Real Zaragoza 0 – 0 CD Numancia | Crónica
El bostezo del Moncayo
¿Qué escribir? Poco. ¿Qué recordar? Nada. No encuentra el cronista argumentos mínimamente atractivos para armar un relato, pero tampoco siente ni un gramo de culpa por ello. Si los jugadores no cumplieron con su obligación, ¿qué le obliga a él a ello? Y lo mismo debió pensar Víctor cuando en la rueda de prensa dedicó casi todos los minutos de la misma a hablar de futuro, de pasión zaragocista y de ilusión compartida.
El encuentro ante un Numancia necesitado fue un choque fláccido y vacío de contenido. Ni unos ni otros tenían nada que ver con los que hace ahora un año se jugaron sus opciones de ascenso en un duelo fratricida. Así es el fútbol: en apenas doce meses hemos pasado de rozar el cielo con los dedos a sentir en la nuca el fuego del infierno. El fútbol.
Comenzó el partido y durante muchos minutos no ocurrió nada reseñable. En la grada muchos teníamos la sospecha de que los sorianos estaban más pendientes de Oviedo que de molestar a Ratón. No fue hasta que Pep Biel remató en escorzo que el partido se agitó un poco. El balón llegaba algo más nítido a las áreas, pero los delanteros no podían con los defensas.
Sí pareció que los blanquillos estaban un poco más decididos a buscar el gol, sobre todo gracias al trabajo de Delmás y Nieto, pero el Numancia también tenía algo (poco) que decir. Mateu y Gutiérrez optaron por intentarlo, aunque sin fortuna. Como se ve, no había muchos motivos para el disfrute. En todo caso, la plácida conversación con los amigos acerca del futuro del Zaragoza, que si este se va, que si el otro se queda, pero poco más. A la media hora el silbado Álvaro remató una vaselina que casi sorprende a Juan Carlos y poco después el numantino Rodríguez remató con cierta osadía después de ejecutar una razonable combinación. Chispazos, en fin. Algún fogonazo y mucha pólvora mojada
Lo mejor del partido lo degustamos cerca del descanso. Álvaro armó su pierna derecha y lanzó magistralmente una falta que llevaba la marca del gol, pero la magnífica estirada de Juan Carlos lo evitó. Habría sido un gran gol. Desde ahí hasta el descanso, poca cosa.
La vuelta al césped nos proporcionó algunos gestos de honestidad futbolística, aunque siempre muy medidos, pues la verdadera referencia era lo que ocurría en el Carlos Tartiere. En ese momento, el Numancia no podía descuidarse, sobre todo cuando Linares, voluntarioso pero ineficaz, se acercó un par de veces a los aledaños de la puerta de Juan Carlos. O cuando Pep Biel disparó lejanamente para obligar al portero rojillo a realizar otra gran parada.
Víctor puso a Gual en el campo por Linares, poco antes de que el Numancia casi lograse gol a partir de una falta lateral. Fue Dorado quien lo evitó, lo que no sirvió para regenerar el juego zaragocista. Tampoco la ocasión generada ayudó al Numancia a encontrar la luz para evitar la sombra del riesgo. Ya sabemos: el Carlos Tartiere y sus vaivenes en el marcador.
El partido había entrado en una fase anodina, por lo que Víctor tiró de repertorio y sustityó a Ros, ovacionado, por Eguaras. El partido cayó del lado visitante, que era lo mejor que le podía pasar, porque el empate le valía para salvar el pellejo y evitar problemas. Pero seguía habiendo destellos. La velocidad de Álvaro estuvo a punto de romper el equilibrio, con una contra bien llevada que Juan Carlos desbarató. Y Dorado evitó el 0-1 tras un remate extraño de Guillermo cuando el balón iba camino de la red de Ratón.
De Oviedo llegaban malas noticias. El Rayo Majadahonda ganaba holgadamente y en esa situación un gol zaragocista los ponía al borde del precipicio. Estaba claro que se estaban dos partidos en uno, al menos para el Numancia y aún hubo más nervios entre los sorianos cuando Pomboi, que salió por Soro a falta de 10 minutos, lanzó un chut raso que Juan Carlos, gran partido el suyo, detuvo muy bien. O cuando Pep Biel probó fortuna con un disparo que rozó la escuadra.
Ya no hubo tiempo para mucho más. En todo caso para que la grada mostrase su enfado e indignación a falta de mayor interés en el campo. Era lo menos que se podía esperar después de una temporada que no tiene nombre. Era lo menos que la afición podía y debía hacer, pues el sufrimiento ha sido el aliado más fiel de una afición que se dispone a vivir la séptima temporada en 2ª División, en la peor época de su historia, solo superada por aquellos años 40 que casi nadie recuerda haber vivido.
Conclusión: nos queda Víctor y su ilusión contagiosa. Nos queda Víctor y su discurso trufado de corazón blanco y azul. Y nos quedamos nosotros, aficionados zaragocistas, a nosotros mismos. Y el sueño de celebrar en 2020 dos acontecimientos que pueden constituir un hito: el 25 aniversario de la Recopa y la vuelta a casa. A Primera.
Ficha técnica
Real Zaragoza:
Ratón; Delmás, Verdasca, Dorado, Nieto; Javi Ros (Eguaras, 64), Raúl Guti, Pep Biel; Soro (Pombo, 79), Álvaro Vázquez y Linares (M. Gual, 56).
CD Numancia
Juan Carlos; Medina, Carlos Gutiérrez, Atienza, Ganea; Diamanka, Gus Ledes; M. Mateu (Higinio, 80), Villalba, Kako; y David Rodríguez (Guillermo, 67).
Goles:
Árbitro:
Javier Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Amonestó a M. Mateu (40), Álvaro Vázquez (55), Carlos Gutiérrez (73) y Atienza (82).
Incidencias:
Partido de la 41ª jornada de LaLiga 123 disputado en La Romareda ante unos 16.000 espectadores.
Puntuaciones
Ratón: 3. Poco trabajo y bien resuelto.
Delmás: 3. Trabajador y serio.
Verdasca: 3. Formal y correcto.
Dorado: 3. Se reencontró con el fútbol. Buen trabajo.
Nieto: 3. Ajustado al guión. Cumplidor.
Ros: 3. Asociado al fútbol y el compromiso.
Pep Biel: 4. El mejor. Talentoso, potente y osado.
Guti: 3. Trabajador y certero.
Álvaro: 4. Buen trabajo Vertical y peligroso.
Linares: 2. Luchador aunque inexacto.
Gual: 2. No estuvo acertado. Veloz pero atropellado.
Eguaras: 2. Poco participativo.
Pombo: 3. Poco rato en el campo pero lo intentó.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello
Comentarios