Real Zaragoza 3 – 1 CD Lugo | Crónica

Real Zaragoza 3 – 1 CD Lugo | Crónica

Vendrá la vida

Un negro manto de desolación cubrió el pecho de la Basílica cuando Manuherrera cabeceó un balón irrelevante que acabó en las botas de Ferreiro. La sorpresa no le impidió empujarlo al fondo de la red, provocando un sentimiento de abatimiento e incredulidad en los corazones del zaragocismo. Un gol que demostraba, una vez más, lo injusto que puede llegar a ser el fútbol, pues hasta ese momento, minuto 73, el equipo gallego no había logrado producir ninguna duda en el credo blanquiazul.

Luce el equipo lucense un tipo fino y esbelto que gusta a quien ama el fútbol combinativo y de toque. En eso no han cambiado después de la marcha del aragonés Luis Milla y bien que lo agradecimos el domingo cuando ambos equipos se enfrentaron en un partido que el zaragocismo desea recordar durante mucho tiempo. Si es así, querrá decir que las buenas noticias se han instalado en la orilla del Ebro, algo que el futuro ya comienza a aceptar de tal modo que hasta Carreras nos ha permitido comprobar que sabe sonreir.

Se sabía que la jornada era importante. La nutrida combinación de enfrentamientos directos entre los gallitos de la categoría hacía pensar que a poco que hubiese un par de resultados favorables y el Real Zaragoza cumpliese con su obligación, el paisaje se aclararía. Y a ello se dispuso el equipo aragonés. Sin embargo, los primeros intercambios hicieron ver que el Lugo traía una propuesta muy bien aprendida. Balones cortos, buenas relaciones entre sus jugadores, movimientos estudiados y ninguna concesión al juego directo. Y mucho juego a la espalda de Rico, que sufrió un acoso metálico y vertical que a punto estuvo de proporcionar un gol apresurado a pies de Caballero. Habría sido un durísimo golpe de consecuencias amargas.

El Lugo asfixiaba la salida de balón, que, obstinado, se empeñaba en acudir a los pies de Cabrera en lugar de a los de Morán. Decisión equivocada. El uruguayo es la peor opción para gobernar el inicio del viaje y eso hacía que el partido estuviese a lo que decidiese el equipo gallego. Además, el resto del campo actuaban con desconocida apatía, al tiempo que Pedro y Lanza decidían apagar cualquier luz que pudiese iluminar su juego. No era una buena idea la que ofrecía el Zaragoza, atado de pies y mente por su oponente. Por su parte, el Lugo veía cómo el partido no crecía a su amparo. No había motivos para creer que el marcador pudiera moverse y eso animó a la grada a expresar cierto enfado, solo amortiguado por los rápidos movimientos de Ángel, muy activo toda la tarde y que en el minuto 8 ya había avisado de su deseo de batir a José Juan.

La segunda parte no presentó modificaciones en la alineación, pero sí se produjo una mejoría en el juego del Real Zaragoza. El autor del cambio fue Lanzarote. El fino jugador zaragocista dio un paso lateral y abrillantó la banda con acciones nada fáciles de defender. Por sus botas pasaron muchos balones, surtidos por Morán, más adecuado a su misión, y Javi Ros, que protagonizó una segunda parte a voz completa. Esa conjunción animó a la afición a ponerle nombre a la tarde y lo hizo con el calor que no nos traía el viento. José Juan, el portero, se convirtió poco a poco en la figura de su equipo y evitó un par de ocasiones a pies de Ángel y Lanza.

El equipo iba creciendo porque la tarde así lo quería. El balón se quedaba cada vez con más frecuencia al amparo del Real Zaragoza, que manejaba el juego con paciencia y voluntad de jugada ancha. Quedaba tiempo y el relato acomodaba en cada párrafo una ocasión de gol. Sin embargo lo que nadie esperaba sucedió. Un balón suelto llegó a la zona del líbero que ahora es territorio Manuherrera. Este, en un gesto técnico arriesgado, cabeceó mal y quedó a los pies de Ferreiro. El gol golpeó con fiereza la esperanza zaragocista. Es un riesgo que se corre cuando el portero es el jugador número once. Un riesgo que habita en las estancias de los equipos atrevidos. Un riesgo que puede matar.

