Baratijas sobre ruedas | La Lupa
CF Reus D 1 – 0 Real Zaragoza
En el canal temático Discovery Max se emite el programa británico “Wheleer Dealers” y más conocido para los españoles como “Joyas sobre Ruedas”, que lleva al menos trece temporadas. Presentado por el vendedor de coches Mike Brewer y el mecánico Edd China, el objetivo del programa es comprar, reparar y revender coches clásicos obteniendo algún beneficio. Cada proyecto se extiende por un par de episodios de 30 minutos, en el que Mike compra un vehículo, se lo entrega a Edd para las reparaciones, y luego se vende. Brewer suele comprar coches antiguos en deficientes condiciones y a precios asequibles para un presupuesto reducido y es el magnífico trabajo de China, obras de orfebrería mecánica, el que convierte a ese clásico decadente en un vehículo “vintage” de aspecto caro y fiabilidad técnica absoluta. A mí me apasiona ver como Edd China convierte, por ejemplo un Lotus Elan de 1968 (marca británica a la que siempre halagan por razones…supongo que patrióticas), en un magnífico deportivo. El Real Zaragoza actual es como un coche muy viejo, un trasto casi inservible, al que se intenta modernizar, pero llevamos tres mecánicos en 9 meses y sigue sin funcionar y con las piezas a punto de estallar.
La diferencia entre un equipo como el Reus y el Real Zaragoza está en el trabajo técnico y físico. Nacho González, entrenador del Reus, ha realizado un trabajo magnífico con una plantilla modesta, mientras que Milla y Agné han sido un desastre para el Real Zaragoza. Mi querido amigo Ron Peter me envío un whatsapp tras el partido en el que definía totalmente la historia del Real Zaragoza de a temporada “todos los equipos me parecen más rápidos, no tanto en carreras individuales sino en posicionamiento, en el RZ todos se recolocan un segundo tarde”. Así es. Y además los datos finales del partido en Reus señalan que los jugadores zaragocistas recorrieron más kilómetros que los catalanes, pero en el césped parecían tortugas reumáticas ante corzos saltarines. El trabajo del entrenador es vital en segunda división, por cuanto el talento brilla por su ausencia en la inmensa mayoría de los equipos, y es la condición física, el orden defensivo y la implicación coordinada de los jugadores en ocupar espacios, lo que define a los grupos que juegan como un equipo de fútbol a los que parecen una banda de figurantes de edad madura, como es el Real Zaragoza actual.
Asimismo, César Laínez, que había comenzado su andadura como entrenador administrando correctamente la deficiente plantilla zaragocista, ha caído en la enfermedad del entrenador, la de los “ataques creativos” y ha desmantelado la táctica que le había supuesto unos resultados favorables por otras opciones, como la entrada del griego Samaras en la titularidad, que desprotegían la labor defensiva conjunta del equipo y ya sabemos que el déficit en esa parcela es incuestionable. El Reus nos derrotó con dos factores en los que resultaron muy superiores: orden e intensidad. Se puede dominar en posesión de balón y ser dominados en el global del encuentro, puesto que las mejores oportunidades, aunque escasas, fueron reusenses.
El Real Zaragoza ha vuelto a caer en la inoperancia y decadencia, tras el empuje inicial de César Laínez. En el horizonte están partidos complicadísimos contra rivales que se juegan la promoción o el ascenso directo. Todos nuestros próximos rivales están mejor física y tácticamente que nosotros y tienen un ritmo de partido muy superior. Personalmente, no veo posibilidad de sacar los 4 o 5 puntos necesarios para salvarnos del descenso a Segunda B, y por ende, de la liquidación y desaparición. Para todos aquellos que niegan la posibilidad del descenso con el peregrino argumento de que “hay equipos peores que el nuestro”, les recordaré que la última vez que se utilizó fue en la temporada 2012-2013, cuando se repetía el mantra de que no se descendería a segunda porque había tres equipos peores. Estamos en un peligro muy serio y ahora tenemos que usar la muy socorrida expresión de “remar juntos” para salvar a una entidad a la que queremos todos y que puede ser finiquitada con 85 años de historia.
Por Jeremy North
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