Zaragocismo en trincheras | De 5 en 5

Decía Goldenayim en su artículo que el zaragocismo vive un tiempo de necrófagos y que, precisamente, nuestros esfuerzos deben dirigirse a proteger al club de aquellos que lo están destruyendo. En mi estreno la situación extradeportiva sigue siendo la misma, imperando la sinrazón más absoluta en quienes trazan los designios de nuestro Real Zaragoza. Donde termina la lógica empieza la gestión que nos ha llevado hasta esta situación límite deportiva, económica e institucionalmente.

Tras semanas de rumores sobre la venta del club, Agapito Iglesias decidió pasar a un segundo plano escondiéndose tras comunicados e iniciativas para llenar el campo hasta final de temporada basadas en anuncios televisivos de dudoso calado y entradas a precios irrisorios en comparación con los abonos que hubo que pagar allá por junio. Con esto dijo querer premiar al abonado, pero haría bien en preguntarse si realmente lo está beneficiando con esta medida o está cometiendo un agravio comparativo hacia ellos. Tampoco haría de más en analizar por qué se ha pasado de tener un aspecto de gradas bien pobladas habitualmente a apenas superar la mitad del aforo. Quizá en sus constantes subidas de precio tenga la respuesta, sin olvidar la apatía y desarraigo que produce su gestión en el zaragocismo, apartando a muchos por motivo económico o moral.

Deportivamente, cualquier equipo que lucha por la permanencia se daría por satisfecho sacando nueve puntos en cinco partidos y, ciertamente, ello nos ha permitido llegar a las tres últimas jornadas con opciones reales de salvación cuando allá por noviembre parecía una quimera. Pero la dolorosa derrota frente a Osasuna con el consiguiente baile de puntos nos ha puesto de nuevo contra las cuerdas.

La serie comenzó con la premisa de ganar todo en casa e intentar arañar algún punto lejos de La Romareda para no perder el fuerte ritmo que estaba imponiendo la lucha por evitar el descenso. En la enésima final disputada en lo que va de agapitismo recibíamos al Getafe con el objetivo de implicarlo de lleno en la pelea por el descenso. Tras un inicio de partido para enmarcar entrelazando buen juego y velocidad, los nervios y desórdenes habituales hicieron acto de presencia, y sólo la inoperancia de los azulones hizo que los tres puntos se quedaran en La Romareda tras mucho aguantar y poco inquietar. Pero en El Madrigal se demostró una vez más la alarmante falta de gol que nos ha condenado a la mediocridad en la que llevamos manejándonos toda la temporada, aunque conociendo la nómina de delanteros, no es sorprendente. Tras varias ocasiones de las que no se suelen fallar y un recital de Doblas el Villarreal no perdonó, yéndonos de vacío en un partido en el que debíamos haber sacado algo positivo.

El siguiente partido a vida o muerte era contra un descolgado Almería, partido que se finiquitó de nuevo con un solitario gol y en el que hubo que sufrir lo indecible para llegar así al pitido final. Las cuentas seguían saliendo y la clasificación por abajo se comprimía. Tocaba ahora visitar el Bernabéu con la esperanza de rascar algún punto pero con el aviso de la media docena que le acababan de meter al Valencia, y en una de esas extrañas tardes en las que todo te sale bien, resultó que tras irnos al descanso con ventaja por la mínima, al inicio de la segunda parte logramos poner el cero a dos en el marcador, siguiendo con la moral intacta. Pese a que el Madrid recortó distancias poco después, la suerte estaba de nuestra parte y un tercer gol a la contra impidió que el asedio local y los seis minutos insólitos de descuento nos privaran de tan inesperado botín. Habíamos logrado tres puntos con los que ni nosotros ni nuestros rivales parecían contar, permitiendo afrontar la recta final con optimismo.

Y en estas llegó el partido frente a Osasuna como una oportunidad no concebida de asegurar en buena parte la salvación y evitar los nervios y apuros de las tres últimas jornadas. La Romareda presentó el ambiente de las viejas noches de gloria, con el cartel de “no hay billetes”, varios tifos montados y el himno cantado por la afición al comienzo, pero los jugadores no se contagiaron de ello, como si no supieran lo que había en juego. Tras un dominio engañoso y un solitario gol de Lafita el equipo no supo rematar a un rival directo y con urgencias que ni siquiera había probado a Doblas, pero al que le bastaron tres disparos para hacer tres goles, dejando a propios y a extraños en estado de shock y devolviendo a la dura realidad a un equipo que se creía con todo hecho. Quedábamos empatados a puntos con el descenso y con tres partidos por delante para intentar salvarse de la quema.

