Real Zaragoza 0 – 2 AD Alcorcón | Crónica

Real Zaragoza 0 – 2 AD Alcorcón | Crónica

Sin reblar

Que lo sepa el mundo. “Reblar” es un verbo que utilizamos en Aragón para expresar que no vamos a ceder, que permanecemos empeñados en un propósito. Y “Sin reblar” es el título del himno del Real Zaragoza de los años 70 hasta que en 1986 se adoptó el actual. Mi niñez, en fin, estuvo perfumada de las notas de aquel cántico con el que mi Real Zaragoza saltaba al césped de la Basílica para enfrentarse a adversarios de todo pelaje. Sin reblar, pues, es una expresión que es muy nuestra, de todos los aragoneses. No la jodamos.

Y eso mismo es lo que hoy quiero trasladar a mis lectores. Si ha habido un momento en la historia del club de mi vida en que ha hecho falta atarse los machos y empentar todos en la misma dirección, ese es el hoy que nos toca vivir. Tras la dolorosa derrota de ayer ante un granítico y espumoso Alcorcón, un equipo que se las sabe todas, el Real Zaragoza cayó en las mil y una trampas que los madrileños le tendieron y mordió el polvo de la impericia. Y de la torpeza. Y de la inocencia. Y de la flaccidez física. Y del desacierto. Y del aturdimiento.

Salió el equipo de Víctor con el mismo espíritu atrevido y vertical que tan buen resultado le dio en Cádiz. Pep Biel, el chico que realizó un gran partido hace unos días y había metido dos buenos goles, ya lo intentó en el minuto 1, pero su disparo lo despejó con una aparatosa palomita. Buen comienzo. Pero mala continuación. En la siguiente jugada el Alcorcón rompió la línea defensiva con una pase blando entre los dos centrales que recogió Juan Muñoz, aquel pepino que nos amargó con su estéril presencia hace dos años, para batir con suavidad a Cristian.

El crochet fue de categoría. De nuevo a remar contra corriente. De nuevo empezaba un partido con la negrura de un gol en contra estampada en la frente. Y de nuevo una mala praxis arbitral. Boateng agredió a James con una entrada salvaje que solo mereció una amarilla. Muy leve castigo, si consideramos que en estas tierras se ha expulsado a Soro por un leve manotazo después de recibir varias provocaciones. James quedó malherido y tuvo que abandonar el partido minutos después. Si sería flagrante la bárbara entrada del jugador del Alcorcón, que el propio entrenador amarillo lo retiró del campo en el minuto 23 para evitar males mayores El Zaragoza no se encogió, es verdad. Siguió con su argumentario y logró crear varias ocasiones de gol, alguna muy buena. Como la que dispuso Pombo en el minuto 12 que abortó Jiménez con un paradón y la que propuso Nieto poco después, que también rechazó el portero visitante.

El partido tuvo entonces una fase insípida, en la que el Alcorcón se encontró muy cómodo y el Zaragoza no encontró caminos de conquista, con un Nieto muy activo y con buena energía atacante. Sus centros, sin embargo, no encontraba rematador. Solo uno de ellos lo logró, pero su receptor, Soro, falló clamorosamente su chut cuando tenía todo a favor. Fue la última ocasión antes del descanso, pues los jugadores que tenían que contribuir a enjugar el fiasco de partido que estaba siendo, no encontraban ni caminos nítidos ni recovecos sorprendentes que nos llevasen al empate.

La caseta fue el lugar del primer cambio. Víctor retiró a Soro, muy obtuso toda la noche, por Linares, buscando más chispa en el ataque. Pero el que primero dio fue el Alcorcón. En el minuto 50 una contra eléctrica de Gavilán le llevó hasta el borde del área, desde donde lanzó un misil que desvió magistralmente Cristian, el Divino. Fue una jugada que nos mostró la punta de la guadaña por la esquina de la noche. Eso sí, el Zaragoza reaccionó con dos buenas ocasiones que de haberse convertido habrían supuesto el empate y quén sabe si el cambio de rumbo de un bajel que amenazaba naufragio a cada ráfaga de viento en contra.

