Fin de fiestas | La Lupa

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Real Zaragoza 1-1 CA Osasuna

En la adolescencia de un zaragozano, de cualquier época, su primera salida nocturna, a los 14-15 años, se produce durante las Fiestas del Pilar. Sus padres tienen algo de manga ancha ante los deseos de su primogénito y le permiten que tenga su bautismo en el proceloso mundo de la nocturnidad, eso sí, en un formato light, que suele terminar a las doce de la noche. En cambio, para la gente que ya no pintamos sino que sólo tenemos canas, soportar ocho días de fiesta, con muchedumbres arrolladoras por las calles, ruido incesante, suciedad, problemas de desplazamiento, etc., nos resulta agotador. Lo que nos apasionaba cuándo éramos jóvenes, la fiesta y la juerga que conlleva, ahora nos molesta, nuestras preocupaciones son mayores que los deseos de divertirse. No es ni mejor ni peor, es el paso del tiempo el que modifica tus intereses vitales. Pero lo que no cambia con los años y la vejez es el amor por el Real Zaragoza, y queríamos que su partido de fin de fiestas contra el Osasuna fuera un chupinazo de alegría. No fue posible.

El equipo navarro resultó ser el rival más fuerte hasta el momento para los zaragocistas. Muy bien trabajo, fuerte físicamente, con una presión asfixiante a la salida de balón del contrario y con bastante calidad en el mediocampo, con Fran Mérida y Lucas Torro como fenomenales conductores de juego. El comienzo del encuentro fue de dominio osasunista, bien solventado por una estable zaga, muy mejorada con Mikel González. El Real Zaragoza comenzó a despertar a partir del minuto 20 gracias a un inmenso Zapater y de la genial conducción de Febas y se dominó el juego durante el resto de la primera mitad, con el justo premio al esfuerzo con el gol de penalti de Borja Iglesias.

La segunda fase fue muy distinta. Osasuna mostró un planteamiento más abierto y consiguió el control del juego en base a una superioridad física que posteriormente se convirtió también en táctica, con los acertados cambios de Xisco y Arzura, que propiciaron mayor claridad en el ataque osasunista, hasta la llegada del gol del empate en un saque de esquina mal defendido. El resultado final se puede considerar justo si se equiparan los méritos de ambos equipos.

La semana de tres partidos ha sido productiva, con siete puntos de nueve. Ha existido más consistencia en la estructura de equipo que buen juego, pero pienso que eso es positivo, puesto que a partir del trabajo solidario en defensa se puede establecer un mejor equilibrio del conjunto. Se consiguió en Lorca una victoria de esas consideradas “de oficio”, con profesionalidad y eficiencia, habilidades que hace tiempo se habían perdido en nuestro equipo. El partido del Osasuna demostró que la plantilla es ajustada en físico y en número y que Natxo González debe mover sus piezas de una forma conveniente para que la temporada no se nos haga eterna. Osasuna, por ejemplo, cumple las premisas de un equipo líder en segunda, con cuatro centrocampistas de categoría superior y cuatro delanteros de nivel intercambiables en un mismo partido, una plantilla larga en número y en calidad. Esas desventajas propiciadas por las penurias presupuestarias en la confección de la plantilla deben ser superadas por el esfuerzo y la calidad de los jugadores zaragocistas. Más deberíamos pensar que el objetivo está muy lejano y solamente desde la paciencia podremos obtener resultados positivos. Ahora a recuperar la racha de victorias.

Por Jeremy North.

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