Ahora el tiempo de necrófagos vuelve a ser también tiempo de calculadoras, simuladores y transistores. Sólo nos queda apelar a la épica del león rampante de nuestro Escudo, el de verdad, y esperar que contagie a nuestros jugadores en el tramo más decisivo y definitivo. Mala señal cuando se piensa más en la retórica y los tópicos que en la seguridad de un juego consolidado, pero es a lo que estamos acostumbrados en estos duros años de agapitismo ciego y despótico en el que se fía todo a la improvisación.

Tras esto espera un incierto futuro donde se requerirá el juicio crítico de la afición para impulsar el cambio que se antoja necesario para la supervivencia del Real Zaragoza, con un futuro digno acorde a su historia. Puede que no tengamos el poder directo, pero si la capacidad de presionar y exigir la marcha inexorable de aquella persona que está acabando con una historia legendaria y todos sus símbolos. Ojalá que las conjeturas sobre que le espera al club si descendemos que inundan el foro estos días se queden en eso, meras conjeturas.

Quedaron planteados varios interrogantes por Goldenayim, que en mayor o menor medida se han ido aclarando:

-¿Se ha dado algún movimiento oficial relativo a la venta del club? ¿O seguimos con rumores, cinco jornadas después?

Los rumores sobre Oliver siguieron, a los que incluso acompañaron de forma fugaz el famoso Team Dubai, que acabó siendo el Getafe. Ahora mismo parece que nada se mueve, al menos a nivel de medios informativos, pero el lavado de cara económico que se ha pretendido en las últimas fechas parece indicar que va dirigido a una futura venta del club. O quizá lo vea así porque es lo que deseo por el bien del Real Zaragoza.

-En caso de que se diera la llegada de Oliver y su séquito, ¿qué similitudes hay con la llegada de Agapito cinco años antes?

Pese a no haber llegado Oliver me gustaría contestar a la pregunta en base a la marcha de Agapito, esperemos cercana. La similitud será la ilusión por la salida más que por la llegada. A Soláns se le achacó que nunca fue ambicioso con el Real Zaragoza y que dejó pasar varias oportunidades para haber apostado por un equipo más competitivo a largo plazo, por eso se vivió la llegada de Agapito como la de aquel presidente que daría ese paso que todos deseábamos, porque equipo –y muy bueno- había para ello. Ahora la ilusión por una persona nueva que deje atrás el periodo de mentiras y fracasos que ha marcado el perfecto incapaz es todavía mayor, pues vemos que cada día que pasa supone un clavo más en el ataúd del Real Zaragoza.

-Si se vende el club, ¿qué papel le espera a Agapito?

Espero y deseo que al más absoluto margen del Real Zaragoza, oficial y oficiosamente. Aunque mucho me temo que Agapito Iglesias impondrá como condición para la venta su presencia en la construcción del nuevo campo si ese día llega, interés que manifestó sin vergüenza ni disimulo alguno en una rueda de prensa llena de órdagos que no cumplió.

-¿Los de abajo siguen tan intratables? ¿O hemos conseguido enfangar a algún otro equipo a excepción de los ya conocidos?

En el tramo del que me ha tocado hablar conseguimos meter en la pelea hasta a nueve equipos, unos mejor situados que otros, lógicamente. Pero tras la fatídica jornada pasada, sólo el descendido Almería y el descolgado Hércules están sentenciados, quedando un único puesto para repartir, a priori, entre cinco equipos. Esperemos no ser nosotros el que se llevé el billete a segunda.

-¿Las acciones ya han llegado? ¿O siguen posponiéndolo a base de comunicados impersonales en la página web?

Para mí sorpresa, y tras once meses desde que se anunciara la intención, el jueves pasado llegaron a mi buzón, aunque a otros abonados les llegaron días antes. Parece mentira que este brindis al sol con el que Agapito pretendió ganarse el favor de la afición con una medida estéril pero sentimental haya llegado tan tarde.

Me toca a mí ahora transmitir mis dudas al siguiente forero encargado de analizar este trascendental final de temporada. Espero que las pueda responder con un Real Zaragoza en Primera División:

-¿Qué futuro inmediato le espera al Real Zaragoza tras el final de la competición?

-¿Fue Agapito Iglesias despedido por la afición como merece o se vivió una segunda entrega de un silencio cómplice como en la temporada anterior?

-¿Se ha producido alguna medida para premiar, ahora sí, la fidelidad del abonado?

-¿Se vislumbra algún movimiento de cambio en la propiedad que haga posible la supervivencia del Real Zaragoza?

Me despido agradeciendo a Aupazaragoza.com la oportunidad de escribir este artículo, aunque a todos nos hubiera gustado vislumbrar un panorama bien distinto. Esperemos que como decía un viejo grupo de rock, los recuerdos no se conviertan en cenizas y podamos sobrevivir a estos duros días de zaragocismo de trinchera.

Por Lapetra11

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