Atl. Madrid – Real Zaragoza | Mirada del Rival

Volvemos un año más al Vicente Calderón para disfrutar de un partido de esos que se pueden denominar incógnita porque en un Atlético de Madrid-Real Zaragoza todo puede suceder, desde goleadas en contra hasta victorias sufridas por la mínima pasando por remontadas inesperadas con Delio Toledo como protagonista, que son tres ejemplos de lo que ha sucedido en la última década en las visitas que el Real Zaragoza ha hecho al equipo madrileño.

El Atlético de Madrid ha comenzado horriblemente mal la liga, competición en la que todavía no conoce la victoria, si bien es cierto que su último empate a domicilio en Valencia puede significar un principio de mejoría en un equipo que tenía las vistas puestas mucho más altas de la situación en la que ahora se encuentra, no en vano el año pasado terminó en una meritoria cuarta posición que le dio acceso a la ronda previa de la Liga de Campeones tras un final de campaña espectacular. En la actual temporada el equipo madrileño ha cedido dos empates en su estadio ante equipos presumiblemente asequibles en principio para ellos como como son Racing y Almeria.

Una explicación a este irregular comienzo de temporada puede encontrarse en su zona más débil dentro del terreno de juego, la defensa, una línea que le lleva dando disgustos desde el año pasado y que cada partido que pasa colecciona más y más críticas. Los grandes espacios que dejan atrás y la falta de comunicación que muchas veces evidencian son factores que debemos aprovechar para conseguir hacer el mayor daño posible. Pero si es verdad que el Atlético de Madrid tiene una carencia evidente en defensa no es menos cierto que en la delantera tiene a dos de los mejores delanteros del mundo, dos “craks” capaces de ganar ellos solos un partido cosa que suele suceder con bastante frecuencia, y es que tanto Forlán como Agüero son dos jugadores que en estado de gracia son imposibles de parar. Por si esto fuera poco, el peligro que desde el mediocampo aportan Simao y Jurado por las bandas deben hacer que nuestra defensa, cuyas características podrían ser definidas con las mismas palabras que en este artículo se han utilizado para describir la del Atlético de Madrid, tengan encendidas desde ya las luces de alarma para no perder la concentración durante todo el tiempo que dure el partido.

El ambiente por la zona rojiblanca de la capital de España no es nada bueno, todo lo contrario. Los nubarrones negros de tormenta llevan instalados en el Vicente Calderón desde el primer partido de liga cuando el Málaga les pasó por encima. Desde entonces ha habido manifestaciones en contra de la gestión de sus dirigentes y el puesto de Abel cada día está más en peligro. Para echar más sal en la herida, el único punto conseguido en los dos partidos que ha jugado el equipo rojiblanco en la máxima competición europea no han ayudado precisamente a que la ilusión crezca en la afición atlética. Con este escenario de fondo de nuevo nos enfrentamos a un Atlético de Madrid inmerso en un río revuelto y con una presión sobre los hombros difícil de aguantar. La afición rojiblanca no espera otra cosa que no sea una victoria, más jugando contra un recién ascendido ante el que no se puede fallar después de todos los fiascos que llevan en liga, y es que una derrota el sábado supondría unas consecuencias difíciles de calcular.

No sería pues extraño una derrota ante un equipo que está llamado a otros objetivos y que juega en su estadio, pero para nada se puede descartar un resultado positivo porque el único que no tendrá presión será el Real Zaragoza, al menos así debe salir al terreno de juego, a hacer su trabajo, a confirmar la mejoría experimentada en los dos últimos partidos y esperar dar la sorpresa en un partido que puede dar un empujón formidable en el nivel de moral del equipo.

Por Tyler Durden

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