UUn Nàstic correcto en su esfuerzo y talento le ha dado un baño mediterráneo a un Real Zaragoza escaso de interés y ausente en su fútbol. Con una alineación muy mermada por las ya conocidas bajas, el equipo aragonés ha llevado al punto de no retorno su incapacidad para afrontar la Liga con garantías y ha caído derrotado después de haber desaprovechado un penalty a favor y no poder responder dignamente a la intensidad de los jugadores del equipo catalán.
Muy escaso de ideas y absolutamente inoperante en ataque, este equipo está dando las últimas bocanadas, como si pretendiera finiquitar la idea de Popovic por la vía de la humillación. Cierto que había ausencias notables, pero la indecisión del entrenador y la pobreza de sus soluciones han hecho posible la debacle y que la sensación de incompetencia se apodere del sentimiento zaragocista. No es aceptable que ante equipos tan justos y limitados no se encuentren soluciones creativas ni se aporte ningún plan que al menos evite derrotas tan dolorosas como la de ayer. Es un paisaje desolador.
Se diría que hay argumentos para explicarlo todo. Las lesiones, las sanciones y todo eso pero no hay razones que expliquen el decaimiento del grupo y la falta de sinceridad consigo mismo y con el respetable de Ranko, un técnico errático y desorientado que hace alineaciones contra natura y explica lo inexplicable con frases que huelen a tortura emocional. Y si no, que alguien nos convenza de que el mejor jugador de segunda división no puede jugar de lateral. Que alguien nos haga creer que Sergio Gil no era jugador para ayer. Que alguien nos seduzca con sus razones para que sintamos como comprensible que Pedro no juegue como el año pasado y parezca permanentemente enfadado. Que alguien, en fin, ponga encima de la mesa los datos que avalan a un entrenador que no consigue que este coche arranque, como un Carlos Sainz desesperado que le grita al copiloto que haga algo. O que los demás hagamos algo. Los demás, no él.
La derrota de ayer es mucho más importante de lo que parece. Por cómo se produce y por cómo la describe en la rueda de prensa el mister. Desde el inicio se vio que no había nada que ver. Que no había un plan, que las acciones se ejecutaban con desgana y que las ideas se habían quedado en el maletero del autobús. El Nàstic, por contra, lo peleaba todo, llegaba a todo y se sacudía la timorata presión dl Zaragoza con pases diagonales que rompían las líneas defensivas con solo aportar lucha y deseo. No quedaba mucho que ver cuando en el minuto 30 el equipo de Moreno, con su medular rota por la lesión de Emaná, lograba un gol de las botas de Jean Luc, auténtica pesadilla de Isaac. No era muy meritorio su trabajo, pero sí más lúcido que el del equipo aragonés, que naufragaba en el centro del campo y no cumplía en ninguna de las dos áreas.
En defensa no, desde luego, con dos laterales muy volcados al ataque pero muy frágiles atrás. Y mucho menos en ataque, con un Jorge Díaz revolucionado pero inexacto, un Pedro que está diciéndole al mundo que su fútbol está apagado y un Ortuño que se ha empeñado en romper la leyenda que habla de que en el Real Zaragoza siempre ha habido buenos delanteros centros. No era el caso y la impericia de los de Popovic encontró su exacta expresión en la mejor ocasión del partido que el delantero murciano se encargó de desperdiciar fallando el lanzamiento de un penalty.
La segunda parte comenzó con la peor noticia: el segundo gol del Nàstic fruto de un rechace tras una falta que nadie supo afrontar. Un 2-0 en el minuto 54 era un losa demasiada pesada para un grupo frágil en lo futbolístico y en lo anímico. En seguida se vio que el equipo no podía reaccionar. Se cayó estrepitosamente y de ello se aprovechó el equipo catalán. De ello y de la incapacidad para reaccionar de Popovic, que tardó diez minutos en decidir un cambio. Lo hizo después de que Jorge Díaz fallase un remate claro, otro ejemplo de ineficacia goleadora, uno de los grandes males de este equipo. Salió Kilian por el propio Jorge y lo hizo bien. Le dio más sentido al juego de ataque y mostró maneras de jugador peligroso.
El siguiente cambio debía ser Sergio Gil por un Dorca inoperante, pero Ranko optó por el papel de Tarsi, más seguro aunque menos creativo. Pareció despertar un poco el Zaragoza y en ese momento llegó el gol de Isaac. Una buena jugada de un Marc Bertrán más carrilero que defensor, que le puso un buen balón a Isaac, también más cómodo atacando que defendiendo. Fue un gol sorprendente, pero fue insuficiente para encender el partido, porque justo dos minutos después el Nàstic lograba el tercero tras otro error defensivo impropio de un equipo que solo había recibido cuatro goles fuera de casa hasta el momento.
Un 3-1 muy doloroso, del que no es que hagamos sangre, sino que la sangre nos salpica a nosotros. Es impropio de un club con aspiraciones manejar los tiempos con tanta inseguridad y esta indecisión en la gestión de la situación amenaza con crear una enorme brecha entre la afición y el equipo que haría mucho daño al proyecto. No ayudan las palabras de Popo n los mensajes que lanza desde el banquillo con unas decisiones que desnortan al zaragocismo y fragmentan las posibilidades de engancharse a la cabeza. Al contrario. Hoy podemos ver cómo nos alejamos peligrosamente del camino que debe devolvernos a casa. A Primera.
P.S.: Acabo de escribir esta crónica y se anuncia oficialmente las destituciones de Ranko Popovic y Ángel Martín.
Gimnàstic:
Reina; Calavera, Molina, Marí (Xisco Campos, min.67), Mossa, Rocha, Fali; Jean Luc, Emaná (Naranjo, min.16), Palanca (Lobato, min.84) y Marcos de la Espada.
Zaragoza:
Bono; Marc Bertrán, Vallejo, Cabrera, Isaac, Morán, Jorge Díaz (Kilian, min.65), Dorca, Abraham, Pedro (Tarsi, min.79) y Ortuño.
Goles:
1-0, m.39: Jean Luc. 2-0, m.55: Fali. 2-1, m.85: Isaac. 3-1, m.87: Naranjo.
Árbitro:
Alberola Rojas, (Comité castellano-manchego). Mostró tarjeta amarilla a Marí (min.26), Reina (min.43) y Fali (min.47), por parte local, y a Isaac (min.8), Ortuño (min.31) y Abraham (min.51), por parte visitante.
Incidencias:
Partido de la decimoctava jornada de la Liga Adelante, disputado en el Nou Estadi de Tarragona ante 8.103 espectadores. Antes del encuentro, se guardó un minuto silencio en memoria de las víctimas del atentado de Kabul y del Presidente del Real Murcia.
Bono: 3. Recibió tres goles, pero hizo un buen trabajo.
Marc Bertrán: 2. Bien en ataque, pero inseguro en defensa.
Cabrera: 2. Por el centro les filtraron dos balones de gole.
Vallejo: 3. Seguro en el corte, pero dos goles vinbieron por sus dominios.
Morán: 2. No entregó bien el balón y le faltó claridad.
Dorca: 1. Necesita un descanso. No aporta ni solidez ni combinación.
Abraham: 2. Ciertos detalles técnicos no es lo que se le pide.
Pedro: 1. No está fino. Transmite inseguridad.
Jorge Díaz: 1. Muy acelerado y poco preciso. Falló una ocasión de gol.
Ortuño: 0. Falló un penalty y falló todo.
Kilian: 2. Apuntó varios gestos interesantes.
Tarsi: 2. Aportó seguridad en el pase y cierto equilibrio.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello
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