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Con mucho tacto y respeto hacia todo el zaragocismo, intento transmitir que, de no dar un golpe de timón, entre unos y otros, estamos acercando al “León” otra vez al Hospital.

Desconozco si es una visita rutinaria, o por el contrario, es para ingresarlo en la UCI, como ya se hiciera hace años, por la misma enfermedad.

No hay forma de vivir con tranquilidad. A la afición no se le da respiro y ya estamos otra vez sumidos en un pesimismo que prende fuego en las redes sociales zaragocistas y en todos aquellos, abonados y no abonados que ven todos los encuentros del Real Zaragoza.

Los partidos perdidos en La Romareda indicaban que este equipo no tenía ese gancho necesario para ascender directamente a primera división, pero el partido contra el Alcorcón, termina de demostrar la necesidad de tomar medidas urgentes, si realmente el objetivo es la División de Honor o por el contrario, la liquidación de la S.A.D. y en consecuencia el final de un histórico club.

Ya se comentó desde la entidad, que en próximo año en Segunda y amortizando obligatoriamente la deuda pactada, pues termina la carencia de 3 años, el Real Zaragoza no tendría viabilidad económica.

Desde que la Fundación se hiciera cargo del Real Zaragoza, he intentado por todos los medios a mi alcance, apoyar, transmitir optimismo, pedir al zaragocismo tranquilidad y sobre todo unidad, pero está claro que, a la afición, por parte de la S.A.D., no se le ha dado ni transmitido lo mismo, ya que sus ruegos no se han escuchado.

Ante una economía maltrecha, se puede entender un control minucioso de los gastos (nadie dijo que sería fácil), pero lo que no es comprensible es no transmitirlo a la afición por quien corresponde y mantener en la dirección del equipo a un entrenador y algunos jugadores que día a día, no solo nos hacen sufrir, sino que regalan al contrario puntos fundamentales para ascender de categoría.

Es posible que al ver una segunda división tan igualada, se esté apostando a la suerte, al milagro y a la esperanza de que los que son “malos” se vuelvan “buenos”…mala apuesta.

Si ahora, que hay tiempo de reinvertir esta situación, no se aplica medida alguna, seguiremos en el camino del sufrimiento y pesimismo, del enfrentamiento e impotencia, al ver un Real Zaragoza con un futuro tenebroso y rumbo desconocido.

No es justo responsabilizar de todos tus males a la deuda heredada y ya conocida, esa es una parte importante, lo sabemos, pero la gestión también es una gran responsabilidad y el buen gestor, está en la obligación de escuchar, analizar, valorar y tomar medidas para que la inversión realizada no caiga en saco roto si en la empresa hay algún ejecutivo o trabajador que no da la talla.

Un club de futbol no es una empresa, aunque este inmerso en una Sociedad Anónima. Un club de futbol es fundamentalmente: una directiva, un entrenador y un equipo.

En el Real Zaragoza “Club de Futbol”, la directiva está escuchando, pero no tomando las medidas que sus miles de pequeños accionistas y abonados le están solicitando a gritos. El entrenador no tiene una trayectoria profesional acorde a un club histórico como el nuestro y se le está pagando un “aprendizaje” que no realizó en sus 8 equipos anteriores como entrenador. Y el equipo, salvo alguna excepción, además de no sentir el escudo del león como algo propio, y aun teniendo la mejor de las intenciones, no tiene alma y demasiados problemas como conjunto.

Por este camino es imposible hacer creer a la afición que el proyecto de Primera es posible, todo lo contrario, como sigamos perdiendo partidos que estamos obligados a ganar, podríamos mirar más cerca el descenso que el ascenso, ya que 4 y 6 puntos marcan la gloria y 7 puntos el fracaso.

Posiblemente, con este comentario, me gane, aún más, la enemistad de algunos zaragocistas que en su día defendían el “agapitismo” y de otros “puristas” que no admiten que se toque (decir verdad) al Real Zaragoza bajo ningún pretexto, que dicho sea de paso, son aquellos mismos que, pudiendo hablar, jamás salieron en defensa de nuestro club y que por intereses varios callaron y prosiguen con su silencio.

Da igual lo que uno diga, pues puede errar en el comentario, también importa poco que, quien no sabe lo que es un club de futbol, te insulte o amenace impunemente. Lo que es injusto, es que el zaragocísmo siga sufriendo, que el Real Zaragoza pueda desaparecer y que nadie ponga remedio a esa situación, después de haber sobrevivido in extremis, ayudado por un zaragocísmo que luchó sin desfallecer, unos con acciones, otros con la palabra y otros muchos, manifestándose con el escudo del león en el corazón.

Javier Laínez Royo