Resignación | La Lupa

Resignación | La Lupa

AD Alcorcón 2 – 0 Real Zaragoza

En el cuento “Ante la ley”, de Franz Kafka, un campesino en busca de la ley desea acceder a la misma entrando por una puerta, pero el guardián de la misma se lo impide diciéndole que no puede pasar en ese momento. El hombre pregunta si alguna vez podrá pasar, a lo que el guardián responde que es posible «pero no ahora». El hombre espera por años, sobornando al guardián con todo lo que tiene. Éste acepta todo lo que se le ofrece diciendo que lo hace «para que no creas que no has hecho todo lo posible». El hombre se instala allí junto a la puerta, consagrando su vida a ese momento de trascenderla, envejeciendo entre la impotencia y la resignación. El final del cuento prefiero no contarlo…

El Real Zaragoza, en esta travesía de años por la segunda división, se parece cada vez más a ese personaje que intenta una y otra vez cruzar el umbral hacia ese otro lado al que quiere llegar y en el que tantas veces como lo intenta, tantas veces ve frustradas sus intenciones. En este sexto año en el infierno, que comenzó como todos, con ilusión y con expectativas incluso de luchar por el ascenso directo, otra vez y además bastante pronto tal pretensión se ha convertido ya en un grotesco recuerdo. Una vez más, la ilusión parece querer dejar su sitio a la resignación.

Resignación es una de las sensaciones que dejó el final del encuentro en Alcorcón. A veces en las derrotas resulta evidente el problema: males de fondo como la falta de actitud o el bajo tono físico, o bien problemas puntuales endémicos: arbitrajes erráticos, fallos defensivos o de sistema, esquemas extraños del entrenador, etc…pero hoy no tenemos nada concreto a lo que echarle la culpa. ¿un penalti que podría no haberse hecho? Esas cosas son lances del juego. El Alcorcón fue superior, fue más constante, y se impuso, sin apabullar y con tenacidad. Poco más podría añadirse a un resumen.

El Real Zaragoza aguantó el tipo durante la primera parte en la que, a diferencia de otras ocasiones, esta vez no hubo errores fatales. Alcaraz volvió a apostar por Nieto y Biel en el costado izquierdo del campo, con las presencias de Múñoz y Delmás, relegando a Verdasca al rincón de pensar. Los minutos transcurrieron sin ocasiones claras por parte de nadie, y tan solo al final, cerca del descanso, los madrileños subieron un punto la intensidad. Al principio de la segunda parte incluso hubo varias aproximaciones zaragocistas, pero la defensa amarilla demostró ser una roca ordenada. Siempre había alguien para cortar el pase, cero despistes, cero fallos. A cero podría haberse quedado un empate final, pero el Alcorcón transformó la pena máxima que tuvo, y fin del partido.

Si este año se quería realmente haber luchado por el ascenso directo, desde la dirección deportiva y desde el consejo, habría que haber sido más previsores y ambiciosos. Está bien la continuidad de los canteranos y de algunos otros jugadores, pero no se ha sabido equilibrar las lesiones conocidas con antelación, de Eguarás, Guti, Zapater o Toquero. El equipo quedó muy sensible a nuevas eventuales lesiones, como ha resultado suceder con Papu, Grippo, Ros, o los delanteros ya felizmente recuperados. Todo ello además en la temporada más competitiva de los últimos años.

Aún faltando 27 jornadas, este año es ya un fracaso para el Real Zaragoza. Hay que luchar para que no termine en un desastre apocalíptico. Hoy en día, el equipo se encuentra en una etapa de desconcierto y reconstrucción. El entrenador sigue intentando encontrar la clave adecuada para, con los hombres de que dispone, lograr un conjunto que ofrezca un rendimiento adecuado para, al menos, hacer una segunda vuelta digna que nos permita estabilizarnos en los mediados de la tabla, con sus días buenos y sus días malos, haciendo que si bien la ilusión no dé fruto, al menos duerma en barbecho en espera de tiempos mejores.

Por Ron Peter.

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