Por debajo de la media | De 5 en 5

Dice el refranero popular con mucho acierto que “a perro flaco, todo son pulgas”; esta expresión podría trasladarse muy bien al Real Zaragoza que, pese a haberse salvado de la desnutrición el pasado verano, todavía es un animal famélico al que le queda bastante para ser el león fuerte y orgulloso que fue antaño. A los males consabidos de un equipo nuevo, los problemas institucionales, los dimes y diretes con Hacienda y las acusaciones por amaño de partidos, este año se han sumado a la lista el preocupante tema de las lesiones y el de los señores del colectivo arbitral, que si bien casi siempre han estado presentes de forma negativa en la historia de nuestro Club, este año tiene pinta de que quieren aparecer en portada.

Llegaba el equipo a Albacete con el buen sabor de boca de una gran victoria cosechada contra uno de los cocos de la categoría como es la Ponferradina. Se puede decir en este caso que llegaba medio equipo ya que a las eternas bajas en defensa se sumaba la de Dorca por acumulación de amarillas. Con todo esto, Ranko Popovic decidió sorprendernos a todos con una alineación insólita, con Rico como central, Diogo de lateral zurdo y Galarreta como único pivote. El experimento podría haber salido mucho peor, pero también mucho mejor si no llega a ser por el señor Figueroa Vázquez, que se encargó de desesperar a los blanquillos con el doble rasero de faltas y con la doble amarilla a Jaime, quien apenas contaba con 30 minutos en el campo. Al final empate y gracias y por si fuera poco con gol y asistencia de ‘Zinedine’ Cidoncha que aumentaba la bilis zaragocista (y ojo que en la segunda vuelta nos visitará con el mismo equipo el eterno capitán del buque agapitista: Javier Paredes. Hagan sus apuestas). Tocaba volver a casa y tocaba volver a ganar para así cumplir con la famosa “media inglesa” que se ha encargado de remarcar varias veces Popovic en su discurso. De nuevo visitaba el Municipal uno de los equipos revelación de la Liga, un Girona que justificó que no está asentado en los puesto de promoción por gracia divina, y así lo demostró imponiéndose al Zaragoza para meter el 0-1 en apenas 10 minutos y, de paso, el miedo en el cuerpo a toda la afición. Hasta la segunda parte apenas se vio la reacción de los blanquillos, Borja demostró tener la pólvora mojada y la defensa seguía siendo un mar de dudas. No fue hasta la expulsión de Bigas cuando el Real Zaragoza, ya en superioridad, apretó los dientes y más por oficio que por juego doblegó al Girona con dos goles como dos soles. Media inglesa, vuelta a los puestos de promoción y todos felices, aunque más de un Valium circulara por las gradas de la Romareda.

En medio de esta calma chicha que reinaba en el buque blanquiazul aparecía el modesto Mirandés, uno de estos clubes que recuerdan los tiempos gloriosos del Real Zaragoza en Copa del Rey y que ahora navega por nuestras mismas aguas. Se antojaba la gesta complicada en un campo pequeño y ante un equipo que venía de cuatro victorias seguidas. Sin embargo en los primeros 45 minutos se vio un Zaragoza rápido, dinámico y potente, desplegando uno de los mejores juegos que se han visto a lo largo de la temporada. Jaime volvía al equipo y hacía diabluras con su velocidad mientras Pedro, Eldin y Borja percutían sin cesar en la defensa del equipo burgalés. Aun con todo no fue hasta el minuto 54 cuando Pedro, el mejor de los últimos partidos, se encargó de perforar la meta contraria y de romper positivamente la media inglesa del conjunto de Popovic. Con los argumentos futbolísticos que proponía uno y otro equipo parecía claro que los tres puntos iban a volver a la capital aragonesa, pero en el tramo final del partido los “hombres de negro” volvieron a hacer su aparición en la película zaragocista cuando, en una caída dentro del área de Jaime que pareció más penalti que piscinazo, el señor González Fuentes expulsó al extremo blanquillo, dando alas al conjunto de Miranda para que Urko Vera, un viejo rockero de la categoría, pusiera las tablas en el marcador y aun tuviera tiempo de ponérnoslos de corbata marcando otro tanto que el colegiado anuló por fuera de juego. Una vez más, la pulga que más está picando en las últimas jornadas al perro zaragocista hizo de las suyas y nos devolvió a la media inglesa con un empate fuera de casa que hacía los turrones un tanto amargos. El periodo navideño transcurrió con calma relativa en el entorno zaragocista, se culminó la renovación del joven Vallejo, al que si los técnicos le permiten está llamado a ser una de las futuras ilusiones futbolísticas del Real Zaragoza, y no hubo novedades en cuanto a temas institucionales se refieren.

