragoza fue la verticalidad. Cuando los locales realizaron ataques estáticos, lo hicieron siempre con Lluís Sastre como base del juego. Con un Zaragoza organizado en defensa con dos líneas de 4 y Aria por delante, el Leganés decidió olvidarse de combatir contra el Zaragoza en su zona de mediocentros, para llevar el duelo más arriba, donde fueron superiores.

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Sastre combinaba en horizontal con Alberto o los laterales en campo propio, y al mínimo espacio que se abría, lanzaba un balón raso y vertical hacia la zona de mediapuntas, normalmente en los espacios que se produjeron entre los laterales y extremos zaragocistas. La movilidad y la velocidad de los hombres de ataque del conjunto de Garitano les permitieron recibir con ventaja y en una zona siempre peligrosa para el equipo zaragocista, que mostró muchas lagunas defensivas.

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Jorge Díaz activó al equipo

Popovic dio entrada a Ortuño al descanso. El punta se colocó algo por detrás de Ángel, para funcionar de apoyo, pero su rendimiento fue bastante pobre. Tanto Ortuño como Ángel realizaron desmarques de apoyo a la zona que dejaba Pedro en la izquierda en sus internadas hacia dentro, pero apenas recibieron balones en zonas más adelantadas.

Sin embargo Jorge Díaz si cambió al equipo. Pese a que el Leganés seguía teniendo ocasiones, a la hora de atacar el uruguayo le dio aíre fresco y, sobretodo, intensidad en las acciones ofensivas del equipo de Popovic. Rápido, habilidoso y vertical, Díaz activó a otros compañeros y empujó al equipo hacia arriba, encontrando su recompensa con un gol.

Un gol que sería definitivo, con un Zaragoza muy poco ambicioso en la recta final del encuentro y que tuvo que conformarse con un empate. No es mala noticia que en su peor partido de la temporada el Zaragoza no haya perdido y siga invicto, pero son evidentes los problemas de intensidad, creación y definición que padece el equipo.

Fuente de las imágenes: LFP
Artículo publicado originalmente en vavel.com

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