Ayer, hoy y siempre | La Lupa

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Real Zaragoza 1 – 1 UD Las Palmas

Hace tiempo, el inicio de la liga de fútbol solía ser una de esas cosas que marcaban el fin del verano, como el término de las vacaciones, o la vuelta al cole o al trabajo. Hoy es algo diferente. Cuando aún algunos siguen solazándose en el relax, cuando aún hace calor para derretir las tardes, y todavía la siesta es de obligado cumplimiento, la liga ya ha dado sus primeros pasos, y algunos más. Ello no significa ni mucho menos que todos los competidores estén en plena forma. Al contrario, como de una pretemporada alargada se tratase, muchos equipos están en fase de construcción y de acoplamiento. Además, y como ya viene sucediendo en los últimos años, la igualdad parece que será la característica de la categoría.

Volvíamos este sábado de nuevo al Municipal de La Romareda a ver a nuestro equipo, a comprobar si ante un rival de enjundia, recién descendido y supuesto gallito de nuestro corral futbolístico, el Real Zaragoza era capaz de consolidar algo la imagen, buena para algunos, prometedora tan solo para otros, ofrecida en los dos primeros partidos de la liga. Y el equipo salió a no defraudar.

Vivimos una primera parte como las de hace tiempo, cuando lo normal en casa ante casi cualquier rival, era dominar el partido, sin agobios ni alharacas, pero con la seguridad de que el fruto iba a llegar. Y en efecto, el gol llegó avanzada la primera parte, tras una buena jugada que no fue la única. El equipo insular no había hecho nada del otro jueves, limitándose a contemporizar. Eso cambió tras el descanso, y los amarillos se acercaron más a nuestra área. Todo dentro del guion. Idiaquez dio entrada a Buff para controlar un poco más el balón y rebajar la inflamación. Dicho remedio funcionó unos minutos, pero pronto llegó otro elemento clásico, por lo repetido, en nuestra Historia. Casi diríamos hasta entrañable si no fuera por lo pernicioso: el error arbitral de dar como válido el gol canario en claro fuera de juego al saque de una falta. Como si no hubiéramos visto ninguno antes. Qué pena. Tras un ligero desconcierto, el equipo continuó atacando, pero por falta de acierto o convicción, al final se quedaron las tablas en el marcador.

Cosas a favor: el equipo parte de una base humana ya existente. Hay jugadores, y recambios competentes para casi cualquier posición. Hay también autoconfianza, pues el equipo quedó tercero el año pasado, y saben que pueden ganar a cualquiera. Hay también juventud, que va siempre acompañada de fuerza y ambición. Hay calidad, aunque esta sea a veces intermitente.

Cosas en contra: hay que acoplar a los nuevos jugadores, automatizar esquemas, mejorar de cara a puerta y lo que pronto se verá que es necesario: afilar el colmillo, mostrarse no solo dominante sino autoritario, y ser consciente de la necesidad de ganar. No a cualquiera, sino a casi todos. Tarde o temprano habrá que creérselo.

En estos momentos de la liga, es imposible sacar conclusiones ni predicciones sobre cómo terminará esto. Es algo obvio. Pero lo cierto es que una vez más, el objetivo es el ascenso. La presión para alcanzarlo se irá haciendo lenta, pero paulatinamente, más sólida y evidente con el paso de las semanas. Ahora mismo, podemos seguir teniendo paciencia y ver cómo va creciendo nuestro equipo. Bienvenida, nueva temporada. En ti depositamos nuestra ilusión.

Por Ron Peter.

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