Llegó 2015 y llegaba a Zaragoza otro rival de empaque, esta vez un Real Valladolid llamado a ser uno de los equipos que van a luchar hasta el final por el ascenso directo y que venía de una trayectoria más que positiva en los últimos partidos. Se nos presentaba una auténtica prueba de fuego, un indicativo de hacia dónde íbamos a dirigir nuestro rumbo, si hacia la zona noble de la tabla o hacia esa tierra de nadie en la que a ninguno le gusta estar. Las ilusiones duraron dos minutos, lo que le costó a otro ex-zaragocista, Óscar González, inaugurar el marcador visitante ante la pasividad del “central” Lolo; tremendo jarro de agua fría que presentaba un panorama tan gris como la niebla que cubría La Romareda. ¿Pero no queríamos sopa? Pues apenas diez minutos después el propio Óscar nos servía el segundo tazón hundiendo el balón en las mallas de Whalley en posición de claro fuera de juego que el asistente del señor De Burgos Bengoetxea no tuvo a bien apreciar. De nuevo el colectivo arbitral volvía a hincar sus dientes en la débil carne zaragocista, y aun hubo tiempo para desesperar al público de La Romareda con dos penaltis a favor no pitados y una alarmante permisividad al equipo vallisoletano; la parroquia blanquilla bramó y pidió justicia, pero solo sirvió para que a la mañana siguiente a alguno nos hiciera falta un paquete de caramelos de menta para aclarar la voz. Es cierto que en buenas partes del encuentro se vio dominio de los hombres de Popovic, sobre todo con la entrada de Basha en el mediocentro, pero fue un dominio estéril que no consiguió apenas inquietar la portería de Javi Varas. Al final 0-2 y a casita, se rompía la media inglesa con un juego mediocre y una defensa que hacía aguas por todos lados.

La plantilla zaragocista reclamó justicia arbitral en los medios, es lo que se debe hacer, aunque se eche de menos alguien de mayor peso en los estamentos del club que alce la voz; también Ranko Popovic habló para entonar el mea culpa de su equipo, que menos. Se había perdido una oportunidad de oro de engancharse al pelotón de cabeza. Tocaba olvidar y prepararse para visitar al líder, a Las Palmas de otro ex, en este caso el ex­entrenador Paco Herrera. Hago un paréntesis para recalcar la magnitud del carrusel de futbolistas y entrenadores que han circulado por el club en la época agapipista, tal que casi cada semana visitamos o nos visita un ex en el equipo contrario. Volviendo al partido, Popovic volvió a alinear a Lolo en detrimento del joven Vallejo, dejando claro que el chaval es una opción remota y habiendo hecho, hasta el momento, una apuesta prácticamente nula por los canteranos. A esta decisión se suma la de sentar a Whalley y hacer debutar a Bono, que emuló a Otto Konrad llevándose una manita en su estreno como blanquiazul; cierto es que Whalley llevaba unos partidos ofreciendo una falta de seguridad un tanto alarmante, pero jugártela con otro portero con aun menos experiencia en la categoría y para colmo cedido por otro equipo es una decisión, al menos, muy discutible. Del partido contra Las Palmas poco que añadir que no se sepa, fue uno de los mayores bochornos futbolísticos que se recuerdan por estos lares, la actuación de Lolo quedará para los anales de la galería de los horrores zaragocista y poco se puede decir de la actitud de un equipo al que le marcan cinco goles y uno de ellos con tres jugadores más en el campo. La cara de tontos nos va a durar mucho tiempo, la misma que se nos queda al leer que Lolo no sale a rueda de prensa porque se le “ha faltado al respeto”.

Con todo esto la palabra crisis comienza a vislumbrarse por los aledaños de La Romareda, hace falta un cambio, tanto de juego como de actitud, y debería ser preciso que alguien diera un puñetazo real encima de la mesa para que el equipo salga de su letargo y vuelva a la senda de la victoria. Ahora vienen dos partidos en casa ante rivales de, a priori, menor empaque; si la pelotita entra ante el Leganés y el Recreativo todos nos olvidaremos (un poco) de estos últimos dos partidos. Si de paso recuperamos efectivos en defensa y los árbitros hacen lo que tienen que hacer todo será más fácil. Veremos.

Después de todo lo dicho solo queda preguntar:

  • ¿Veremos algún fichaje en el periodo invernal, se confiará de una vez en los canteranos o seguiremos con lo puesto?
  • Seguirá apostando Popovic por Lolo en el centro de la defensa o veremos crecer ahí a Jesús Vallejo?
  • ¿Estaremos tres partidos seguidos sin ver como los árbitros perjudican seriamente al Real Zaragoza?
  • Recuperaremos de una vez a los lesionados en defensa?
  • ¿Seguirán cinco jornadas más los “eternos” Checa y Cuartero en el club?

Saludos y ¡AUPA ZARAGOZA SIEMPRE!

Por Murphys

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