Confianza defraudada

Hace un mes escribí un artículo titulado «Cuestión de confianza», justo antes del partido ante el Valencia, el último del año y previo al parón navideño. Tras una racha de seis partidos sin ganar, la victoria se antojaba imprescindible para poder confiar en una reacción del equipo. Una vez más, el Real Zaragoza se adelantaba en el marcador y, una vez más, era incapaz de mantener la ventaja hasta el final. El empate dejó reducido el margen de confianza a la vana esperanza de un milagro que finalmente no llegaría.

La victoria ante el Pontevedra por los pelos fue un alivio momentáneo pero no un remedio. En el Bernabéu, el equipo ofreció el mejor fútbol de la temporada pese a la derrota, pero quien más quien menos, todos dudábamos de que fueran capaces de repetirlo en otro marco y ante otro rival. Y así se confirmó en casa ante el Racing en Copa y sobre todo ante el Mallorca en Liga, donde el equipo mostró todas sus vergüenzas y la Directiva tomó la lógica decisión de prescindir del entrenador. Lógica porque, por mucho que La Romareda nunca haya protestado contra Víctor Fernández, nueve partidos sin ganar no los aguanta ningún equipo. Por más confianza que la afición en general pudiera tener o haber tenido en el entrenador, hay que admitir que esta confianza se ha visto defraudada porque Víctor no ha sido capaz de revertir una situación que se agravaba por momentos. Hacía falta un revulsivo y es bien sabido que esto en el fútbol suele significar el cese del técnico.

A decir de algunos, esta decisión debía haberse tomado antes del parón navideño, y no les falta razón. El equipo ya había dado muestras más que evidentes de su degradación y era el momento adecuado para que llegase un nuevo técnico con algo de tiempo para hacerse cargo de la situación. A Víctor le han sobrado los cuatro partidos siguientes. Aunque hay también quien dice que en realidad le han sobrado muchos más, que debía haber sido cesado tras la eliminación de la UEFA, que ningún otro entrenador hubiera sido soportado tanto tiempo ni por la Directiva ni por la afición…

Yo me he hartado de decir que hay muy pocos antecedentes de entrenadores que hayan sido cesados tras un mes de competición. En el Real Zaragoza, es conocido el caso de Lillo, pero este no es paradigmático de nada. Sin embargo, hay dos casos que sí son referentes, y que incluso se nombran cuando se dice «ah, si hubiera sido Rojo o Flores, hubieran temblado los cimientos de La Romareda». Pues bien, la afición se levantó en armas contra Rojo durante la racha de siete partidos en los que sólo consiguió una victoria (con el famoso penalti ante el Villarreal) y el vasco fue cesado… en la jornada 21 (dos más tarde que Víctor). Meses después nos fuimos a Segunda. Mucho se ha dicho desde entonces que si no hubieran cesado a Rojo no hubiéramos descendido. Eso no lo sabremos nunca, pero lo que sí es seguro es que esto ha marcado a nuestra afición.

Y es por este motivo que La Romareda no ha vuelto a protagonizar grandes protestas contra ningún entrenador: ni contra Flores, que tras un duro ascenso de categoría, desplegó un fútbol horroroso en Primera, donde sólo puntuó en 7 partidos de 20 jornadas (una más que Fernández); ni contra el otro Víctor, Muñoz, que tras salvarnos del descenso y ganar Copa y Supercopa, navegó con más pena que gloria por la categoría durante dos años en los que tuvo a la afición y a los medios casi tan divididos como Flores, pero no fue cesado; ni por supuesto contra Víctor Fernández, quien además ha contado sin duda a su favor con el cariño y el respeto de la gran mayoría de los aficionados, no sólo por su trayectoria recopera, sino porque llegó a Zaragoza en 2006 prometiendo la UEFA y la consiguió, y el hecho de que al final fuera por los pelos no quita ni un ápice de mérito a un objetivo tan difícil y tan infrecuente en esta ciudad como es llegar a la UEFA vía Liga.

