La suerte está echada | De 5 en 5

Muy intenso este ciclo de partidos que me ha tocado analizar en “De 5 en 5”. Hemos podido ver a nuestro equipo tocar fondo al igualar la peor racha de su historia, que no se había repetido en setenta años, caer a la última posición de la tabla y resurgir cuando más lo necesitaba con siete puntos de diez posibles que nos han sacado del descenso. La SAD hoy propiedad de Agapito Iglesias sigue tratando de batir récords negativos, y cuando parece que las cosas pueden cambiar a mejor, como lo parecía esta temporada con una primera vuelta decente, nos damos de bruces contra la realidad: este club es un barco en constante naufragio y no se va a enderezar mientras el capitán siga siendo el navalenense (sí, se dice así) que lo ha hundido.

Antes de entrar en harina, toca contestar las preguntas de batu:

¿Terminará Jiménez la temporada? Y lo que más nos importa, ¿la terminará en Primera?

Aunque ha habido rumores y hasta medios que han confirmado su salida (Víctor Muñoz, el eterno sucesor), Jiménez va a acabar la temporada. Los motivos que le han mantenido en el cargo han sido debatidos: no hay dinero para echarlo, nadie quiere venir, Agapito quiere que a la afición se le caiga el mito… Sean cuales sean, en el fútbol español Jiménez ha conseguido dos hitos: salvar a un equipo que estaba a doce puntos de la permanencia en la jornada 25 y no ser destituido tras quince partidos sin ganar, cinco puntos de 45 posibles.

¿Hasta cuándo va a durar la apatía de La Romareda? Somos la afición durmiente de España. Vivimos una pesadilla continua a la que parece que nos hemos acostumbrado.

El elemento de protesta, salvo tímidos cánticos por parte de Ligallo, ha seguido inexistente en la Romareda estos últimos partidos, ya sea contra el mafioso supremo o alguno de sus muñecos, o contra algunas sonrojantes actuaciones de su equipo. Lo que sí que ha vuelto es el odioso y cansino ¡Sí se puede! Y los casi llenos en el estadio por una nueva etapa de cincoeurismo. El apoyo contra Mallorca y Rayo ha sido total, pero considero que esa energía también se podría emplear contra los que están el palco o contra el soriano ronco.

¿Va a hablar el sr. Molinos algún día de algo? En Mirador de Montepinar haría de presidente de paja a la perfección.

El señor Molinos ha tenido cierto protagonismo las últimas semanas por la situación crítica del equipo. Primero, para recuperar la iniciativa de “Un partido, cinco euros” ya que: A esa afición de diez que tenemos hay que darle facilidades. Supongo que en la campaña de abonados está prohibido darlas.No menos brillantes fueron sus declaraciones a la prensa tras el partido contra el Celta: “Yo vengo aquí a saludaros”. Además de trabajador, educado. Otra actuación destacable fue en una entrevista esa misma semana en la Cope, en la que reconoció que no sabe cuánto cobra Jiménez y fue ridiculizado por Paco González, que le preguntó si le constaba que el Zaragoza juega de blanco.

Su enorme labor durante estos meses no será olvidada por este humilde aficionado, y cualquiera que sea su sueldo (se dice por ahí que 600.000 euros) se lo merece por su dedicación en cuerpo y alma al club de nuestros amores. ¡Visca el Zaragoza!

La jornada 31 nos brindó la oportunidad de ver un entrenamiento del Barcelona en nuestra propia Romareda. Tres chicharros cayeron, que no fueron doce porque no había necesidad, y eso que varios de los capos blaugranas como Messi e Iniesta se habían quedado en casa. La resistencia del Zaragoza fue la misma que la que habría ofrecido una plantilla de conos, sirva como perfecto ejemplo el segundo gol de Tello con un lamentable marcaje de Loovens o los diversos rondos que practicó el Barça durante la primera parte ante la pasividad mayúscula de los locales. Al menos hay que reconocer que en la segunda parte los visitantes permitieron al Zaragoza tocar alguna vez el balón, con lo cual pudimos deleitarnos con los centros de Paredes al señor de la quinta fila en las jugadas de “ataque” de los blanquillos.Como entrenamiento del Barça, que es lo que fue, se puede valorar positivamente. Como partido, otra humillación. La Romareda, mientras tanto, callada excepto para aplaudir los cambios del rival.

Con esa derrota, el equipo caía a puestos de descenso y por tanto el partido en Vigo se antojaba trascendental: la posibilidad de hundir al Celta en la tabla y de tomar aire para seguir con fuerzas la lucha por la permanencia.

Sin embargo, el resultado fue el que todos ya sabemos. El partido comenzó con un Zaragoza con ganas y que jugaba con el balón en el suelo, al menos una novedad respecto al partido anterior. Así las cosas se abría la lata con un cabezazo de Sapunaru, que sacaba petróleo de una falta botada por Apoño. Los minutos siguientes fueron determinantes para el devenir del partido: los visitantes tuvieron la victoria en sus botas con varios contraataques como respuesta a las desesperadas ofensivas de los celestes, que se veían en segunda, pero como de costumbre no los aprovecharon.

