Análisis del Sabadell 0 – 0 Real Zaragoza
Empate entre el Sabadell y el Real Zaragoza, que rompe la racha de victorias del equipo blanquillo. No obstante, un día más los de Ranko Popovic terminaron con la portería a cero, en uno de los partidos más pobres en lo táctico, un partido en el que las variantes llegaron tarde y en el que el ataque posicional del Real Zaragoza quedó totalmente anulado frente al planteamiento del Sabadell.
Planteamiento inicial
Ranko Popovic repitió la defensa de Pamplona, que parece ya consolidada como la más sólida del equipo. Un día más portería a cero, en un partido en el que el Sabadell no exigió demasiado y en el que Mario y Vallejo destacaron por encima del resto, especialmente el primero. Se echó en falta más actividad de los laterales en zonas más adelantadas.
Más arriba, el entrenador serbio dio entrada a Álamo por Galarreta, colocando al extremo en la derecha y devolviendo a Eldin al centro, aunque como ante Osasuna el bosnio no mostró su mejor repertorio. Pedro se situó en la izquierda, con Borja la punta de ataque y con el doble pivote Basha-Dorca resguardando a los cuatro hombres de ataque. Ninguno vivió su mejor día.
El Real Zaragoza anulado desde el 4-1-4-1
El Real Zaragoza, que había dejado patente en otros encuentros que tenía un ataque posicional trabajado y con variantes, se vio superado por el planteamiento del Sabadell, que impidió cualquier posible ofensiva zaragocista con una colocación conservadora pero efectiva sobre el césped.
Juan Carlos Mandiá, un técnico bastante conservador, buscó frenar la sangría defensiva del Sabadell con un 4-3-3 que a la hora de defender se convertía en un 4-1-4-1. La clave del sistema, más que en su dibujo, estuvo en la altura y la unidad de las líneas. El Sabadell permitió al Zaragoza tener una cómoda salida de balón, con la presión pasiva de Aníbal, dejando libres a los centrales zaragocistas. También tuvieron libertad Basha y Dorca, ya que el Sabadell mantuvo un bloque compacto a baja altura, con 10 jugadores en campo propio.
Con este planteamiento, pese a la libertad que pudieran tener Basha y Dorca, el Real Zaragoza no conseguía avanzar por la dificultad para superar las líneas locales, sin opciones de pase hacia delante. Influyó también la poca participación de los laterales, Fernández y Cabrera, en las bandas zaragocistas a la hora de avanzar.
El planteamiento buscaba meter a muchos jugadores por dentro para tapar cualquier movimiento interior de Pedro y Eldin, que aunque consiguieran escapar de su par, se veían envueltos en un nuevo marcaje. Además, Mandiá colocó a Yeray como pivote, permitiendo así que Ciércoles se situara como interior, y marcara cualquier posible avance con balón de Dorca.
Para conseguir recibir un balón en condiciones, Pedro y Eldin tuvieron que ir hasta campo propio, donde la presión del Sabadell era prácticamente nula. Estos movimientos hacia atrás provocaban la acumulación de jugadores zaragocistas en zonas retrasadas, restando aún más jugadores para recibir por delante del balón y, por tanto, la posibilidad de romper líneas.
El Zaragoza no tuvo ningún tipo de profundidad a lo largo del encuentro, ya que Álamo, impreciso en un sinfín de acciones, buscó también zonas interiores en muchas ocasiones que a menudo desembocaban en una pérdida producida, además, fuera de zona. Solamente algún balón al espacio dirigido hacia una carrera de Pedro pudo ofrecer al Zaragoza alternativas.
En este contexto la conducción por parte de uno de los centrales para obligar a salir al rival fue poco explotada. El Zaragoza no se descosió buscando producir el mismo efecto en el rival, sino que fue bastante conservador y mantuvo, salvo una contada excursión de Vallejo, el bloque defensivo. Por momentos hubo hasta cuatro jugadores zaragocistas en campo propio (más el portero) por uno del Sabadell, lo que implicaba que por delante del balón hubiera solo cinco zaragocistas por nueve jugadores de campo del conjunto local.
