Cuando fuimos los mejores | La Lupa

Cuando fuimos los mejores | La Lupa

Real Zaragoza 2 – 0 CD Mirandés

Si preguntásemos a cualquiera por su opinión acerca de José María Sanz Beltrán, probablemente obtendríamos un gesto de ignorancia. Más conocido como “Loquillo”, se trata de todo un personaje, un hito del rock and roll español. Desde principios de los 80, o sea, hasta donde la memoria épica de una generación puede alcanzar, Loquillo siempre ha estado ahí. Animal del rock, prolífico intérprete, solo o con los trogloditas, nos ha proporcionado algunos temas inolvidables. La letra de “Cuando fuimos los mejores” es un ejercicio de nostalgia, una reflexión sobre lo vivido por la banda, una añoranza de los buenos tiempos tejida con un hilo de desazón, con esa textura agridulce que nos deja el pasado que se fue para no volver. Y trasciende el contexto de la noche, de esa vida salvaje del “sex and drugs and rock n’roll, para convertirse en una especie de himno que cualquier grupo de amigos con sueños compartidos pudiera asumir como propio. “Cuando fuimos los mejores” es un tema que puede representar también a cualquiera que se haya sentido en la cima, experimentando las mieles del triunfo, y que haya llegado al presente, maltrecho y angostado, pero lo suficientemente vivo como para mirar atrás y preguntarse eso de “¿cómo hemos llegado hasta aquí?”

También en nuestro Real Zaragoza existieron épocas en los que fuimos los mejores. Épocas dispersas y repartidas en el tiempo. En el presente podemos considerarnos afortunados al contar entre nosotros con el mago Rubén, Rubén Gracia “Cani”, que nos devuelve en cada uno de sus pases inopinados, un trocito de pasaje al recuerdo, Ya sea juntando las difícilmente miscibles velocidad y precisión, o provocando la exasperación del defensa que mira impotente como el balón transcurre lento al destino elegido. Costó su tiempo, no fue fácil ni rápido, pero al final, ante un Mirandés de siempre difícil digestión, surgió Cani convirtiéndose en ese factor diferencial que articula un equipo. Y sea porque ahora nos conformamos con poca cosa, o sea por las ganas que tenemos de ver cosas, el hecho es que se puede decir que un poquito volvió la magia a La Romareda, en la noche del domingo, dentro de esa otra larga noche sin fin que es la segunda división.

No sería justo olvidar al resto de guerreros en esta batalla. Todos lucharon, todos dieron lo que tenían. Encomiable un Ros por fin en su sito, junto al sempiterno capitán Zapa. Y ese Edu García, desbrozando su destino a golpe de voluntad. Todos fueron los mejores, y todos ayudaron a escribir este paso. Detrás de ellos, ese nuevo entrenador que empieza a encajar las piezas. Por delante queda un largo camino.

El futuro se abre ante unos jugadores que deberán buscarse sus propias gestas, a modo y manera de aquellos que en su día llevaron el nombre del Real Zaragoza a lo más alto, hombres como por ejemplo los Zaraguayos, que en los años 70 alcanzaron esos subcampeonatos de liga y Copa, y que se merecen todo nuestro recuerdo y homenaje. Y también de esa época de blanco y negro, de héroes domésticos, de modelos a los que emular, era nuestro gran Perico Fernández, recordado este domingo en La Romareda con el silencio de respeto por su fallecimiento. Llegó a ser Campeón del Mundo, y era de aquí, de Zaragoza. De otro tiempo. De un tiempo de…” cuando fuimos los mejores”.

Por Ron Peter.

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