La soledad del portero al fondo | La Lupa
Real Zaragoza 2 – 0 CD Lugo
El poeta Rafael Alberti realizó la primera aproximación de la alta literatura al mundo del fútbol, con su “Oda a Platko”. Platko era un portero húngaro del FC Barcelona, que en un partido de desempate de la Copa de Fútbol (actual Copa del Rey) en los Campos de Sport del Sardinero, el 20 de mayo de 1928, jugando contra la Real Sociedad, en una jugada de peligro, el delantero vasco Cholín avanzó hacia la portería del Barcelona y cuando el gol parecía inevitable, el guardameta Platko realizó una gran estirada y se arrojó sobre el pie del jugador donostiarra conteniendo así el tiro, pero a cambio de recibir en la cabeza el golpe destinado al balón. La patada fue brutal, Platko quedó conmocionado y tuvieron que retirarle del campo para aplicarle 6 puntos de sutura en la herida ensangrentada., y tras unos minutos de espera, volvió al terreno de juego con un aparatoso vendaje en su frente. El poeta Rafael Alberti, uno de los espectadores presentes en el campo, impresionado, dedicó al guardameta una oda, que apareció en la primera página del periódico «La Voz de Cantabria» del día 27 de mayo de 1928 y que no os voy a reproducir en este artículo por falta de espacio. Si algún zaragocista con aspiraciones poéticas afrontase el desafío de glosar la soledad de un portero ante el peligro, tendría como inspiración al cultivado Cristian Álvarez, el primer portero zaragocista en nuestro calvario de segunda división que nos está dando puntos.
No nos engañemos, las intervenciones de Cristian en los primeros quince minutos de la segunda parte frente al Lugo fueron decisivas para evitar el empate, pero el Real Zaragoza mereció finalizar la primera parte con algún gol más de ventaja que el solitario de Borja Iglesias. La mejoría del equipo con respecto al atroz partido de Alcorcón fue importante. Y básicamente se puede centrar en el retorno de Raúl Guti al once inicial. El canterano, incluso cuando no está acertado en el pase y en la creación, tiene un despliegue físico asombroso, capaz de cortar un sinfín de balones y de aprovechar su capacidad pulmonar para llevar la presión a zonas más avanzadas, impidiendo el dominio rival. Y del vigor de Guti se aprovecharon el resto de sus compañeros, que, ante un buen Lugo, realizaron un aceptable encuentro en líneas generales, y sólo la debilidad del centro de la defensa, que sufrió ante los balones bombeados y que permitió remates dentro del área por falta de contundencia, impidió que se dominasen todas las parcelas del césped con claridad.
Otros puntos positivos del partido fueron el acierto de Natxo González con los cambios, que insuflaron fuerza a un equipo que estaba pasando sus problemas ante las acometidas gallegas en la segunda parte, y la recuperación del suizo Oliver Buff, que tuvo unos 20 minutos muy inspirados, y que vuelve a ser un jugador con capacidad para desequilibrar a los contrarios con su calidad, como también sucede con Papu, muy incisivo en los pocos minutos que jugó. Para esta segunda vuelta se necesitan jugadores preparados para proporcionar buenos minutos, sean muchos o pocos, y que sirvan para abandonar los puestos peligrosos de la clasificación y optar por otros mejores. Esperemos que los inclementes golpes de realismo tras una victoria esperanzadora no se repitan y lo cierto sea que el nivel del equipo y el compromiso de los jugadores se mantenga alto.
Cristián, el portero tranquilo y solitario, que llamó a su perro Bandini, nombre del protagonista de las obras del escritor italoamericano John Fante, comentó en una entrevista del pasado octubre en el “Marca”, que pondría como banda sonora al Real Zaragoza actual cualquier canción de Motorhead. Ojalá sea verdad y los jugadores se transmuten en unas bestias futbolísticas como lo era el simpar Lemmy Kilmister, que en la gloria del bourbon esté.
Por Jeremy North.
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