Real Zaragoza 1 – 0 Elche CF | Crónica

Real Zaragoza 1 – 0 Elche CF | Crónica

Oxígeno entre palmeras

Partido rugoso, de viruta oxidada. Partido de verbo temprano y agonía prolongada. Partido injusto con la historia del club pero justo en el resultado, el único botín posible anoche.

Cuando el equipo saltó al campo la afición lo recibió como en las grandes ocasiones. Como si ayer se jugara una final, como si enfrente estuviesen los mejores del campeonato. La afición, que volvió a ser la aliada indesmayable y renovó su compromiso, firmado con sangre azul y blanca, con un escudo que resiste con bravura los embates del destino. La muestra fue el tifo que el gol de pie preparó, aunque fuese digno de escenarios más honrosos que un partido de segunda, que una pugna por no morir. Pero este es nuestro Real Zaragoza, este es nuestro corazón malherido.

Víctor, cuya imagen se agiganta conforme van pasando los partidos, afrontó el choque con un ejército paupérrimo, mermado por lesiones y sanciones. Ubicando sus pocas y maltrechas piezas con la sabiduría que el Universo le otorgó, emplazó a Zapater en un lateral izquierdo de excelso recuerdo, el de aquel 6-1 de febrero de 2006 al pulcro Real Madrid. Empleó a Aguirre de volante zurdo, le pidió a Linares que agitase la defensa ilicitana y le propuso a Pep Biel que hiciera de Guti. Y el comienzo iluminó nuestra esperanza.

Justo es decir que la afición está aterrorizada, que aún se frota los ojos, incrédula, ante el miserable panorama que amenaza nuestra vidas. Por eso, cuando en los primeros minutos el equipo jugó al fútbol, algo se movió en la grada de la Basílica. En apenas tres minutos el equipo diseñó varias jugadas que llevaban el sello de la casa. Combinación, posesión sensata, alma vertical y chut. Y anhelo de existir. Eso lo interpretó muy bien Guitián cuando en el minuto 4 prolongó un excepcional balón a Pep Biel para que el balear llegase a la línea de fondo. Desde allí le regaló un “caramelo sin papel” a Linares, que alojó el balón con decisión en la red de Badía. Fue un gol impecable que el de Fuentes celebró con un gesto de amor infinito al Zaragoza y con un respetuosísimo mensaje a la afición del Elche, por el cariño que le tiene al club verdiblanco y a la ciudad.

El partido se ponía como nunca. Hacía muchos, muchísimos partidos que el club aragonés no arrancaba ganando y esa situación había que saber gestionarla. Máxime cuando enfrente había un equipo con mucha pólvora arriba y que en seguida se puso a la faena. Apenas dos minutos después Alexander ya dispuso de una magnífica ocasión que se fue fuera por poco. Y no contentos con eso, los de Pacheta pusieron en graves aprietos a los blanquillos con sendas oportunidades a cargo de Yacine y Josan. Afortunadamente juega con nosotros Cristian, el Divino, quien una vez más salvó a los suyos con dos intervenciones magistrales. Dignas de incorporarlas a la videoteca zaragocista.

La primera parte fue un período bien gobernado por el Zaragoza. Sin brillantez, sin demasiada coherencia, pero con eficacia. Incluso llegó a construir dos momentos de peligro. Uno, cuando Biel disparó y el balón rozó a un contrario poniendo en apuros a Badía. Dos, cuando Linares fue derribado en el área en una ocasión manifiesta de gol, si bien el andaluz Milla Alvendiz no lo consideró tal.

En medio de un choque desigual en fútbol y ocasiones, Benito se lesionó. Era un nuevo contratiempo que añadir a los muchos obstáculos que emborronan el día a día zaragocista. Delmás se sumó a la causa y colaboró en sostener al equipo, que pudo haberse ido a la caseta con el 2-0 en el casillero si Soro hubiera acertado a rematar bien un balón suelto ante Badía.

El comienzo de la segunda parte fue un documento con párrafos verdes desde el minuto 1. El Elche se avino a buscar el gol del empate y el Zaragoza aguardaba con calma y corrección a que se aclarase un tanto el panorama. Hubo un par de jugadas levantinas con cierta intención aunque leve peligro, pero en el minuto 54 el corazón blanquillo se detuvo cuando Sánchez lanzó un misil oblicuo que se fuera por poco. Fue una buena ocasión que anunciaba lo que podía ser esta segunda parte si el Zaragoza no se sacudía el dominio del rival.