Quizás haya sido precisamente el éxito tan temprano del primer año lo que ha marcado las urgencias del segundo, pero Agapito Iglesias había planteado un proyecto deportivo que no había de moverse por el resultado más inmediato sino por la búsqueda de objetivos a largo plazo, de manera que ni siquiera un golpe tan duro como la eliminación de UEFA podía justificar una decisión tan radical como prescindir de la persona a quien se había presentado como adalid de ese proyecto y que contaba con el apoyo de la afición. Esto explica que Agapito haya aguantado a Víctor tanto tiempo.

De todas maneras, había gente para la que todo esto daba igual. Simplemente estaban agazapados, esperando a que las cosas se torcieran para poder sacar todo su odio personal contra el entrenador. Para algunos, que Víctor Fernández fuera capaz de enlazar dos frases seguidas en las ruedas de prensa le convertía en un «orador» engañabobos. No sé qué esperaban, ¿que Víctor dijese que habían hecho un partido de mierda, que se mostrase apesadumbrado y hundido, que nos íbamos a Segunda? ¿De verdad con eso se hubieran sentido mejor? ¿O quizá que rajase de los jugadores y de su actitud? ¿Pero de verdad creen que algún entrenador va a hacer eso? ¡Pero si hasta después del lamentable espectáculo que vivimos en el Sardinero, el nuevo entrenador Ander Garitano dijo que no creía que hubiera sido un problema de actitud! ¿Cómo va a decir otra cosa? Menos mal, Ander, que no tienes la «oratoria» de tu antecesor, igual eso te ha salvado de que te echen en cara que hayas sido tan condescendiente con tus muchachos, que te van a dar más de un dolor de cabeza.

Ah, no pero es que el «orador» era un bluff, era ese que vivía del pasado, de esa Recopa en la que sólo estuvo de adorno. ¿Qué importa que nos clasificara para la UEFA el año pasado? Eso sólo es «flor». Así son las cosas en el fútbol: lo que no conviene a la valoración que ya se tiene predeterminada simplemente no cuenta. Y cuando se tiene la oportunidad de machacar, se va a ello con todo, hasta con los insultos y las calumnias. Yo respeto a quienes no creen en Víctor Fernández y lo argumentan, pero esas otras cosas son las que a mí me asquean en este mundo del fútbol.

Como eso de que no echaban a Víctor porque tenía negocios con Agapito y porque le pagaban en acciones del Real Zaragoza. Resulta que a Víctor lo han cesado y ha desmentido eso como patrañas, y sin embargo, no importa, para algunos sigue siendo verdad por más que no lo puedan demostrar, ni parezca siquiera lo más lógico. O eso otro de que el problema de Víctor es que es un «prepotente» y «mala persona». ¿Pero qué cojones importa si era buena o mala persona (y que conste que yo no lo conozco)? ¿Hay algún entrenador, bueno o malo, del que digan que es humilde y buena persona? Pocos o ninguno. ¿Y de jugadores? ¿Y de directivos? ¿Y de…? En esta vida, cada cual cuenta la historia como le va… o como le conviene. Al final, lo que importa en el mundo del fútbol no es la personalidad, sino los resultados. Y al final, eso hay que dejarlo bien claro, son los resultados los que han echado a Víctor Fernández del Real Zaragoza.