Quedaba muy poco tiempo, pero el Zaragoza no perdió el norte. Siguió el guión marcado y esperó su ocasión. Y aceptó el abrazo de la fortuna en forma de expulsión de Seoane. Además, el entrenador catalán volvió a acertar con los cambios. Hinestroza ya había salido por Pedro y ahora era Diamanka quien le pedía el relevo a Javi Ros. Fueron dos buenas decisiones, a la que hubo que sumar la salida de Dongou por Campins. Fue una sucesión de hechos que ayudaron a que se produjese una buena jugada de ataque que acabó con un remate seco y vidrioso de ángel. Gol merecido. Gol que incendia. El Lugo acusó el crochet y el equipo de Lluis Carreras optó por seguir jugando al fútbol.

Lo mejor estaba por llegar. Un minuto después, tras ejecutar un corner, Lanza bordaba un extraordinario chut que volteaba el corazón del león. Un golazo, un rayo dorado en medio de la noche, esa noche que no interroga, que solo escucha, que no se agota. Era un gesto mágico que puede alcanzar a convertirse en una tarde de historia. Menor, pues hablamos de la segunda división, pero historia para ser relatada, para coser estrella de memoria. Luego, por cierto, vendría el tercer gol, uno de esos goles que casi no celebras porque la piel se ha roto con el grito de la victoria inesperada.

Fue, en fin, un partido desgarrado y fragmentado con un final épico y nunca oscuro que puede convertir este camino en un sendero que nos lleve, por fin, de vuelta a casa. A Primera.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Manu Herrera; Campins (Dongou, min.81), Guitián, Cabrera, Rico; Javi Ros (Diamanka, min.77), Erik Morán, Culio; Lanzarote, Ángel y Pedro (Hinestroza, min.63).

C.D. Lugo:
José Juan; De Coz (Pau Cendrós, min.68), Carlos Hernández, Dealbert, Manu; Iriome (Martínez, min.72), Carlos Pita, Seoane, Ferreiro (Jonathan Pereira, min.88); Campillo y Caballero;

Goles:
0-1. min.74. Ferreiro; 1-1. min.83. Ángel; 2-1. min.84. Lanzarote; 3-1. min.92. Dongou.

Árbitro:
De la Fuente Ramos, del Castellano-leonés. Expulsó por doble amonestación al visitante Seoane (min.75) y con roja directa a Pau Cendrós (min.94). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Erik Morán y Guitián y al visitante Carlos Pita.

Incidencias:
partido correspondiente a la jornada 27 de la Liga Adelante disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 16.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de Rafa Iriondo, que fuera entrenador del equipo aragonés en la temporada 1971-72.

Puntuaciones

Manu Herrera: 3. Su grave fallo puede convertirse en un hecho legendario.
Campins: 3. Altivo, audaz y rápido.
Cabrera: 3. Poderoso y más pausado en el manejo del balón.
Guitián: 4. Seguro, aguerrido y gobernador.
Rico: 1. Muy incierto e inestable.
Morán: 3. Empezó desdibujado pero recuperó prestaciones correctas-
Javi Ros: 4. Comenzó frío pero hizo una segunda parte atlética y osada.
Pedro: 1. Lo dijo Carreras: espeso.
Culio: 3. De nuevo comandó el partido cuando hizo falta.
Lanzarote: 4. Sin duda el mejor del partido. Valiente, talentoso y decisivo. Gran gol.
Ángel: 4. Luchó, inventó vidas y las vivió por todos. Y goleó.
Hinestroza: 3. Agitó el partido con sus incursiones por la banda.
Diamanka: 3. Entró cuando el partido estaba para él. Ahí se mueve como pez en el agua.
Dongou: 2. Metió el tercer gol.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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