Real Zaragoza 0 – 2 Málaga CF | Crónica

Real Zaragoza 0 – 2 Málaga CF | Crónica

Dime tú qué es dudar

Seguramente el llanto de Marc Gual hizo más grande el partido que jugó ayer el Real Zaragoza frente al árido Málaga. Su desolación es un lienzo compartido en el que cada error en defensa es un brochazo grueso; cada ocasión fallada en ataque es una grieta en la paleta. Un mal cuadro más propio de un tiempo que nos duele y del que nos va a costar una vida deshacernos. Algo con lo que nos cuesta convivir porque nuestra sangre corre por venas de delicia futbolística, no por gruesas arterias de pico y pala. Ayer, es decir, un equipo valiente y de dulce vocación acabó destrozado por la rugosidad de las armaduras enemigas. Y eso duele.

El Real Zaragoza de Víctor tiene unas cuantas limitaciones futbolísticas pero también dispone de argumentos que enamoran. En un encuentro dado a la pugna y al choque virulento, los blanquillos trataron el balón con sumo gusto en todo momento, tratando de hollar la aguerrida defensa malacitana. Jugó con pases medidos y combinaciones pacientes buscando un hueco por el que penetrar y llegar a los dominios de Munir, pero la grada en seguida fue consciente de que aquello iba a ser duro. Muy duro.

El Málaga se encerró en su territorio y decretó que allí no entraba nadie. Nadie, al menos, con el balón jugado. Sin embargo, eso no fue obstáculo para que los de Víctor, bien comandados por Eguaras y alentados con sus galopadas por Pombo, se atreviesen a todo. Así, el 8 zaragocista lo intentó en seguida con un chut lejano y poco después con un disparo desde el borde del área que repelió bien Munir. Eran acciones verticales que definían muy bien la propuesta zaragocista si bien se hacía necesario definir el plan, algo que no parecía fácil de lograr.

Al filo de la media hora una mala cesión de Lasure habilitó a Blanco, que se plantó ante Christian dispuesto a todo. Afortunadamente la actuación del portero y la torpeza del delantero fueron suficientes para abortar la ocasión. Que no sería la última, pues unos minutos después se produjo una falta lateral a cargo de Guitián. Bien ejecutada, el central Ricca remató el 0-1. Demasiada recompensa para muy pocos méritos, pero sabido es que el fútbol es ese deporte no siempre generoso con el voluntarioso.

Si Marc Gual hubiese acertado en su remate unos minutos después, el partido habría entrado en una segunda fase atractiva para el Zaragoza, pero su chut salió desviado junto al poste izquierdo. Quizás era el preludio de lo que iba a suceder en la segunda parte, pues desde entonces hasta el descanso poco más sucedió. El Zaragoza merodeando el área contraria y el Málaga entorpeciendo cualquier gesto futbolístico de interés.

En el descanso, Víctor quitó a Guti, aún debilitado por su proceso febril, y le pidió a Soro que agitase la defensa andaluza. El de Ejea cumpliría de sobras, muy bien conectado con Benito y Pombo, con gestos y acciones muy interesantes que auguran un buen futuro. Y el partido nos mostró algunas posibilidades que la afición alentó con su apoyo.

Se ejecutaron varias acciones de peligro que no acabaron en gol por la impericia de los delanteros aragoneses. Protagonismo especial tuvo Gual, quien dispuso de dos situaciones muy claras de gol que no acertó a transformar. La primera tras robar él mismo un balón que no llevó hasta la red contraria porque su disparo llegó debilitado a Munir. La segunda, la más clara, tras un precioso taconazo de Soro que le permitió plantarse solo ante el portero marroquí. Sin embargo, de nuevo su disparo encontró al arquero malaguista cuando ya la grada cantaba gol. No era su noche, como hace ya mucho tiempo que no lo es, y eso generó impaciencia en la afición y ansiedad en el equipo.

A todo ello no ayudaba una actuación arbitral desastrosa, claramente perjudicial con el Zaragoza y contemplativa con la dureza extrema de los jugadores del Málaga. La prueba más evidente es la lesión de Ros tras una violenta entrada de Keidi que trastocó no solo los planes de Victor sino el peroné del navarro. Así, el entrenador zaragozano tiró de velocidad, la de Aguirre, y de compromiso, el de Zapater con la intención de al menos equilibrar la balanza. No sirvió. El partido moría, la grada alentaba y los chicos del león tiraban de corazón, pero no alcanzaba.

Y como hemos escrito más arriba: el fútbol es bastardo y cruel con el débil. Y ayer se volvió a demostrar. Una jugada embarullada, con la defensa descolocada y alborotada fue la antesala del segundo gol visitante. Adrián acertó a rematar un balón travieso que por allí andaba y se acabó la luz. Un 0-2 demoledor en cuanto a la clasificación pero un partido para el orgullo, la esperanza y la fortaleza de ánimo que tiene que mantener este equipo para salir del horrendo pozo en el que nos hallamos.

Se jugó bien y la iniciativa y la propuesta futbolística nos agradan, pues comulgamos con ellas. Ahora hay que solucionar los errores que se cometen en ambas áreas. Y eso solo se consigue con trabajo, compromiso y deseo de mejorar. Y con un par de fichajes que ayuden a evolucionar y fortalecer al grupo.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Benito, Guitián, Álex Muñoz, Lasure; Eguaras (Zapater, 72); Raúl Guti (Soro, 46), Javi Ros (Aguirre, 60), Igbekeme; Pombo; y M. Gual.

Málaga CF:
Munir; Cifuentes, Pau Torres, Diego González, Ricca; Lacen (Adrián González, 46), N’Diaye; Hugo (Juanpi Añor, 46), Keidi, Renato (Iván González, 84); y Blanco.

Goles:
0-1, min. 29: Ricca. 0-2, min. 81: Adrián González.

Árbitro:
Pizarro Gómez (Comité Madrileño). Amonestó a Guitián (28), Lacen (34), Keidi (58), Benito (68) y Pau Torres (80).

Incidencias:
Partido de la 21ª jornada de LaLiga 123 disputado en La Romareda ante unos 25.000 espectadores.

Puntuaciones

Christian: 3. Poco trabajo bien resuelto.
Benito: 4. Estuvo fantástico. Incisivo y creativo por su banda.
Gutián: 3. Correcto en general, en los goles algo más puco hacer.
Álex: 2. Algo inestable, le faltó contundencia.
Lasure: 2. Irregular y falto de rigor táctico.
Eguaras: 3. Gobernó adecuadamente el equipo. Le faltó físico.
Ros: 3. Trabajador, generoso y presente.
Guti: 2. Algo debilitado, su aportación se quedó a medias.
Igbekeme: 4. Estuvo acertado casi siempre. Emergió en situaciones complicadas.
Pombo: 4. Está a gran altura. Incisivo y talentoso. Debe mejorar el chut.
Gual: 3. Extraordinario derroche e inteligencia en sus movimiento. Lástima sus errores.
Soro: 4. Estuvo fino, creativo y transgresor.
Aguirre: 3. Aporta velocidad y regate. Quizás con continuidad veamos al mejor Aguirre.
Zapater: 3. Como siempre: su tesón, rasmia y fe son encomiables.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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