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Artículo de Cuñao

Hundido en la inmundicia. Así es donde se encuentra ahora mismo el Real Zaragoza.

La tercera derrota consecutiva, en medio de la situación sumamente crítica, deja al equipo hundido. Más aún cuando quien te gana es, con todos los respetos, uno de los equipos más débiles de la categoría.

Lo peor de todo no es únicamente el registro de puntos (que lo es) si no la imagen del equipo y del entrenador. Analizando el juego desplegado por el equipo y el trabajo de Agne se puede afirmar, casi con total seguridad, que el objetivo obligado del ascenso es totalmente quimérico.

Este equipo, cada vez más, se parece al de la temporada 13/14 donde acabo perdido en segunda división coqueteando con los puestos de descenso y que, de no haber sido cesado Paco Herrera, el equipo seguramente hubiese descendido.

Esa temporada fue la última de Agapito. Ya sabemos lo que pasó por aquel entonces y la casa de mala muerte que era el Real Zaragoza. Pero es que actualmente, aunque haya mejorado mínimamente (porque peor que Agapito es casi imposible), la situación a nivel institucional y deportivo es muy similar a la de aquella temporada.

En estas tres temporadas de gestión de esta nueva directiva cada año la plantilla ha sido diferente, han pasado cinco entrenadores, dos directores deportivos y la directiva se ha mantenido. Y todo va cada vez peor. No hay que ser muy listo para adivinar donde está el problema.

Esta directiva no es apta para dirigir este equipo. Desconozco si por negligencia, por falta de aptitud o por ambas cosas pero no es apta. Porque en estas tres temporadas el equipo va cada vez a peor y, como digo, se ha cambiado plantilla, entrenadores y directores deportivos. Que todo esto (que es mucha gente) no funcione es algo que no es posible. Y no sirve la excusa de la complicada situación económica porque otros equipos, con menos presupuesto, han hecho un mejor trabajo en el ámbito deportivo.

Todo esto no es admisible. La directiva está apartada en un segundo plano, protegida por la prensa que guarda silencio en este tema y que solo habla para pedir un estadio. Pedir, que en una situación límite como la que se encuentra el Real Zaragoza, el presidente salga a dar la cara (sin pedir un estadio) es algo imposible. A todo esto, ¿Aquí quién manda?, ¿Lapetra?, ¿Seguro?

La afición ha aguantado mucho estos años con actitudes totalmente negligentes como cuando se guardó silencio tanto tiempo respecto a Agapito. Se cometió ese error en el pasado. Pero no se puede volver a repetir.

Es hora de pedir a la directiva que dé la cara. Dar el puñetazo en la mesa desde la grada y empezar a pedir explicaciones. No es admisible todo esto que está pasando. No es admisible que el Real Zaragoza vaya cada vez a peor. No es admisible que, mientras todo esto pasa, la directiva se vaya de rositas protegida por unos medios de comunicación que jamás dirán nada malo de ellos.

No sirve ninguna excusa. Si la directiva no reacciona la afición tiene que exigirle dos cosas: o que reaccione o que se vaya. No hay más. Pero ya está bien de que la afición vea impasible como el Real Zaragoza vaya de camino a segunda división B sin que nadie diga nada. Ya se hizo una vez y esa actitud (la de callar) fue una causa de la casi desaparición del Real Zaragoza que por fortuna no sucedió. Pero esto puede volver a ocurrir y de hecho camino lleva.

Todo esto va más allá de los resultados, los puntos y el aspecto meramente deportivo. Hay que dejar esto en un segundo plano y centrarse en la cabeza de todo que es la directiva. Todo lo demás es perder un tiempo que no se tiene.

El próximo partido ante el Lugo es la ocasión idónea para que la afición de el puñetazo en la mesa y exija a la directiva lo que he dicho anteriormente: o que reaccione o que se vaya. Con tranquilidad y sin actitudes violentas u hostiles. Pero sí con energía.

No valen excusas. Mucho menos decir que actitudes como estas “perjudican al equipo” (algo que clama al cielo). La afición va a estar sola (porque la prensa calla y va a seguir callando). Pero esa relativa soledad puede ser muy poderosa.

Por Cuñao