Por último, hay gente que dice que el proyecto de Agapito ha sido un timo y una estafa por el mero hecho de tener al supuestamente «bluff» Víctor Fernández como cabeza visible. Vamos a ver: si es un entrenador aragonés que ha tenido grandes éxitos en el Real Zaragoza, que está considerado un gran entrenador a nivel nacional e incluso candidato a la Selección Española ¿por qué no había de parecerle a Agapito la elección ideal? Se habrá podido equivocar al confiar en él, pero no tiene por qué ser un engaño. Por otro lado, se dice que la culpa de que tengamos una plantilla descompensada es de Víctor. Sin embargo, a principios de temporada Víctor se quejó de tener muchos medios centros y a última hora le trajeron otro medio centro. Me da igual que sea Luccin, no me encaja. Pidió un central más y no se lo trajeron. ¿Seguro que no pidió ningún jugador de banda? ¿Seguro que quería a D’Alessandro, ese jugador que le monta bullas y se lesiona a conveniencia, pese a lo cual ha contado con el respaldo del máximo mandatario del club? Bueno y si es Víctor quien hace toda la plantilla ¿que pinta en todo esto Pardeza? ¿No tiene criterio propio? ¿No tiene responsabilidad ninguna? El ratoncito dijo en verano que si hacía falta algo siempre quedaba el mercado de invierno… ¿no era eso una admisión implícita de que faltaba algo? Claro que luego dijo que era la mejor plantilla de la historia… o sea que estaría conforme con ella no? Mi opinión, por supuesto muy personal, es que la plantilla es responsabilidad compartida de Víctor y de Pardeza.

En cualquier caso, ya he dicho que yo creo que esta plantilla, con sus deficiencias, estaba perfectamente capacitada para luchar por el objetivo de la UEFA. Que no haya funcionado se debe a un cúmulo de factores, entre ellos sin duda los fallos en la dirección técnica y preparación física, pero también la plaga de lesiones que han afectado a defensa y medio campo, que Aimar y D’Alessandro no hayan sabido rendir en las bandas (como sí hicieron en su día Savio y Cani, que tampoco eran jugadores específicos de banda) y el bajón de rendimiento de los laterales con respecto a la temporada pasada. Por supuesto hay que señalar la falta de Gaby Milito. Sin duda hemos perdido un gran jugador, que daba salida al balón desde atrás y era un líder en el campo y en el vestuario, pero recordemos que cuando el equipo pegó el bajón en el último tercio de la temporada pasada, Gaby todavía estaba aquí.

Se ha dicho también que la venta de Gaby Milito es el indicador más claro de que Agapito es un timador, porque prometió no vender y luego vendió y malvendió al más puro estilo Soláns. Bien, esto puede ser cierto. Desde luego si se hace una promesa como esa a la afición hay que estar dispuesto a cumplirla. Y si no, mejor callarse la boca. Pero pienso que ha sido un error de novato, el no saber calibrar que un club como el Real Zaragoza va a tener que vender jugadores por muchos recursos que crea que va a poder sacar por otras vías. Lo importante de las ventas es que sean buenas ventas y que se reinviertan los ingresos. Como esos recursos adicionales no terminan de llegar o llegan sólo a medias, se vieron forzados a vender para poder fichar. Y con las prisas, no vendieron bien. Eso sí, luego lo reinvirtieron todo en traer jugadores, pero ahora mismo el club no tiene ni un clavo para traer un entrenador con experiencia ni para fichar en el mercado de invierno, algo que la afición ve como una necesidad ineludible para un equipo que tiene lesionados de larga duración y cuyas deficiencias se han convertido en graves carencias que suponen un lastre importantísimo para salir de la dinámica perdedora que llevamos.

Y esto no sé si es un timo, pero desde luego es un fiasco. Si Agapito Iglesias y Eduardo Bandrés han defraudado en algo la confianza que la afición había depositado en ellos es en la gestión económica del club, que ha disparado su deuda y presenta una situación aterradora, a menos que se saquen algún conejo de la chistera. Y es precisamente de la situación económica del club de lo que hablaré en mi próximo artículo. ¿O acaso alguien pensaba que no lo iba a hacer? Por supuesto que llevo mucho tiempo pensando hacerlo y lo haré, tengo la independencia necesaria y las ganas de hacerlo, lo que pasa es que yo no haré como algunos que abren la bocaza para hablar de oídas sin tener en realidad ni idea de lo que dicen, sino que hablaré del tema con datos fehacientes. En cuanto pueda sacar algo más de tiempo. Que no es precisamente lo que me sobra, como a otros.

Por Poyet11.

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)