Extremadura U.D. 1-2 Real Zaragoza | Crónica

Extremadura U.D. 1-2 Real Zaragoza | Crónica

Para aprender de la victoria

Si el zaragocismo tuviera rostro me gustaría haber visto qué gesto se dibujó en él cuando Álex Alegría cabeceó diagonalmente en el minuto 7. El monumental sopapo que recibió el equipo blanquillo sacudió las vértebras de todos los que sentimos el escudo del león como parte de nuestras vidas. Por temprano y por fácil. Y porque si el penúltimo clasificado de la Liga era capaz de sacudir nuestro andamio emocional así, tan simple, sería porque no somos dignos de casi nada.

Ese fue el comienzo de un partido que arrancó envuelto en sombra y finalizó en brazos de la luz, pero eso no podíamos saberlo en ese momento. Víctor había preparado la noche con mimo aunque también con la incertidumbre de comprobar si había sido capaz de reactivar a los chicos, que ya venían heridos y dolidos después de la fractura que provocó en su mandíbula el Almería. Ayer se jugaban demasiadas cosas y es bien cierto que la victoria no daba el ascenso, pero sí que la derrota abriría un boquete en el grupo de consecuencias indefinibles.

Gol, pues, en el minuto 7. Un 1-0 que escoció en lo más íntimo y que nos llevaba a un callejón de inquietudes y temores. El equipo contaba con un par de cambios en su mirada. Uno, la presencia de Dani Torres en lugar de Kagawa. Dos, la ubicación de Soro más cerca de Suárez que en anteriores partidos. Pero lo que no parecía haber cambiado era la lánguida energía con la que saltaron al césped de Almendralejo los hijos del Ebro. Y de esa flaccidez  se aprovechó el Extremadura, que sabía que la vida se paseaba por las esquinas de su empeño y los rincones de su denuedo. Y a ello se puso. Durante los primeros 20 minutos solo hubo un equipo comprometido con su historia: vertical, decidido, solidario, combativo. Y a punto estuvo de lograr su objetivo. Corría, a toda velocidad, el mintuo 23 cuando el aguerrido Nono desató la furia de los vientos con un chut recto, seco y polvoriento y estrelló el balón en el larguero del arco de Cristian. Extremadura entera tembló cuando la madera vomitó el disparo.

Pero, ¿qué es el fútbol? ¿Quién ha escrito, y en qué tablas sagradas, que este deporte sea justo con sus actores? Del rebote de ese gesto inacabado nació un contragolpe que condujo Luis Suárez con voracidad reconocible y finalizó en un pase lateral para que Guti rematase con escasa clase, pero con gran acierto para lograr el empate. Casto, el eterno Casto, no pudo hacer nada ante los dos botecitos de la pelota que acabó por acurrucarse suavemente en el fondo de su red.

Parecía mentira, pero el partido recuperaba la postura. Y como si un manto mágico hubiese cubierto a los chicos de Víctor, el equipo comenzó a recomponer su mirada y a enderezar el rumbo. No era el Zaragoza pre-pandemia, pero asomaban algunos pespuntes de un traje algo más familiar. A ello contribuyeron sobre todos dos jugadores: Dani Torres, experimentado y metálico, y Guti, volcánico y extenso. Dos hombres que entendieron que a este fútbol vacío de calor y ausente de aliento amigo, se juega haciéndose amigo de los espacios y camarada de los tiempos. Lo lograron y eso permitió que arriba Soro, con su esfuerzo, dinamismo y electricidad hiciera mejor a Suárez, que abandonó la soledad que tanto daño le ha hecho estas semanas.

Tanto fue así que volvió a recordarnos quién era hace unos meses cuando se fue con jerarquía de su par y llamó a las puertas del fortín de Casto. No convirtió, pero abrió el libro de su repertorio, anunciando el gol para dentro de poco. Sus compañeros se animaron y consiguieron inclinar el mapa orientándolo un poco más hacia el valle del Ebro, aunque no lo suficiente para marcar otra muesca en el revólver futbolístico antes del descanso. 

El regreso invitó pronto a cierta esperanza. Delmás se asentó en su banda y por ahí llegaron varios mensajes alentadores. Dani Torres crecía a cada minuto, Eguaras se encontraba muy cómodo amparado en la presencia del colombiano y Guti completaba sus mejores minutos del Torneo COVID. Y por ahí, por el sector diestro comenzó a llover el fútbol. Y Suárez logró un buen cabezazo a servicio de Guti que no fue gol porque Casto sigue teniendo y reteniendo. Lo que no pudo conseguir minutos después, cuando una jugada iniciada por Torres la prolongó magistralmente Eguaras, la elongó milimétricamente Delmás y la firmó con tinta de café Suárez. Un buen gol. Un gran gol.

