Análisis del Mallorca 0 – 0 Real Zaragoza
Nuevo empate del Real Zaragoza fuera de casa y el equipo de Ranko Popovic sigue imbatido lejos de su feudo. Los blanquillos fueron mejores durante la primera mitad, en la que crecieron a partir de algunas actuaciones individuales determinantes. En la segunda mitad el duelo se igualó, el Zaragoza retrasó líneas en el tramo final y perdió el control del esférico pero no de algunas fases del juego. Pese a todo es un punto valioso que permite al Zaragoza colocarse en puestos de ascenso directo.
Planteamiento inicial
Popovic repitió el once que ya se vio en el partido frente al Elche. Ángel volvió a actuar en la banda derecha, dejando de nuevo a Hinestroza en la izquierda. El delantero parece una opción seria para Popovic en el costado, pero esto hace que el equipo pierda un jugador de refresco para la delantera, aunque la entrada de Pedro en el equipo podría hacer cambiar esto.
En el resto del campo se mantuvo la estructura y jugadores que vienen siendo habituales, con la sólida pareja formada por Vallejo y Cabrera como escuderos de Bono, que suma otro partido más sin encajar gol. Los laterales tuvieron protagonismo, especialmente en la banda izquierda donde se exprimió Rico para aprovechar los movimientos de Hinestroza.
El Real Zaragoza con balón
La salida del Zaragoza al campo del Mallorca fue muy incisiva. Movimientos claros con balón y buscar que el encuentro no se descontrolara demasiado. Entre esos movimientos volvieron a aparecer algunas consignas que ya parecen constantes en el Real Zaragoza de Popovic. Morán se mantuvo siempre cercano a los dos centrales para asegurar la salida de balón y aprovecharse de cualquier balón que pudiera quedar suelto por esa zona. Dorca actúo más cercano a Morán que al área contraria, pero le falta dinamismo para el puesto y por momentos parecía que jugaba de pivote. Diamanka, por el contrario, llegó más al área, con libertad de movimientos pero siempre ofreciéndose con sentido.
Por otro lado en los costados se produjeron los movimientos más interesantes. Isaac y Ángel compartieron responsabilidades de amplitud y profundidad por la derecha, con el delantero muy voluntarioso e incisivo. En la izquierda, sorprendió la cantidad de movimientos interiores que realizó Hinestroza. Aunque el colombiano no tocó demasiados balones por dentro, si merodeó constantemente dicha zona, aprovechando el espacio que dejaba Dorca cuando se retrasaba. Esto permitía que Rico tuviera todo el carril para él. El lateral explotó su físico en las subidas y en la recuperación, pero estuvo impreciso en el pase.
En este contexto creció la primera gran individualidad del Zaragoza durante los primeros 45 minutos de partido. Morán, siempre cercano a los centrales, fue el dueño del partido en una gran parcela de terreno. Recuperando todos los balones que salían rechazados a su zona o que intentaban filtrar los jugadores locales, el pivote zaragocista siempre recibió con el fútbol de cara, con las opciones de pase que ofrece Dorca, más estático, y las que multiplica un Diamanka que esta vez no estuvo tan activo como en otras ocasiones. Pero el partido de Morán fue más allá de asegurar el control zaragocista con su gran ejecución en el pase. El mediocentro mostró serenidad en todo momento para marcar el ritmo del partido, sin miedo a hacer algún toque de más si sus compañeros necesitaban tiempo para desmarcarse y con mucha elegancia a la hora de orientarse en el campo, aunque eso supusiera regatear a un rival, siempre con calma.
Ortuño, básico en campo contrario
La otra gran individualidad de la primera parte fue Alfredo Ortuño. El delantero, cada vez más consolidado en la titularidad, ofreció un recital como referencia ofensiva. Enfrentándose a los dos centrales, el punta siempre fue un faro para sus compañeros, que lo buscaban una y otra vez. A partir de esos pases hacia Ortuño el Zaragoza consiguió llegar a campo contrario y avanzar líneas.
Ortuño recibía de espaldas a portería, aprovechándose de su físico para ganarle la partida a los centrales locales. La inmensa distancia entre la línea defensiva del Mallorca y la de sus centrocampistas, le ofrecía la posibilidad a Ortuño de marcar los tiempos y elegir si girarse para encarar a puerta o esperar la llegada de algunos compañeros de segunda línea.
Desde esa segunda línea, y aprovechándose de las ventajas que generó Ortuño, llegaron jugadores como Ángel, Hinestroza o Diamanka, que tuvieron buenas oportunidades durante la primera parte. La gran labor del delantero zaragocista, que perdió protagonismo en una segunda parte más igualada, mereció encontrar premio, pero el Zaragoza, tan poderoso en su propia área, se mostró débil a la hora de finalizar.
Un Mallorca lento
Una vez más el entramado defensivo del Zaragoza hizo que el rival pareciera menos de lo que se presuponía. El Mallorca acusó la presión a la que fue sometido por parte del Zaragoza. La falta de ideas del conjunto local se volvía más grave cuando Diamanka salía de su zona para acompañar a Ortuño en la presión. Con ambos situados en horizontal y presionando a los centrales rivales, el Mallorca no tenía más opción que despejar el balón hacia un costado o buscar a Bianchi, siempre atado por los centrales zaragocistas.
Cuando consiguió igualar el duelo, en la segunda mitad, el Mallorca superó con más facilidad la presión zaragocista. Sin embargo, la lentitud en la circulación de balón por parte de los locales permitía al equipo de Popovic recuperar posiciones y afianzar un bloque siempre compacto. El Mallorca avanzó metros por los cambios realizados y por su empuje que por sus argumentos futbolísticos.
Asegurar el empate
Con la entrada de Mouthino y Brandon el Mallorca consiguió llegar al área rival con más facilidad. El primero encaraba y desbordaba mientras el segundo, muy eléctrico, buscaba desordenar el compacto bloque zaragocistas con movimientos constantes. De las botas de ambos nacieron las mejores ocasiones locales, ya en la recta final del partido, y Popovic decidió asegurar el empate.
Viendo que el Mallorca empezaba a creer en el empate, el técnico decidió retrasar las líneas zaragocistas, y con la entrada de Abraham por Diamanka terminó de lanzar el mensaje de que se debía mantener el resultado en esos últimos minutos. En esa defensa cercana al área, donde Cabrera y Vallejo son tremendamente efectivos, realizó una gran labor Morán, manteniendo el triángulo con los centrales y luchando las segundas jugadas.
El Zaragoza pudo ganar el partido, tuvo mejores ocasiones y argumentos durante gran parte del encuentro. Cuando el Mallorca apretó al final del encuentro, Popovic decidió asegurar el empate, pero también se podría haber introducido a un jugador como Sergio Gil o Aria, para aprovechar los espacios que dejaba el Mallorca con sus pases. El técnico serbio consiguió lo que pretendía en esos últimos minutos, un empate que llegó, sobretodo, por la falta de acierto del Zaragoza de cara a puerta. Empate valioso al fin y al cabo, que permite al Zaragoza seguir imbatido fuera de casa, ahora debe hacerlo aún más valioso con una victoria frente al Valladolid.
Fuente de las imágenes: Canal+ y LFP
Artículo publicado originalmente en vavel.com
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