Todo lo que vale es mi horizonte abierto Ya está. Ya se asoma el futuro ante nuestras limpias miradas. Ya nuestra fuerza de espíritu ha clausurado los espacios que antes eran abismo y Hades. Y las olas, amorosas y fértiles, acarician la espalda de este
El sueño de tantos amores Cuando Ángel Lafita ha estrujado entre sus manos la camiseta blanquilla y ha besado su escudo repetidas veces en medio de un lago de lágrimas largo tiempo acunadas en su corazón, algo se ha roto en el cielo zaragocista. En el
Pido la fuerza de poder vivir Hubo un tiempo en que pude escribir que la afición del Real Zaragoza es como un mar de lealtad. Pude decirle al viento que la afición, esa mujer hecha de emociones encendidas y pasiones rojas como el fuego, sigue tejiendo y
Hablará de nuevo el aire azul Era la de ayer una tarde de vida o muerte y quiso ser la de ayer una tarde de vida o vida. Mientras el norte de la capital soportaba la impertinencia de unas nubes perezosas que nos regalaban mediocres aguaceros, en el sur d
Fuego húmedo Ya está. Ya se asoma el abismo a nuestros pies. Ya no queda espacio entre el sendero y el acantilado. Y las olas, feroces, asolan los flancos del convoy que avanza trémulo y aterrado, golpeado por las miles de toneladas de fuego enemigo qu
La luz, que es siempre nuestra compañera El Moncayo es un dios que aún nos ampara. Su viento, el de las almas desgarradas, el de los flequillos vivarachos, el de las ráfagas lascivas, sinuosas como las caderas de la mañana, limpió ayer nuestros coraz
Has destrozado mi paraíso ¿Qué decir? ¿Qué escribir? ¿Cómo capturar el cielo en una noche estéril, otra más? ¿A quién hablarle de soplo de vida cuando la muerte se instala en tu hogar fracturado por tanta inanición? ¿Dónde hallar el más mí
Blancas almas, negro lienzo Abrir los ojos, contemplar un atardecer solidario y escuchar los miles de corazones zaragocistas reivindicar tu historia y tu futuro es gobernar la vida que te queda y abastecer con amor el ímpetu del gallardo león que todos
Búscame en el sueño de los otros ¿Cabe más angustia? ¿Cabe mayor alegría tras un gol como el de Lafita? ¿Cabe aún esperanza en este paisaje desértico en el que unas gotas de fe alivian nuestra sed? Las tres preguntas obtienen una sola respuesta:
Con la llovizna en los surcos ¡Qué bonita estaba La Romareda esta mañana! ¡Qué hermosa, la Vieja Dama Blanca, vestida con el amor de su afición! ¡Cuánta belleza en los corazones de los hinchas del León, ateridos hace semanas por el frío del horr