Real Zaragoza – CD Tenerife | La Previa
Sábado 10 de junio 20:30h
Para empezar dejémoslo claro, ESTO NO ES UNA PREVIA. De nada serviría hacer una previa al uso cuando todo está ya decidido en esta última jornada de liga que pone fin a la cuarta temporada consecutiva del Real Zaragoza en Segunda división. El pacto de no agresión firmado en Gerona el pasado domingo gracias al cual los locales consiguieron el punto necesario para finiquitar su ascenso a Primera y los zaragocistas arrancaban el quincuagésimo tras 41 jornadas y ponían fin a todos los sufrimientos sobre un posible descenso. Ese simulacro de partido dice más del Real Zaragoza de lo que parece a simple vista.
La temporada sólo puede calificarse como un total y rotundo FRACASO. No hay más, no se puede expresar de otra manera lo visto (y padecido) durante los últimos 9 meses. El Real Zaragoza, que cuando descendió en junio de 2013 era un Clásico del fútbol español, se ha convertido casi 1500 días después en un club clásico de la división de plata, un lugar que históricamente queda muy alejado de la realidad. Hasta allí nos han ido encaminando las erróneas decisiones de unos, las malas intenciones de otros y, ante todo, la falta de un rumbo claro para una entidad de cuyo nacimiento se han cumplido 85 años durante la presente temporada.
Hay que volver la vista atrás para entender, aunque sea en parte, lo que le sucede a este Real Zaragoza. Haber pasado durante la última década por las manos de un constructor que se creyó con el derecho a utilizar la Historia y el Honor de un Club como el zaragocista en beneficio propio, haber tenido un Director General cuya única intención pareció, durante una buena parte de su estancia en Zaragoza, la desaparición de la entidad, haber padecido durante 50 días el secuestro por parte de unos comisionistas que sólo buscaban dar el pelotazo de sus vidas a costa de lo que fuera y con la pasividad de algunos miembros de la propia SAD, alguno de los cuales sigue en la misma, haber sido rescatados de una segura desaparición por un Fundación cuyos miembros pasaron posteriormente a ser propietarios de la mayoría accionarial del Real Zaragoza son algunos de los principales hechos de esta década infernal. Puestos así, uno detrás de otro, parece una sucesión arbitraria pero cualquier zaragocista conoce lo que se ha sufrido a causa de ellos.
Si a todo lo anterior sumamos la alarmante falta de serenidad de un Consejo de Administración que en menos de 3 años ha tenido ya a su cargo a 3 Directores Deportivos, 6 entrenadores (con la más que segura contratación de Natxo González, actual técnico del Reus Deportivo, serán 7) y varias decenas de jugadores que han pasado por el vestuario blanquillo, el resultado sólo puede terminar en fracaso tras fracaso y sólo la casualidad o la fortuna pueden hacer cambiar ese destino. La actual temporada ha sido una muestra más de esa falta de proyecto y de paciencia que desde las oficinas de la SAD se va transmitiendo a todos los apartados de la entidad y al propio entorno. Lo peor es la decadencia en resultados deportivos que está sufriendo el Club con la actual propiedad al frente: cada año el resultado obtenido es inferior al anterior. Peligrosa deriva si tenemos en cuenta los apuros que esta temporada se han tenido para mantener la categoría.
Además de todo lo anterior, y a pesar de las muchas deficiencias que deben caer en el debe del anterior Director Deportivo, un muy decepcionante Narcís Julià que en un año no fue capaz de mostrar las capacidades que se le presuponían más allá del acertado criterio impuesto en la Ciudad Deportiva y que ya va dando sus frutos (el ascenso de un muy aragonesizado Deportivo Aragón a 2ªB como símbolo de cambio), la plantilla actual ha tenido un rendimiento muy por debajo de lo mínimamente exigible. Decepcionante sería la palabra para calificar a la gran mayoría de los miembros de la plantilla; honrosas excepciones, como la de Ángel, cuyas desafortunadísimas declaraciones a una emisora tinerfeña deseando la derrota mañana del Real Zaragoza han empañado su temporada y le han hecho salir por la puerta trasera. Una evidencia más de la descomposición. Lamentable. Los dos primeros técnicos de esta temporada no mejoraron a la deficiente plantilla con la que debían trabajar; sólo la época de César Laínez, el salvador estaba en casa, en la que se apreció lo mejor de la temporada, una formidable reacción y cierto empaque, utilizando a jugadores apartados hasta entonces o descubriendo al canterano Jorge Pombo, sirvió para sacar al equipo de la UCI, lugar a donde primero Milla y luego Agné había arrastrado al equipo, y evitar un desastre aún mayor. Gracias, César, por dar el paso al frente y por demostrar que no hacía falta irse lejos para encontrar soluciones.
Y ante todo lo anterior, ¿dónde queda la afición, esa parte de la entidad que pase lo que pase sigue fiel? Resulta heroico que unos 20.000 zaragocistas sigan renovando su abono año tras años cuando la última década se resume en dos descensos, un ascenso, tras permanencias agónicas, alguna de ellas milagrosa, y cuatro temporadas consecutivas en Segunda División. Me gustaría saber lo que hubiera ocurrido en otros Clubes con tanta solera e Historia como el nuestro de haber padecido una época tan negra y tan continuada. Difícilmente serían comparables. A día de hoy el mayor, y casi único, patrimonio del Real Zaragoza se encuentra en la grada, aunque en muchas ocasiones sea ignorada o maltratada: poca o nula empatía se muestra desde la cúpula zaragocista con el aficionado.
Mañana, una vez más a final de temporada, toca valorar lo visto (sufrido) durante la temporada, la afición es soberana y, sin la existencia de ningún otro incentivo durante el partido, más allá de la posible de la presencia de algún jugador del filial, libre para poder expresarse de manera pausada y detenida sobre cada uno de los participantes en esta temporada que pasará a la Historia zaragocista como la peor de los últimos 50 ó 60 años, que no es poco. El zaragocista medio se ilusiona y se esperanza con facilidad, pero también convendría escuchar su voz. Sin un proyecto decidido, claro y paciente el futuro puede ser tan oscuro como el que otros clubes, RCD Mallorca y Elche por ejemplo, tendrán el año próximo. Tomen nota y actúen en consecuencia.
Por Daniel Marcén
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