El Zaragoza había conseguido algo muy complicado: reconstruir el partido. O mejor: reconstruirse a sí mismo. Había noqueado al Extremadura, que se fue diluyendo envuelto en su miseria clasificatoria. Es evidente que su liga particular no depende de vencer al Zaragoza, pero también es verdad que durante bastantes minutos tuvo al equipo aragonés a su merced. Ahora comenzó una fase de alambrada y óxido. El equipo de Mosquera se echó al monte y el de Víctor se apostó tras la empalizada con cierta suficiencia esperando que los minutos volasen. Eso conllevaba cierto riesgo, pero parecían dispuestos a asumirlo. Mosquera metió pólvora y Víctor relevó a Soro por Kagawa con la sana intención de abrir alguna brecha más en la frágil embarcación azulgrana. Nada o casi nada cambió. Ni el Extremadura acertaba dos pases con sentido ni el Zaragoza parecía tener prisa por rematar la faena. En todo caso, se dispuso a reforzar los goznes del puente levadizo en que se había convertido el sistema defensivo blanquillo y eso lo hizo poniendo en el campo a Linares y Zapater.

Al cumplimiento de su plan contribuyó la expulsión de Nono por segunda amarilla y la frescura de Kagawa, que llegó a disponer de una buena ocasión que adornó con una manierismo impropio de la categoría. En todo caso, Casto le respondió con una parada de nivel. Dos bellos detalles técnicos no muy comunes por estos lares. Y así se llegó al pitido final. 

El resultado es magnífico y los destellos de recuperación del equipo, suficiente argumento para pensar en que el sueño puede ser. Mantenerse en la cima de nuestro Moncayo imaginario tiene un mérito enorme y el triunfo de ayer es una confirmación de la idea futbolística del Zaragoza de Víctor. Todo apunta a que el partido del lunes será una pugna noble y casi decisiva. Así habrá que vivirla. De él puede salir la luz que nos indique dónde está el camino de regreso a casa. A Primera.

FICHA TÉCNICA

Extremadura UD: Casto; Díez, Pardos, Granero, Bastos; Lomotey (Rocha, 65), Zarfino; Olabe (Márquez, 36), Cristian Rodríguez (Pastrana, 56), Nono; y Alegría.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Atienza, El Yamiq, Nieto; Eguaras (Zapater, 90), D. Torres, R. Guti; Burgui (Blanco, 78), Soro (Kagawa, 70) y Luis Suárez (Linares, 78).

Amonestaciones:

Kagawa y Zapater por los blanquillos y Zarfino y Nono (dos veces, m.24 y m.85) por los locales, por lo que fue expulsado.

Goles:

1-0, m.8: Alex Alegría

1-1, m.24: Raúl Guti

1-2, m.52: Luis Suárez

 

CALIFICACIONES

Cristian: 3. Algo estático en el gol, después creció y controló perfectamente el partido.

Delmás: 3. Empezó errático y poco imaginativo. Tras el descanso subió en presencia y acierto. Asistió el gol.

Atienza: 3. Muy serio y correcto. Estuvo bien en todas sus acciones.

El Jamiq: 3. Tuvo unos inicios inciertos. Después se encontró y volvió a ser el central que nos cautivó.

Nieto: 3. Bien en defensa y algo inexacto en ataque. No mezcló bien con Burgui.

Eguaras: 3. Algo alborotado, dio un pase maestro a Delmás. Algún momento de lujo.

Dani Torres: 4. De los mejores. Dio equilibrio, cementó el equipo y abrió la mente del grupo. Esencial.

Guti: 4. Excelente partido. Barrió los espacios y dibujó territorios favorables. Goleó.

Burgui: 2. Sin ser él mismo, trazó senderos verticales. Le falta un punto físico, pero ayer lo intentó.

Soro: 3. Energético y comprometido con la causa ofensiva. Aclaró el horizonte a Suárez.

Suárez: 3. Además de golear hizo causa común con Soro y se abrió la puerta del gol a sí mismo.

Kagawa: 3. Fresco y atrevido, recorrió el campo aportando naturalidad.

Linares: S. C.

Blanco: S. C.

Zapater: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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