Real Zaragoza 1 – 2 Mirandés | Crónica

Real Zaragoza 1 – 2 Mirandés | Crónica

Lanzas rotas

Ya ha llegado ese momento que tanto temíamos. El momento del derrumbe, de la desorientación, de la incapacidad, de la falta de respuestas. El momento de la inacción, de la ineptitud, de la pérdida de valores. El momento del miedo.

El Real Zaragoza escribió ayer sobre el césped de la Romareda el peor texto futbolístico de la temporada. No porque fuera su peor partido, sino porque fue el peor partido posible. La peor puesta en escena ante un adversario que con solo ubicarse bien en el campo, interpretar a la perfección un guión y dejarse la vida en cada balón disputado le fue suficiente para derrotar al equipo de Carreras.

El choque empezó con algún cambio en la alineación a causa de la lesión de Rico. Jugó Rubén de central y apostó Carreras fuertemente por Ángel, a la postre goleador, con un dibujo que hacía imposible que Dorca y Morán manejasen el balón ante la nutridísima presencia de jugadores burgaleses. Estos se hicieron con el dominio del juego desde el minuto uno, impidieron cualquier ejecución razonable y agobiaron a la indefensa defensa blanquilla con continuos acercamientos al área y balones a las nerviosas manos de Bono que tuvo que escuchar algún pitido y vio cómo Rubén reclamaba a la grada apoyo ante sus errores.

El centro del campo no hizo su trabajo. No entendió en ningún momento las indicaciones del entrenador ni encontró soluciones a los mil problemas que le acuciaban. Morán se perdió en un bosque rojinegro y Dorca llegaba tarde a todas las citas, como un novio desinteresado. Tampoco Diamanka supo encoger los espacios para limpiar el territorio enemigo, por lo que a los de arriba solo les quedaba el recurso de la acción individual.

En esas estábamos cuando Isaac se rompió. Otro contratiempo de importancia. Carreras tiró de Nieto y desplazó a Vallejo al lateral, reubicando a Cabrera de central. Solución de emergencia que no funcionó. Y no solo eso, sino que el Mirandés se encontró con un gol que marcó la vida del partido. Eguaras cazó un rechace de Bono y el balón entró en la portería de Bono como un furioso misil que rompió el ánimo de la Basílica. El equipo zaragocista trató de recomponerse con poca fe, pero quien tenía las ocasiones era el equipo de Terrazas, que en un par de ocasiones pudo ampliar su ventaja.

El partido no ofrecía argumentos para pensar que se pudiera equilibrar, pero a veces la injusticia se pone de nuestro lado. Una jugada extrañamente trenzada por Pedro dio con el cuero en las botas de Ángel, que consiguió el gol tras un chut forzado. El tanto, además, llegó instantes antes del descanso, lo que aportó un plus de aliento, sabido como es que esos goles aportan estímulos a los equipos que amortiguan la caída antes del abismo de la caseta y suponen un golpe para el contrario.

Sin embargo los disciplinados jugadores forasteros no lo acusaron. Tras la ducha, los de Miranda sabían cómo continuar la pelea, mientras que los blanquillos se atornillaron a la escasez de ideas y la inoperancia física, táctica y técnica. No había resquicio por el que pensar que el partido tenía solución. El centro del campo se desplomó definitivamente y en ese territorio yermo se gestó la tragedia. En una jugada en la que llegaron a tocar el balón hasta cuatro jugadores visitantes mientras los nuestros lo veían pasar estupefactos e inanes consiguió el Mirandés el segundo gol. Un segundo mazazo al alma del atónito zaragocismo que sufrió la vergüenza de ver a los suyos superados por un equipo al que no le hizo falta jugar al fútbol. Tan solo hicieron bien su trabajo. Un gol humillante por cómo se produjo y por el significado que entrañó la sucesión de combinaciones más propias de un rondo que de un partido de competición.

Carreras decidió mover la banqueta y tomó la decisión de sacar a Sergio Gil y Dongou. La primera elección arrancó la ovación de la Romareda pero la segunda nos heló la poca sangre que nos queda. Dejó a Ortuño, el máximo goleador, con el chándal puesto y la rabia incorporada. Un claro mensaje de que el mister no le concede ningún crédito. Y tampoco salió bien la jugada. En el caso del chico nuevo porque salió acelerado y no dio una a derechas. En el caso de nuestro Sergio porque jugó cerca de un incompetente como Hinestroza que no le dio ningún balón ni quiso combinar con él ni un solo pase.

El desastre se consumó. Un manto de desolación cubrió el corazón de una afición golpeada una y otra vez por el trabajo mal hecho de unos y otros. No hay pulso ni soluciones. Ni siquiera argumentaciones exculpatorias en la rueda de prensa. Solo abatimiento y desgracias acumuladas en forma de lesiones, sanciones y decisiones equivocadas. Y un espíritu mortecino que transmite muy malas sensaciones. En fútbol casi todo es posible, pero en estos momentos precisamos una extraordinaria combinación de acierto en los fichajes y actos milagrosos que nos permitan volver al camino que nos ha de devolver a casa. A Primera.

Ficha técnica

R. Zaragoza:
Bono; Isaac (Nieto, min.18), Vallejo, Rubén, Cabrera; Erik Morán, Dorca (Sergio Gil, min.56), Diamanka; Pedro (Dongou, min.67), Ángel e Hinestroza.

C.D. Mirandés:
Raúl; Galán, Álex Ortiz, Kijera; Eguaras, Lázaro, Provencio (Carlos, min.90); Lago Júnior, Néstor, Alex García (Sangalli, min.67); e Ion Vélez (Abdón, min.79).

Goles:
0-1. min.22. Eguaras; 1-1. min.42. Ángel; 1-2. min.51. Álex García.

Árbitro:
Ocón Arráiz, del Comité Riojano. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Cabrera, Nieto y Erik Morán y al visitante Provencio.

Incidencias:
Partido correspondiente a la jornada 22 de la Liga Adelante disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 15.000 espectadores. Debutó con el Real Zaragoza el jugador Dongou.

Incidencias:
Partido correspondiente a la decimoséptima jornada de la Liga Adelante disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 17.000 espectadores.

Puntuaciones

Bono: 1. Extraño y deficiente partido.
Isaac: S.C.
Vallejo: 4. Luchador y tenaz.
Rubén: 1. Irregular e inseguro.
Cabrera: 1. Desatendido y desnortado.
Morán: 1. Abrumado y acorralado.
Dorca: 1. Lento e ineficaz.
Hinestroza: 1. Inestable y errático.
Pedro: 2. Voluntarioso y persistente.
Diamanka: 1. Incierto y ofuscado.
Ángel: 2. Inquietante y goleador.
Nieto: 2. Valiente e inexacto.
Sergio Gil: 2. Atrevido e ignorado.
Dongou: 1. Equivocado y excesivo.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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