Salvar la nostalgia | La Lupa

Córdoba 1 – 2 Real Zaragoza

Cuando llegan estas fechas, es inevitable para el zaragocista ponerse sentimental. París y la parábola de Nayim significan tanto para el club del león rampante que es imposible no emocionarse con el recuerdo. La cercanía a la efeméride hizo que, pese a su indudable trascendencia y su agónica consecución, la victoria ante el Córdoba resultase amarga, al ser una muestra de la degradación de un club que hace 19 años tocó el cielo y ahora mismo pelea por no caer al lodazal de la Segunda B y la práctica desaparición.

El partido en si fue otro triste espectáculo de los que caracterizan la Segunda División, pero que puso de nuevo de manifiesto varios aspectos que parece increíble que no se hayan solucionado a lo largo de toda la temporada.

El primero es que reconvertir jugadores es un error. El experimento Cidoncha funcionó muy mal, siendo el centro de la defensa un coladero en la primera parte, donde además del gol el Córdoba dispuso de varios mano a mano con el portero que no aprovechó. Pese a entonarse más en la segunda parte, nunca se vio cómodo a Cidoncha en esa posición. Mientras, Arzo seguía en la posición de mediocentro, desaprovechando a un central ejerciendo en una demarcación en la que, pese a no desentonar, tampoco es determinante. Experimentos, en esta situación, deberían realizarse los justos.

Por otra parte, ayer fue la enésima constatación de que Luis García y Barkero no deberían jugar más en el once titular. Con ambos fuera del terreno de juego, la imagen del Real Zaragoza fue mejor, más aseada aunque tampoco para echar cohetes. Sea por casualidad o por esta ligera mejora, el equipo blanquillo se hizo con la victoria con los dos fuera del campo.
También se confirmó ayer que Víctor Rodríguez, pese a su irregularidad, debe ser titular en este equipo en posición de mediapunta. Su salida hizo más peligroso al Real Zaragoza, se crearon algunas ocasiones y ofreció muchas más opciones y soluciones que Luis García. No es comprensible relegarle al papel de revulsivo, siendo que este equipo no va nada sobrado de calidad.

Con el gol en el último instante de Roger, que ayer sí vio premiado su tesón y esfuerzo, el Real Zaragoza se coloca en posición muy ventajosa para salvar la categoría. Pero todavía no cabe relajación: es necesaria una victoria más para alejar definitivamente los fantasmas, para lograr la salvación. No hay que volver de nuevo al error de elucubrar con fantasiosas opciones de play off, cuando se ha demostrado que este equipo carece de la actitud y aptitud para optar a ello. Hay que centrarse en desterrar del todo la pesadilla de un hipotético descenso, acabar con este esperpento de temporada, hacer una buena limpieza y empezar a preparar la próxima temporada, si es que va a haber una.

Una vez que parece se aleja la posible hecatombe deportiva, lo que amenaza en lontananza es el posible colapso institucional y la desaparición este verano si no se pagan los compromisos correspondientes y no se produce un gran cambio en la propiedad de la entidad.
Para esta batalla, es necesario que el zaragocismo por fin pegue un puñetazo encima de la mesa el próximo sábado a las cinco de la tarde y secunde la iniciativa de congregación en la Plaza del Pilar y posterior desplazamiento a la Romareda.

La supervivencia del club está seriamente amenazada, la vida de una entidad se escurre entre los dedos, y se debe hacer algo que encienda las luces de alarma en quien las deba encender.

Todo el zaragocismo desea que dentro de un año vuelva la nostalgia recordando cuando, con Seaman tumbado dentro de su portería, fuimos conscientes de que éramos Reyes de Europa.

Por Kicooper

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