Fuenlabrada CF 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Fuenlabrada CF 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Se atascó el arado

Mal partido, mal juego, mal resultado, malas conclusiones. Empecemos por lo último. SI algún aprendizaje nos dejó el partido que jugó el Real Zaragoza ante el Fuenlabrada es que algunos jugadores que hasta ahora han habitado en el banquillo, tienen más que garantizada su continuidad en él a no ser que cambien su rendimiento. Además, pudimos confirmar que el equipo tiene un buen once titular pero la plantilla da pocas alegrías. Y en tercer lugar, nos quedó la certeza de que hay que jugar cada partido como si fuese lo último que nos queda por hacer en este mundo, porque en cuanto no nos dejamos la piel y el alma en el campo cualquier enemigo se hace grande.

Nada más empezar, las sensaciones que nos llegaron fueron negativas. Uno tiene ya mucho fútbol visto y ha desarrollado una finura extraordinaria para percibir la energía que desprende un partido de fútbol desde el minuto uno. Y el de ayer fue claro en seguida. El balón se burló de todos los jugadores y el césped parecía disfrutar sintiendo la caricia de los tacos de las botas, pues los muchachos se emplearon con una tibieza preocupante. Y es que los Blanco, Papu y Pombo (este en seguida lesionado tras un violento batacazo que dio con su pómulo en el suelo) en seguida nos explicaron con su juego que no estaban para jugar como titulares.

Diré la verdad si escribo que el 0-0 me pareció un extraordinario resultado en seguida. Lo que estábamos viendo en el campo era bochornoso y resultaba imposible encontrar ni un solo argumento para engancharnos al encuentro. El Zaragoza deambulaba torpemente por todo el terreno de juego y al Fuenlabrada le importaba un pimiento jugar al fútbol. Con no encajar, perfecto. Y si sonaba la flauta en un córner, una falta o un error contrario, fenomenal. Y exactamente una de esas cosas es la que ocurrió.

En el minuto 35 Hugo Fraile ejecutó magistralmente un golpe franco directo que contó con la pícara colaboración de tres compañeros para despistar a Cristian, que nada pudo hacer por evitar el gol. Bofetada enorme que el equipo acusó extraordinariamente. No tuvo capacidad para reaccionar, mientras que el equipo local vivía un sueño. Recién ascendido, con una hinchada entregada y un contrario noqueado, nada podía enturbiar la noche. Con evitar que el Zaragoza llegase al área era suficiente y esa labor no le resultó incómoda al equipo azulón. Juntó a sus huestes, cerró los espacios, le echó agallas y disfrutó de su ventaja hasta el descanso.

La línea atacante aragonesa se mostró estéril. Tan solo un chut lejano recién empezado el partido y ni una sola ocasión más. Muy poco equipaje para semejante viaje. La idea de Víctor era modificar el plan juntando arriba a dos chicos rápidos como Blanco y Papu y el talento de Pombo, tan necesario ahora mismo pero tan oculto a la vez. Sin embargo, no salió nada. Además, la línea medular con Ros, James y Guti tampoco encontró un relato que proponer. El nigeriano no está demostrando nada en lo que va de temporada y Ros dio demasiadas vueltas sobre sí mismo. Solo Guti trató de cumplir con su obligación, pero estuvo demasiado solo.

Si los laterales hubiesen abierto caminos de vida algo se podría haber salvado, pero tampoco fue su noche. En fin: el equipo no fue ni sombra de sí mismo de lo que vimos el domingo pasado. En la caseta Victor decidió no cambiar nada y así, la reanudación trajo más brío madrileño y la misma indiferencia aragonesa. Eso obligó al zaragozano a mover el banquillo y a los doce minutos de la segunda parte puso en juego a Suárez y Soro por Blanco e Igbekeme y el cambio pareció agitar un tanto al equipo. A los pocos minutos, Pombo controló con un bello gesto un balón complicado, encaró a su defensa, le hizo un quiebro y cayó derribado dentro del área. Era una ocasión magnífica de reconstruir el partido, Ros ejerció de capitán y pidió balón. Y consiguió el empate. Quedaba mucho por jugar y el choque comenzaba de nuevo. A poco que el Zaragoza conformase una propuesta serena y razonable el partido podía caer del lado zaragozano, porque el Fuenlabrada no parecía muy ducho en esto de encajar un golpe y acercarse al área forastera a buscarle las cosquillas a Cristian. Pero fue capaz. Con tres pases de lado a lado del campo, una breve penetración por la banda y un centro medido al corazón del área fue suficiente para lograr el segundo gol. El autor, un rematador, uno de esos jugadores que no abundan, que no son grandes llegadores, ni abren huecos ni galopan largamente pero que sí saben estar en la boca del gol cuando es preciso. En fin.

