Real Zaragoza 0 – 1 Sevilla Atl. | Crónica

Real Zaragoza 0 – 1 Sevilla Atl. | Crónica

El presente no es futuro

Ojalá la tarde de ayer sea una puerta que se abre cuando todas parece que se cierran. Ojalá que la derrota ante el Sevilla At. signifique lo mismo que el cachete que nuestros abuelos nos daban para reconvenir nuestras infantiles insolencias. Ojalá que el balón que ayer taladró la otras veces inaccesible portería de Cristian regrese a las botas de los nuestros en son de paz y recupere amistades perdidas. Ojalá, digo, escribo, de la cara de estupefacción que se le quedó al zaragocismo a las seis de la tarde se caiga la pintura con la que los osados y juguetones jugadores sevillistas ensuciaron nuestra tonta soberbia. Ojalá.

No será fácil olvidar esa especie de mal reflejo de Palamós que ayer tuvo que sufrir la Vieja Dama Blanca. No nos merecíamos semejante afrenta, ocho días después de la gigantesca gesta que protagonizó el Real Zaragoza en casa del rival menos querido, en el Sadar. O sí. Por poco humildes, por necios, por prepotentes. El corazón del león había decidido que con latir tres o cuatro veces por minuto podría destrozar a los inmaduros hijos de Triana, pero no tuvo que pasar mucho tiempo para que nos diéramos cuenta de que aquello no pintaba bien. Nada bien.

Apenas corría el minuto 3 y el Sevilla At. ya se había atrevido a acercarse a los dominios del gran Cristian y presentar su tarjeta de visita. El equipo de Natxo no pareció darse por enterado y optó por no llegar a ningún balón dividido, por no combinar con inteligencia, por no traspasar la medular con calidad y señorío. El equipo zaragozano ayer no se reconocía a sí mismo y por eso la grada, cuando apenas estábamos en el minuto 15, ya trató de despejar los nubarrones mentales a sus muchachos con silbidos acerados.

El Sevilla se gustaba. Sabía qué hacer, cuándo y cómo hacerlo y ante semejante sencillez futbolística el Zaragoza comenzó a decaer. No había jugada en la que mostrasen su superioridad y cada balón dividido acababa pintado de rojo sangre. Ni una sola vez vio el discreto portero andaluz peligrar su marco, mientras que las torpezas de los blanquillos lograban exasperar a su público. Perone perdía el balón varias veces, Grippo no conectaba con la medular y Eguaras trataba de respirar ahogado por la presión de los contrarios. Los flancos solo encontraban caminos perdurables en la banda de Lasure, cuyos centros, sin embargo, no encontraban rematador. Guti y Zapa corrían desnortados tratando de aligerar a su amigo navarro para que encontrase líneas de pase, pero todo era en vano. Y por si fuera poco, ni Pombo ni Buff, quizás desordenados por su propia calidad, deambulaban por la media punta sin ofrecerle a Borja ni una combinación razonable.

Nadie se creía lo que estaba viendo y por eso las muestras de protesta cada vez eran más frecuentes en las localidades de la Basílica. Se produjeron varias aproximaciones de los sevillistas, que descubrieron atónitos que aquello podía tener color visitante a poco que afinasen la puntería. Y eso ocurrió en el minuto 44. Un cómodo acercamiento de Mena fue el preludio de un chut imparable que se coló por la escuadra de Cristian, justo en el momento en que Eguaras era atendido en la banda de una herida en la cara. El bofetón fue de campeonato y nos recordó a otros golpes históricos recibidos por el zaragocismo en otros tiempos. Como el de Javito el día del Aris, por ejemplo.

Se llegaba así al descanso y la hinchada aragonesa solo deseaba que el broncazo de Natxo a sus chavales se oyese en las faldas del Moncayo. No podía ser que una ocasión tan clara para engancharse a la cabeza la dejásemos morir por no saber ganar un partido hecho a medida.

Sin embargo, la segunda `parte fue la confirmación del desastre. El Zaragoza no solo no era capaz de abrir el más mínimo boquete en la defensa del Sevilla At., sino que el equipo de Tevenet se permitió el lujo de crear varias ocasiones de gran peligro que no convirtió por impericia o por el buen hacer de Cristian. Al contrario no hubo respuesta. Natxo González tiró de repertorio y cambió a un estéril Buff por Febas, que salió con muchas ganas pero muy poca exactitud. El panorama no cambió. El filial sevillista se cerró muy bien y los argumentos del Zaragoza eran tan pobres que casi daba pena ver a sus jugadores correr sin rumbo y combinar infinitos pases laterales. Como en los mejores peores tiempos.

Después, Toquero y Alain salieron por Lasure y Zapater, pero no maduró la propuesta. Los minutos pasaban y la desesperanza se instaló en la grada zaragocista. Ni en el peor de los sueños nadie pudo imaginar una derrota tan vergonzosa, pero la realidad se mostró tozuda e invariable. Por eso, cuando el árbitro pitó el final del partido, quien más quien menos se agarró a la única idea que podíamos hacer nuestra: ojalá esta derrota sea ese fracaso que todos sabíamos que tenía que llegar. Y que mejor que llegue ahora y no en la última jornada en Barcelona. Porque morir en la última estación sería algo insoportable. Otro Palamós sería una muerte demasiado cruel. Ahora toca levantar la mirada y el ánimo y volver a nuestra esencia: luchar, apoyarnos, ser serios y no creer en lo que no existe. No creer en el futuro cuando aún queda mucho presente por vivir.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez, Benito, Grippo, Perone, Lasure (Oyarzun, 72′), Eguaras, Zapater (Febas, 64′), Guti, Buff, Pombo (Toquero, 72′) y Borja Iglesias.

Sevilla Atl.:
Caro, Carmona, Cristian, Álex Muñoz, Matos (Borja, 23′), Fede, Mena, Olavide (Eteki, 63′), Boutobba, Curro (Genaro, 78′) y Marc Gual.

Goles:
0-1, min. 44; Mena.

Árbitro:
Pulido Santana (Colegio canario). Amonestó a Cristian (24′), Eguaras (28′), Álex Muñoz (54′), Curro (71′) y Borja (88′).

Incidencias:
Partido correspondiente a la jornada 32 de LaLiga 1|2|3, disputado en La Romareda ante 22.529 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 3. Recibió un gol pero aún tuvo ocasión de salvar tres buenas ocasiones.
Benito: 1. Torpe y dubitativo. No encaró en ataque.
Perone: 1. Su peor partido. Inseguro y desequilibrado.
Grippo: 1. Se contagió de la inseguridad del Perone y perdió el norte.
Lasure: 2. Comenzó bien, pero fracasó en ataque y al final se nubló.
Eguaras: 2. Muy bien tapado, lo intentó de mil maneras si fortuna-
Zapater: 1. No se acopló a su gente y no leyó bien el partido.
Guti: 1. Errático y descoordinado con los suyos.
Buff: 1. No encontró caminos y no superó ningún obstáculo.
Pombo: 1. Lento, algo indolente y desubicado.
Borja: 1. No recibió ningún balón con posibilidades. Ocupó espacios ajenos a él.
Febas: 1. Trató de poner velocidad, pero no acertó en sus decisiones.
Toquero: 1. No aportó soluciones. Corrió sin destino razonable.
Alain: 1. Corrió su banda pero no acertó a proporcionar balones cómplices.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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