Pombo fue el primero. Recibió un magistral balón de Álvaro, escorado a la derecha al estar Linares en el césped, pero su chut, potente y colocado, lo desvió prodigiosamente Jiménez. Otro gol cantado que el del Arrabal desperdiciaba, para su desesperación y la de todos. Poco después fue Linares quien recogió otro buen balón de Álvaro, pero su regate al portero no fue suficiente para alojar el balón en la red. No estaba de Dios que ayer golease el equipo de Víctor. Después de lograr seis goles en dos partidos, ayer no fueron suficientes 21 remates para conseguir ni un solo tanto. La lectura es clara. Si a eso añadimos que la defensa fue un ejercicio de inoperancia, podemos extraer una conclusión no por evidente menos demoledora.

Esa fragilidad defensiva se demostró poco después, cuando el Alcorcón rescató un balón en su línea de medios y lanzó a su infantería de la mano de Sangalli, que le rompió el espinazo al centro del campo aragonés y llegó a las inmediaciones del área fresco y voraz para regalarle a Juan Muñoz, de nuevo el Pepino, un balón definitivo. Ahí morimos todos. Porque el Alcorcón se maneja en estas aguas revueltas y turbias como un cocodrilo en el Nilo. Sabe lo que hay que hacer, cómo hay que hacerlo y cuándo. Caídas, lesiones fingidas, masajista y doctor al césped, interrupciones…Si se jugaron quince minutos en toda la segunda parte ya se jugaron muchos. Y ahí el Zaragoza se hunde. Como en aquella arenas movedizas de las películas de Tarzán.

Víctor tiró de repertorio y quitó a Pombo, que recibió una monumental bronca de las que hacía años que no se escuchaban hacia un solo jugador, y puso a Aguirre, que no aportaría nada. El partido estaba amortizado. El Zaragoza no sabía qué hacer, y si lo sabía no supo cómo hacerlo. Solo Guti lo intentó desde lejos con un chut helicoidal que lamió el poste, pero de ahí al final, la nada. Lo más reseñable el grandioso enfado de una afición que ha entrado en pánico y lo expresa con pitidos, gritos y hasta insultos a sus muchachos. Es la muestra de la impotencia, la expresión del horror que merodea por los aledaños del zaragocismo y amenaza con engullirnos a todos. Por eso, es el momento de hacernos fuertes, confiar en Víctor y hacer bueno el título del viejo himno que, una vez, acompañó nuestros éxitos: sin reblar.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Zapater, Verdasca, Álex Muñoz, Nieto; Eguaras, P. Biel, Igbekeme (Raúl Guti, 20); Soro (Linares, 46), Pombo (Aguirre, 71); y Álvaro Vázquez.

AD Alcorcón:
Dani Jiménez; Laure, David Fernández, Rodas, Aly; Boateng (Toribio, 23), Eddy Silvestre; Sangalli (Dorca, 73), Galán, Gavilán (Victor Casadesús, 50); y Juan Muñoz.

Goles:
0-1, min. 3: Juan Muñoz. 0-2, min. 67: Juan Muñoz.

Árbitro:
Pérez Pallas (Comité Gallego). Amonestó a Boateng (7), Eddy Silvestre (35), Toribio (58), Dani Jiménez (75) y Dorca (79).

Incidencias:
Partido de la 34ª jornada de LaLiga 123 disputado en La Romareda ante unos 21.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 3. Poco trabajo pero evitó un gol cantado. En los goles, poco pudo hacer.
Zapater: 1. Mal partido. Superado, lento e ineficaz.
Verdasca: 0. Horrible en todas las facetas.
Álex Muñoz: 0. No supo qué hacer en ninguna acción.
Nieto: 4. El mejor. Muy bien en ataque y algo más expuesto en defensa.
Eguaras: 1. Inexacto, frágil y fallón.
Pep Biel: 1. Empezó bien, pero en seguida se desinfló.
James: S.C.
Soro: 0. Apagado y sin ánimo.
Pombo: 1. Lo intentó de todas las manera. Tuvo dos excelentes ocasiones, que marró.
Álvaro: 3. Activo, presente y generoso. Dio dos magníficos balones.
Guti: 2. Tuvo que suplir a James, pero es muy diferente. No se encontró.
Linares: 2. Corrió, se ofreció y casi marca.
Aguirre: 1. Inoperante y poco útil.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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