Real Zaragoza 1 – 3 Elche CF | Crónica

Real Zaragoza 1 – 3 Elche CF | Crónica

Persiguiendo sombras

¿Por dónde empezar? ¿Qué palabras serán las primeras? ¿En qué puerto guardaremos nuestra desolación? Seguramente el león de nuestro escudo también se encuentre en estos momentos abatido y confuso ante tanto abatimiento.. Probablemente nuestros héroes pretéritos sientan, como todos nosotros, que algo se está resquebrajando en sus corazones. Porque es muy difícil mantener la frente alta cuando nuestro equipo recibe una bofetada como la de ayer y no encuentra explicación a tanta miseria.

Dijo Luis Milla que ahora es necesario ser humildes. Todos. Jugadores y técnicos, club y afición. Es un desafío de gran magnitud en tiempos de agonía y se me alcanza que es un mensaje que tiene mil destinatarios aunque no sé cuántos de ellos están, estamos dispuestos a aceptarlo. Humildad y solidaridad, como dijo Silva. Y fortaleza de ánimo, como ha dicho hoy Ángel. Son, en fin, múltiples los análisis pero muy pocos, o ninguno, aciertan con la verdad. Al menos no con toda la verdad.

El aficionado, el zaragocista de corazón, de pasado y futuro, sufre y acoge los embates del dolor, pero es el único actor que no tiene papel en esta maldita obra. Nada puede decidir. Sólo contemplar, atónito, cómo su equipo afronta el choque con una cierta intención de competir pero se viene abajo al recibir un gol. Se muere ante la primera ola orgullosa y ya no es capaz de revivir. Quiere jugar al fútbol pero no puede. Y a veces, ni siquiera sabe. Sus jugadores están aterrorizados ante la sola idea de la derrota, del fracaso y únicamente tres o cuatro soldados del valor como Zapater, como Ángel, como Edu García, como a ratos José Enrique son capaces de vestir con dignidad y honor la camiseta de nuestras vidas.

Juegan al fútbol como pidiendo permiso, como rogando que no me ganes, pero claro, el contrincante no entiende de miedos ni temores y si puede hincar el colmillo en el cuello lo hace. Y no una, sino dos, tres veces. Y le satisface contemplar el pánico que se apodera de esos muchachos herederos de nuestra historia cuyos músculos se deshacen cuando llegan las dificultades. Algunos de ellos, entonces, deciden que la tierra les trague y ya nada merece su lucha, su esfuerzo, su pundonor. Miran alrededor y no ven sino el vacío y desearían estar a mil kilómetros del altar de la Basílica, que, por otra parte, se atreve a censurar con tímidos silbidos la pobreza del combate.

En la banda un entrenador que apela al apoyo de los suyos una y dos veces. “Si ellos están conmigo yo estoy con ellos”. Eso está bien, pero en esta ceremonia de los dislates hace falta algo más que una rueda de prensa. Es preciso gobernar el bajel desarbolado en que se ha convertido este equipo y el capitán, a veces, más parece congraciarse con la tragedia que buscar rutas alternativas en medio de la tormenta perfecta. Y eso, en este universo maldito y bendito que es el fútbol, suele no ser suficiente. Contempla cómo su portero se autodestruye con sus errores obscenos, cómo su defensa le enseña al enemigo los flancos descubiertos, cómo el centro del campo se resquebraja como un amor adolescente y cómo sus delanteros yerran ocasión tras ocasión engullidos por la insoportable levedad del gol.

Este equipo ha perdido el norte y la brújula. Ayer, solo después de una dura reprimenda en el descanso supo encontrar mínimamente el camino de la casta, el orgullo y la dignidad. Pero no bastó. Consiguió aproximarse a las trincheras del enemigo demostrando que ellos, todos ellos, tampoco son buenos, pero hay una garra que aprisiona sus músculos y su entendimiento y así es imposible. Hay demasiada desorientación, demasiado desgobierno, demasiados egos enfrentados. Hay demasiada mediocridad. Y no solo como jugadores. Cuando Milla habla de humildad ya está diciendo mucho. Nos está diciendo que falta generosidad, compromiso con unos colores y lo que es más importante: amor a una afición que vive y muere por su equipo del alma. Que nazca y crezca pronto el líder que enderece la proa del Real Zaragoza. Porque hoy el zaragocismo agoniza abrazado a la desesperación.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Irureta; Fran, Marcelo Silva, Cabrera, José Enrique; Zapater; Lanzarote, Erik Morán (Javi Ros, min.57), Alex Barrera (Juan Muñoz, min.46), Xumetra (Edu García, min.49); y Ángel.

Elche CF:
Juan Carlos; Rober Correa, José Ángel, Pelegrín, Edu Albácar; Alex Fernández, Dorca; Pedro, Pelayo (Josete, min.81), Hervías (Liberto, min.77); y Nino (Guillermo, min.69).

Goles:
0-1. min.30. Pelayo; 0-2. min.34. Nino; 0-3. min.45. Pelayo; 1-3. min.64. Ángel.

Árbitro:
Cordero Vega, del Comité Cántabro. Amonestó con tarjeta amarilla al local Cabrera y a los visitantes Rober Correa y Pedro.

Incidencias:
Partido correspondiente a la décima jornada de LaLiga 1/2/3 disputado en el estadio La Romareda de Zaragoza ante unos 15.000 espectadores.

Puntuaciones

Irureta: 0. Lamentable actuación. No puede con la responsabilidad.
Fran: 3. Buena primera parte. Activo, osado y rápido.
Silva: 1. No encuentra su sitio y peca de lentitud.
Cabrera: 0. Completamente desorientado.
José Enrique: 2. Tuvo un comportamiento correcto, con detalles de calidad.
Zapater: 3. Trabajó mucho y luchó todo.
Morán: 1. Irregular y poco importante.
Barrera: 1. Tiene problemas ubicación y de gestión del juego.
Lanzarote: 1. Apagado, pasivo y poco solidario.
Xumetra: 1. Jugó disminuido. No aportó en el juego y no profundizó.
Ángel: 3. Como siempre, buscó huecos y desmarque. Goleó.
Juan Muñoz: 2. Lo intentó todo pero no encontró apoyo.
Edu García: 3. Dio el pase de gol y buscó siempre el desborde. Se reivindicó.
Javi Ros: 2. Le dio equilibrio al equipo en una posición que le gusta.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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