Al encuentro del destino | La Lupa

Al encuentro del destino | La Lupa

Alcorcón 1 – 3 Real Zaragoza

Alguien definió una vez la vida como todo aquello que te va pasando mientras intentas llegar a tu destino. Luego llegarás o no, pero en todo caso es bueno tener un objetivo, y mejor aún creer que se puede lograr, y que se debe lograr. Después de varias temporadas de ver al equipo como un juguete de las circunstancias, como esos púgiles que las intentan esquivar sin ver ni desde donde les vienen, empieza a verse atisbos de algo sólido: una convicción, una fuerza aún naciente, que empuja al objetivo. El domingo contra el Alcorcón el Zaragoza salió a ganar, y ganó.

No cabe duda de que las victorias son balsámicas: suministran oxígeno vital a los equipos desesperados, dan confianza si se repiten dos o tres, y alas, si se encadenan varias. Aunque se parta de una situación inicial nada propicia, aunque empieces huérfano de apuestas favorables, aunque nadie crea en ti, al final, si ganas, todo va cuadrando. Los jugadores crecen, y si crecen todos, el equipo crece más aún que la suma de todos, y el tiempo corre a tu favor, porque tiempo era lo que necesitaba esta plantilla recién montada. Hay que reconocer los méritos de quienes han articulado este proyecto deportivo: tanto de los miembros de la valiente y heroica directiva actual como de aquellos que han elegido a los jugadores, y por supuesto del entrenador. Al final las cosas serán lo que tengan que ser, pero de momento, poco más se puede pedir. El Real Zaragoza es un conjunto que va a más, lenta, sutil y firmemente. Hemos pasado de sufrir agonías en los últimos minutos y encajar la dolorosa derrota de Barcelona, a saber tener paciencia y controlar en los partidos de casa, así como de ejercer de visitante temible cuando se viaja a otros campos.

Muy pronto llegó el gol de Borja. El de todos los días, porque hay que ver qué pedazo de metralleta tiene este chico. Está de dulce, sin duda, y sus cifras son excelentes. Tras esto, y en uno de las escasas lagunas defensivas, llegó el empate. El Alcorcón se empleaba con dureza, trabando el partido, pero no hilaban demasiado peligro. Con el paso de los minutos, empezó a verse qué equipo tenía los argumentos para la victoria. En los últimos partidos, y en este más, aparecen de forma fugaz, como angélicas visiones, momentos en los que el Zaragoza parece un equipo de Primera División, tejiendo dos o tres jugadas soberbias que derivan en golazos. Luego se alternan con los normales lapsos de espesura y de tosquedad, sí, pero …amigos, aquí hay algo!! La delantera funciona. Se han encontrado ahí un Borja Bastón como el clásico ariete oportunista, un Jaime como veloz y resolutivo delantero de banda y un Eldin en el papel de jugador diferente e imprevisible. Sin olvidarnos del jugador en la sombra, que no parece estar pero es un apoyo para todos ellos: Willian José. Las defensas rivales empiezan a conocerlos y a temerlos. Y eso es bueno para nosotros. A todo esto, un Mario contundente echando el cierre ahí atrás, de importancia capital para el desarrollo de las cosas.

Soplan buenos vientos. Hay que aprovechar la racha. Pronto llegará la primera hora de la verdad, la de enfrentarse a los cocos de la categoría, a aquellos que intentan rápidamente alejarse del resto y a quienes el Real Zaragoza se agarra con el ansia de un animal hambriento. Y lo dicho: el tiempo corre a nuestro favor. En Alcorcón hubo algo, un destello de convicción en los jugadores, algo que les dijo que si ese partido se podía ganar, por qué no ganarlo. Y al ganarlo, la conclusión es que se puede ganar a cualquiera, no solo sin complejos, sino con ambición. El destino está ahí fuera. Solo hay que ir a su encuentro.

Por Ron Peter

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)