Sin pausa, pero sin prisa | La Lupa

Betis 0 – 0 Real Zaragoza

Una de las sensaciones que transmite el fútbol, y no es la que menos contribuye a hacer de este deporte algo cautivador, es que muchos partidos parecen iguales, pero siempre acaban teniendo algo que los diferencia. Durante gran parte de este enfrentamiento entre equipos clásicos de la liga española, muchos aficionados tuvimos la sensación de que aunque el Zaragoza no perdía la cara al partido, al final nos la acabarían clavando. No fue así. Se arrancó un empate, uno más, que supone un nuevo punto y que es casi lo mejor que se puede decir de todo el encuentro.

Durante la primera parte ninguno de los dos equipos consiguió imponer un dominio claro. Los minutos transcurrían de forma espesa, pero sin llegar a ser como cuando los jugadores actúan de forma imprecisa, con abundancia de fallos de control de balón o con un exceso de juego violento. No, en el caso que nos ocupa, aunque ambos conjuntos se repartían de forma cíclica los roles de dominador y dominado, en ningún momento ninguno de los dos perdió el control. Parecía ser el típico encuentro de talante indefinido en el que el marcador hubiera de decantar definitivamente el veredicto de un análisis. Pero los goles no llegaron y el empate a cero que parecía inestable, se quedó como permanente muestra de una indefinición total.

El Real Zaragoza de la 2005-2006 es un equipo todavía en consolidación. La tardía llegada de algunos de los fichajes y la pretemporada tan cimbreante, han provocado que el equipo no sepa mostrar todavía todo su potencial. Es normal si se tiene en cuenta que el acoplamiento de los jugadores es algo fundamental para el desarrollo del juego colectivo. Y eso no se consigue de la noche a la mañana. Las circunstancias ocurridas este verano, forzaron a los responsables de la política deportiva del club a tener que elegir entre traer algo pronto y preparar con tiempo, o traer algo mejor, tarde y asumir los riesgos de ello.

Esto queda de manifiesto de forma tajante en la delantera, que es la línea más afectada por dicha gestión deportiva. Los nuevos peones están todavía en esa fase de expectativa, donde es pronto para sacar conclusiones. Ewerton, que estuvo desaparecido durante el primer tiempo, se dejó ver a destellos e incluso se atrevió a encarar portería. Diego Milito, el deseado, el “Príncipe”, estuvo en su sitio, fijando a los defensas y esperando una oportunidad que no llegó. Oscar, contumaz en su alegato del fútbol invisible, se marchó del campo con tan sólo una actuación reseñable, en una jugada de gran factura, cuya belleza no cuajó en fruto. Sería injusto asignar a los delanteros toda la responsabilidad de la escasez de ocasiones. Desde el mediocentro no llegan los pases que deberían, pues la visión de Movilla se termina en los dos tercios de cancha y nuestros laterales siguen sin colaborar en cuestiones atacantes.

Cercano ya el final del partido, el entrenador pareció querer desmelenarse, y ya sea por dar descanso a los fatigados, o combustible a los espectadores, decidió merced a un carrusel de cambios, recomponer toda la primera línea, con los Cani, Lafita y Sergio García, acompañados siempre del genio Savio. Si fue éste el último cartucho para hacer alejar de sí, las acusaciones de conservadurismo y falta de ambición, lo cierto es que no dio resultado. Ante un Betis cansado del envite europeo y que tan sólo controló lo justo para no perder, el Zaragoza podía haber hecho algo más.

Al final, otro empate, y el Zaragoza sigue sin perder ni ganar. Lo cual, aunque tenga su puntillo desasosegante, tiene su lado bueno. Si el equipo, entendido como sistema productor de juego, está todavía en construcción, y teniendo en cuenta que los buenos equipos se empiezan a construir por el portero y por la defensa, es bueno empezar así, sin aspavientos, “sin prisa pero sin pausa”, o “sin pausa pero sin prisa”, y siempre considerando que algún día habrá que empezar a ganar.

Ese día debe ser este miércoles, en el que recibiremos a Osasuna, en un partido cargado de emotividad, especialmente para la gran familia de AupaZaragoza.com, en el que se recordará la figura del recientemente fallecido Juan Carlos, “Memotiva”, parte inolvidable del alma del zaragocismo, con un respetuoso minuto de silencio.
Por ti, compañero.

Por Ron Peter

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