El Celta descubrió que al Zaragoza se le puede ganar usando la táctica más simple y ancestral del fútbol: colgar balones a la olla, pues Roberto es incapaz de imponerse en su área y los despejes de la defensa no pasan de la frontal. Así llegó el primer gol, donde el meta zaragocista estuvo deplorable, como en el resto del encuentro, en el que los locales sitiaban a los avispas a base de internadas por la banda y centros al área pequeña, forzando los córners a sabiendas de la ya comentada incapacidad defensiva del equipo de Jiménez. Mientras tanto, los pupilos del técnico andaluz apenas creaban peligro, siendo en su mayor parte a balón parado, y quedando en evidencia frente a unos rivales igual de limitados pero que se dejaban lo que hiciera falta por llevarse el partido y seguir vivos en primera.
Y la victoria llegó de la forma más cruel, en el descuento. Con un disparo que entró llorando, Mario Bermejo desataba la euforia en Balaídos y ponía el sello notarial a la caída del Zaragoza a la posición que llevaba ganándose desde enero: la última de la tabla.

Cinco días después llegaba el último partido contra un rival directo y por lo tanto otro choque vital para seguir en primera, único objetivo en la época agapitiana. El Mallorca visitaba la Romareda con un punto más que los blanquillos, y por fin, tras cuatro meses, se consiguieron los tres puntos. El partido (3-2) tuvo más goles de los que se merecieron ambos equipos, lo que sí hay que reconocer es que en este partido se vio mucha más actitud que en los anteriores y también más fútbol, incluso el Zaragoza tuvo jugadas interesantes en ataque prescindiendo (a ratos) del pelotazo a Postiga. Pero sobre todo hay que destacar que se consiguió remontar un resultado adverso, algo que con un equipo tan frágil mentalmente es todo un logro. El Mallorca se adelantó, como de costumbre, con un balón colgado al área pequeña. Dos brillantes asistencias de un Víctor con energías renovadas permitieron a Montañés y a Postiga darle la vuelta al marcador, pero el fantasma de un nuevo fracaso apareció en forma de pifia descomunal perpetrada entre Paredes y Roberto para que Arizmendi empatase el partido. Por suerte Rochina, que había salido del banquillo, estrenó su casillero con una buena definición y dejaba los puntos, por primera vez desde aquel lejano 5-3 al Depor, en casa.

En cuanto a la afición, aunque el ambiente parecía que podría estar caldeado, fue de total apoyo al equipo, inmensa alegría por la primera victoria en 2013 y tímidos cánticos contra Agapito. Lo habitual en las infartantes rectas finales de los últimos años.

Las gradas volvieron a estar llenas de colorido para el segundo partido consecutivo en casa, esta vez ante el Rayo de Paco Jémez. El Zaragoza, libre de ansiedades y con la moral alta tras romper la histórica racha de quince partidos sin ganar, supo contrarrestar a los vallecanos, que tan sólo pudieron combinar a ratos y siempre muy escasos de mordiente en ataque. La labor defensiva de los maños fue reconocida por la grada, que por primera vez aplaudía a Pintér y no de forma irónica. Primera vez que el húngaro es importante en tres temporadas, por cierto. Los de Jiménez aprovecharon casi al máximo sus ocasiones para poner un certero 3-0 en el marcador, con doblete de Apoño, el primero por transformar un penalty inexistente señalado por el inefable Teixeira y el segundo con un fulminante zurdazo desde fuera del área. El gol restante lo anotó Rodri tras un rechace del meta Rubén. El resultado aún pudo ser más abultado si Postiga hubiese anotado dos claras ocasiones, pero una lamió el poste y la otra lo golpeó. Muy solvente el partido de los locales y una victoria que permitía cambiar de vagón y engancharse al tren de la permanencia.

Con dos triunfos consecutivos y cierta tranquilidad por mirar desde arriba los puestos de descenso viajaba el equipo a Valencia, para enfrentarse a un Levante escocido por los rumores de amaño de partidos. En la primera parte los locales acosaron constantemente a un Zaragoza espeso que tardó mucho en encontrarse cómodo en el partido. Tan sólo la pobre actuación del trío arbitral, que no señaló un penalty por mano de Fernández y anuló un gol en mi opinión legal, impidió que los granotas se adelantasen. Al poco de empezar la segunda parte, llegó el elemento clave del partido: la expulsión de Pape Diop, que obligó al Levante a atrincherarse en su área, entregándole el balón a un Zaragoza que se demostró una vez más inoperante cuando tiene que llevar el peso del partido, incapaz de crear peligro salvo colgando balones que casi nunca llegan a nada y con disparos desde fuera del área. Los momentos más peligrosos fueron abortados por un inspirado Navas, y Roberto aún tuvo que salvar los muebles con una parada espléndida a cabezazo de Iborra. El colegiado completó su lamentable actuación expulsando a Pedro López por un choque involuntario con el casi inédito Carmona. En total un punto más en la buchaca y la sensación de haber perdido una gran oportunidad para alejarse de las llamas.

Una vez finalizado este ciclo, dejo mis preguntas para Torrente96, el encargado de contarnos cómo acaba otra temporada más de esta época oscura del zaragocismo:

  • Empiezo por la evidente: ¿Conseguiremos un año más la salvación de forma agónica, o a nuestras desgracias se sumará el jugar en segunda?
  • ¿Mantendrá Manolo Jiménez los cambios introducidos en el once (Pintér como titular, confianza renovada en Víctor, Rochina de revulsivo…) o volverá a cambiar de opinión?
  • ¿Tendremos noticias en el plano institucional en los días inmediatos al final de la Liga? ¿Seguirá Molinos en su valioso cargo? ¿Seguirá Jiménez o lo “desengancharán” en una de esas extrañas cláusulas de su contrato?

Por mi parte nada más, un saludo a todos y suerte para el cada vez más irreconocible Real Zaragoza.

Por Lerkun Zaragocista

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