Ni Basha ni Dorca tuvieron la capacidad para organizar el ataque zaragocista. En todo momento estuvieron muy retrasados, y sus acciones acostumbraron a terminar en un envió largo hacia uno de los costados. Prácticamente no superaron el centro del campo, ni movieron el balón lo suficientemente rápido como para crear espacios y mover al rival. Cabe decir, no obstante, que su labor en defensa fue más que correcta, y que el estado del césped no ayudó a su labor a la hora de crear.
Ánibal y Collantes: faro y desequilibrio
El Sabadell, bien plantado a la hora de defender e incluso cómodo en ese 4-1-4-1, no propuso nada cuando tuvo el cuero en su poder. A la hora de salir desde atrás, los locales apenas pudieron salir con triangulaciones en un par de ocasiones, fruto de combinaciones entre los laterales, Cristian y Clerc, y los interiores, con un Sotan bastante activo, sobretodo en sus incorporaciones.
El Real Zaragoza no renunció a presionar arriba, con intensidad, buscando provocar el error rival y conseguir una ocasión de gol que parecía no llegar en las jugadas iniciadas por el Zaragoza. Sin embargo el Sabadell tenía claro el plan desde un inicio. Ni el césped ni su situación en la tabla les permitían arriesgar, por lo que no dudaron en mandar el balón arriba una y otra vez, imposibilitando el robo zaragocista.
Esos balones siempre buscaban al mismo jugador: Aníbal. El delantero del Sabadell fue el faro de su equipo, el jugador al que buscaron una y otra vez con balones en largo. Su corpulencia y su buen juego de espaldas le permitió tocar pescar en ese mar de balones que lanzaba desde de atrás el Sabadell, aunque en el cómputo global se vio superado por Mario y Vallejo. Cuando Aníbal conseguía un balón, bien fuera por el centro o cayendo a una banda, el Sabadell buscaba entonces darle los máximos apoyos posibles de cara, mientras Collantes iniciaba la carrera hacia delante para un posible balón en profundidad.
Collantes fue el otro gran peligro para el Real Zaragoza. Rápido y habilidoso, se sabía superior a Cabrera en campo abierto y buscó la amplitud para que el lateral uruguayo saliera y conseguir zafarse de él en el uno contra uno. Las acciones más peligrosas llegaron por la banda de Collantes, mientras Aníbal y Marcos (que tuvo la más clara) esperaban para rematar en el área.
Galarreta y Willian llegaron tarde
El Real Zaragoza solo mejoró cuando Ruiz de Galarreta y Willian José entraron al terreno de juego. Ambos refuerzos llegaron tarde, pero lavaron la cara al equipo dándole sus mejores minutos al Real Zaragoza, insuficientes para llevarse la victoria aunque estuvo cerca.
Con Galarreta el equipo consiguió poner el fútbol de cara. La velocidad a la que se movía el balón creció por momentos y con ella el vértigo en las combinaciones. El jugador cedido por el Athletic Club estuvo mejor cuando retrasó su posición, ya que además ganó un socio con el juego de espaldas de Willian José.
El brasileño fue el gran revulsivo zaragocista. Desde que salió hizo a la vez de Borja y de Eldin. Su capacidad para pivotar y jugar de espaldas, sabiendo cuando debe girarse y hacia donde y cuando debe tocar de cara, permitió al equipo ganar tiempo para ocupar posiciones ofensivas, algo que no había ocurrido a lo largo del partido. Fernández realizó alguna subida permitiendo que Eldin fuera a zonas centradas. Willian José bajó los balones, los distribuyó de cara e incluso buscó el último pase, una acción decisiva que le hubiera reafirmado para la titularidad, pero que de momento deberá esperar, como la próxima victoria zaragocista.
Ante rivales tan cerrados como el Sabadell este fin de semana, Galarreta implica un plus a la hora de mover el balón, necesario para crear huecos en un bloque compacto. La próxima vez que el Zaragoza se enfrente ante un problema similar, Ranko Popovic deberá buscar alternativas. Por el momento debe afrontar la próxima plaza que visitará el equipo zaragocista, frente a un Alavés que en Mendizorroza solo ha perdido tres partidos de liga.
Fuente de las imágenes: Esports3
Artículo publicado originalmente en vavel.com
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