Con lanza en puño Francho recorrió ayer los setenta metros que separan las dos áreas del terreno de juego de El Plantío con el ímpetu del joven león que busca su primera presa. Seguro que recordó la estéril carrera de hace dos jornadas en Girona,
Este equipo da miedo En la “nuei d’almetas”, una noche en la que las gradas de la Basílica aparecieron vacías porque muchos zaragocistas eligieron un viaje reparador o la visita a la memoria de sus ausentes, el Real Zaragoza encendió de manera in
La fuerza de la costumbre Ocho cambios en un once inicial en pleno campeonato no es una decisión habitual. Tampoco es frecuente recoger ocho cosechas consecutivas en forma de empate. Si será poco usual que no había sucedido nunca en la historia de los
Cuando un lío es un enredo Suena el silbato al final del partido y un silencio de cemento cubre el cielo de La Basílica. La esperanza huye despavorida hacia territorios amigos, una vez han decidido que en esta plaza no hay sitio para el futuro. Las mira
Costa sin sol Narváez es un jugador jugoso, de alas anchas y caminos indeterminados. Un jugador que disfruta buscando la lucha y no desprecia los espacios abiertos. Y menos mal, porque solo así se puede jugar hoy en día al fútbol. Buscando y buscándo
Aunque te fagan plorar Noche de madera y hierro. Noche eléctrica sin luz de fútbol, porque lo que ayer se jugaba no era un partido, sino una batalla por tres puntos de vida en medio de las sombras. Noche, en fin, envuelta en un manto de miedo e incertid
Equipo sombra Al fútbol se juega con un balón pero también se utilizan naipes con los que se construyen inestables castillos y cuando optamos por retocarlos muchas veces, corremos el riesgo de que se caigan. Algo así puede ocurrirle a Jim, amado y adm
Donde el cielo es siempre gris Cada vez es más difícil. Cada vez es más alta la muralla que nos impide conquistar la esperanza, porque parece imposible alcanzar la línea del horizonte con tanta impericia como demuestran los jugadores del Zaragoza. El
La pertinaz sequía Leo Benhakker, entrenador que dirigió al Real Zaragoza durante las temporadas 1981-1982 a la 1983-84, tranquilizaba a sus jugadores diciéndoles que no se preocupasen si encajaban dos goles, que ellos ya meterían tres. Era un tiempo
Gol en barbecho No hay que haber visto jugar a Pelé, Cruyff, Maradona y Messi para entender que el fútbol es gol, bien a favor, bien en contra, y que lo demás, lo que sucede en medio, es “lo demás”. Eso lo vivió en carne propia el Real Zaragoza e