La corta vida (5 partidos) del Zaragoza Foot-Ball Club

Los humildes cronistas que aspiramos a seguir creciendo en este oficio, debemos intentar no olvidarnos nunca las orejas en la mesilla, para escuchar y asumir los consejos que los sabios generosamente nos regalan. Es por ello que a partir de este capítulo y tras amable conversación mantenida con mi admirado maestro de zaragozismo D. Ángel Aznar, obvio el lead habitual con el que los comenzaba habitualmente y ataco directamente el argumento a desarrollar.

Cuando comencé este modesto coleccionable, pensaba que a estas alturas ya habríamos llegado al año 1932 y por tanto estaríamos charrando del actual club. Sin embargo tanto la localización de nuevos datos de la historia “antigua” como el interés demostrado por los lectores tras haberlo incorporado a la necesaria página web AupaZaragoza.com, ¡debo ya más de dos mil gracias!, me llevan a mantener una estructura no cronológica y dar un paso atrás en el tiempo para valorar esos románticos primeros partidos de fútbol disputados en nuestra ciudad.

Un 16 de noviembre de 1903 se fundó, en la academia de pintura del insigne pintor y artista D. Emilio Fortún, el primer Foot-Ball Club zaragozano de la historia, siendo presidido por un joven de 19 años, ex alumno del Instituto Goya, llamado José Pedro Navarro Marín, como vicepresidente fue elegido el vicecónsul inglés en Zaragoza, Mr. Hugo Sheridan, con un tesorero de la misma nacionalidad, Mr. Asher Huddlestone, aunque en rigor, su promotor, capitán-entrenador y primer goleador fue una joven promesa de este deporte de 22 años de edad, conocido como Pepe por sus amigos, aunque su nombre completo era José Ignacio Trinidad Joaquín María Cavero Alcíbar Jaúregui Álvarez de Toledo y Lasauca, y que detentaba los títulos nobiliarios de XIII Conde de Sobradiel y Barón de Letosa.

Hasta contar con una sede oficial en un local alquilado en el número 9 de la céntrica calle de los Mártires, en pleno Tubo zaragozano, sus jóvenes socios se reunieron en el gabinete del doctor D. Saturnino Mozota, vocal de su junta directiva, donde decidieron intentar practicar la moderna modalidad deportiva, en una explanada extramuros, sita en el entorno del Portillo que abarcaba una especie de triángulo, bastante escaleno, cuyos lados se podrían corresponder con las actuales calles dedicadas a Juana Francés, a María Agustín y a Anselmo Clavé, conocida, por cierto, como Campo Sepulcro tras la derrota que las tropas napoleónicas sufrieron en la llamada batalla de las Eras, el 15 de junio de 1808, durante el primer sitio que sometieron a nuestra ciudad, por haber sido ahí mismo enterrados los cadáveres.

Tras un primer ensayo el 13 de diciembre de 1903, suspendido a causa de pedradas sufridas por sus escasos participantes, que les hicieron visitar en comisión al Gobernador Civil, quien dispuso enviar una pareja de orden público que garantice la celebración de tan saludable sport, llegaron a disputar un total de cinco partidos, cinco match en el argot de la época, fechados del 25 de diciembre de 1903, día de Navidad, el 6 de enero de 1904, festividad de Reyes, el 29 de enero de 1904, San Valero, por entonces ya figura como presidente José Cavero, el 6 de marzo de 1904, tras la Cincomarzada y el 25 de marzo de 1904, día de la Encarnación, entre sendos conjuntos del club que portaban respectivas equipaciones rojas y blancas.

Sin embargo y a pesar de que el interés informativo y la asistencia a los partidos seguía in crescendo, asistiendo al último el propio alcalde conservador de la ciudad Alfredo de Ojeda y Perpiñán, nunca hubo revancha al quinto partido.

La falta de patrocinador para alquilar un terreno acondicionado, la ausencia de una masa social amplia, la marcha a Madrid del Conde y posterior matrimonio, marcaron el fin, por disolución, de tan romántico empeño, cuyo sobrante en caja de 46’65 pesetas y el importe de las ventas de los aparatos de juego, se dispuso fuera entregado por el vocal D. Pablo Marco al asilo de niños de Santo Dominguito de Val. A continuación y hasta la Gimnástica de José Mª Gayarre, casi una década de vanos intentos, en un panorama más parecido a un terreno en barbecho que a una cancha futbolística. La iniciativa de los mártires quedó en el sepulcro. Continuará…

Ánchel Cortés.
Productor y Académico de Televisión
Abonado del Real Zaragoza nº 1.728.