Llegó el momento de Kagawa, que salió por un obtuso y difuminado Papu. No sabemos cuántas oportunidades necesitará este chico para devolverrnos algo de lo que mucho que nos debe, pero el miércoles jugó otro decepcionante partido. Una lástima. Y con un escenario nada favorable. El Fuenlabrada se dispuso a cortocircuitar el partido, atascó todos los senderos y esperó a que el Zaragoza acabase de desesperarse. Suárez lo intentó con una larga carrera, pero su chut salió tan desviado que se fue fuera de banda. Y poco más. En todo caso, quien la tuvo fue el equipo local, que puso a prueba a Cristian con un chut de Fraile que el rosarino desvió a córner. Si llega a lograr el 3-1, no sabemos cómo habría respondido el equipo a semejante descalabro. Afortunadamente no ocurrió.

Los últimos minutos fueron, de nuevo, un festival de marrullerías, calambres, aspavientos musculares y gestos de tahúres de pueblo sucio del oeste. Un escenario en el que el Zaragoza no sabe manejarse en absoluto. Con todo eso, se llegó al final con una derrota inesperada que tiene que servir para ajustar algunos conceptos, señalar a algunos jugadores y activar los despachos del club en busca de soluciones para algunos puestos que no están, en absoluto, a cargo de futbolistas solventes. Es un buen momento para hacer la primera evaluación del campeonato, mantener la serenidad, disfrutar de la clasificación y afrontar el partido ante el Mirandés teniendo como norte el camino que nos lleve de nuevo a casa. A primera.

Ficha técnica

CD Numancia:
Barrio; Calero (Nacho, 82), Derik, Carlos Gutiérrez, Castellano; Escassi, Gus Ledes; Moha, M. Mateu, Zlatanovic (Noguera, 60); e Higinio (Néstor, 74).

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Delmás, Atienza, Grippo, Nieto; Javi Ros, R. Guti, Igbekeme (Soro, 57); Papunashvili (Kagawa, 72), Blanco (Luis Suárez, 57); y Pombo.

Goles:
1-0, min.35: Hugo Fraile. 1-1, min. 60: Javi Ros, de penalti. 2-1, min. 66: Ibán Salvador.

Árbitro:
Milla Alvendiz (Comité Andaluz). Amonestó a Papunashvili (24), Grippo (34), Cristian Álvarez (87), Jeisson (89), Pombo (92) y Chico Flores (95).

Incidencias:
Partido aplazado de la 06ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en el Fernando Torres ante unos 4.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 3. Nada pudo hacer en los goles. Tuvo dos buenas actuaciones.
Delmás: 2. Irregular y algo frágil en defensa.
Atienza: 2. Falló en el segundo gol. Por lo demás, discreto.
Grippo: 2. No aporta claridad defensiva.
Nieto: 2. Por su banda hubo algunos ataques peligrosos. En ataque, correcto.
Ros: 2. Muy desordenado. Su alboroto no favoreció al equipo.
Igbekeme: 1. Fuera de forma y falto de ideas.
Guti: 3. Trabajador, luchador y comprometido.
Papu: 1. No ha vuelto. Sigue alejado de lo bueno que nos tiene que dar.
Blanco: 1. Alborotado e ineficaz.
Pombo: 2. Trabajador y deseoso de aportar. No le salieron las cosas.
Suárez: 1. Inexistente. No encajó en el ritmo del partido.
Soro: 2. Quiso y trató de revolver la defensa contraria. Más voluntad que acierto.
Kagawa: 1. Insustancial. Está fuera de onda.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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