Se había producido un cortocircuito en el centro del campo aragonés. Eguaras había perdido importancia, James no lucía y Biel se encontraba en fase de disminución. Era una situación preocupante, pues la defensa tenía que ajustar bien sus pespuntes para evitar situaciones de peligro y los atacantes se hallaban demasiado lejos de todo. Era un escenario de poco alivio y mucha incertidumbre. En ese punto, Pacheta movió el banquillo buscando más dinamita arriba y Víctor respondió sustituyendo a Biel por Javi Ros para aportar oxígeno y fortaleza en el centro del campo.

Al Zaragoza le costaba un mundo reencontrarse con el equipo alegre y dinámico de los primeros minutos del partido. Prueba de ello es que hasta el minuto 70 no se produjo la primera jugada de vocación ofensiva. La protagonizó Linares, quien se movió hábilmente entre la defensa contraria para ejecutar dos movimientos ingeniosos que le habilitaron para el remate final, pero este se fue fuera por poco. Fue lo mejor de la segunda parte.

Hasta el final del partido al equipo del Ebro le quedaba manejar bien los tiempos y jugar ese tipo de partidos que tan bien ejecutan casi todos los equipos de segunda. Se trataba de manchar el césped, emborronar la memoria futbolística y torpedear el buen gusto para llegar vivos al final. Y a eso se aplicó. Supo hacer de equipo de la categoría de “hojaplata” y llevar el choque al terreno del anacoluto futbolístico, impidiendo que se cerrase ninguna acción del contrario y retorciendo el tiempo como si fuera un reloj de Dalí. Y lo logró.

El partido acabó entre cánticos y el himno y la grada celebró la victoria con entusiasmo, consciente de que el de ayer era un partido de vida o vida y que cualquier otra noticia que no fuese la victoria habría sido un lamentable mensaje que difícilmente habríamos podido asumir. Ahora tenemos una semana limpia en la que será menester recuperar efectivos, calmar la respiración y, por qué no, rearmar el espíritu. Incluido el del mister, que ayer nos dejó con el alma en vilo con sus declaraciones acerca de los enormes obstáculos que hacen que la vida en el seno del club sea un calvario difícilmente soportable.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Benito (Delmás, 21), Guitián, Dorado, Zapater; Eguaras, P. Biel (Javi Ros, 67), Igbekeme; Soro, Aguirre (Raúl Guti, 79); y Linares.

Elche CF:
Badía; Alexander González (Borja Martínez, 65), Verdú, Dani Calvo, Neyder Lozano; Manuel Sánchez, Flores; Iván Sánchez (Tekio, 65), Josan; Nino (Castro, 73) y Yacine.

Goles:
1-0, min. 4: Linares.

Árbitro:
Milla Alvendiz (Comité Andaluz). Amonestó a Soro (6), Verdú (12), Alexander González (32), Aguirre (35), P. Biel (37), Delmás (59) y Manuel Sánchez (84).

Incidencias:
Partido de la 30ª jornada de LaLiga 123 disputado en La Romareda ante unos 21.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 5. No se me ocurre otra forma de calibrar su enorme labor.
Benito: 3. Hasta su lesión, incisivo, vertical y solidario.
Guitián: 4. Sabe a qué juega y lo hace muy bien. Su pase a Biel, magistral.
Dorado: 2. Irregular. Alterna seriedad y seguridad con errores de bulto.
Zapater: 3. Afrontó una tarea ingrata y muy complicada. Se dejó el alma.
Eguaras: 3. Es el faro, la luz…y alguna sombra. No fue totalmente eficaz.
James: 2. Jugó al gato y al ratón consigo mismo. No aportó coherencia.
Biel: 2. Empezó muy bien y dio un gran pase gol. Poco a poco se diluyó.
Aguirre: 2. Le faltó decisión para encarar. Hay que pedirle más osadía.
Soro: 2. No estuvo fino en los pases y se movió con cierta indecisión.
Linares: 4. Goleó y luchó lo indecible. Enorme voluntad y compromiso.
Delmaś: 3. Cumplió sobradamente. Se implicó generosamente en el partido.
Ros: 3. Su presencia siempre es un plus de motivación. Lo da todo.
Guti: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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