CD Mirandés 1 – 1 Real Zaragoza | Crónica

CD Mirandés 1 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Elegimos soñar

Jugar en Anduva es durísimo. No lo digo yo, no lo dice el modesto cronista que se enfrenta cada semana a una pantalla blanca como la camiseta del equipo de sus amores: es que es verdad. Tan solo el implacable Cádiz de comienzos de temporada pudo hincar su diente chirigotero en el pescuezo del equipo burgalés. Desde entonces, nadie más. Ayer estuvo a punto de conseguirlo este Zaragoza lindo y esforzado que cada día es mejor, que cada jornada se engalana con los mejores argumentos y al que solo algunos errores inesperados le impidieron lograr la victoria. No pudo ser, pero sí fue.

El partido lo compró el equipo de Víctor en el store del buen fútbol, ese establecimiento en el que solo los equipos grandes encuentran lo que buscan. Sin Suárez pero con un grupo de excelentes futbolistas preparados para amordazar al enemigo con el tejido de su buen juego, la primera parte fue un monumento a la inteligencia, la velocidad, el músculo y el talento. Todos sabían qué hacer y supieron hacerlo. Y por encima de todos ellos un majestuoso Eguaras, maestro de una escuela heredera de los García Castany, Barbas y Aragón, sabios futbolistas que adornan las vitrinas de nuestra historia.

Víctor y sus chicos asomaron su elegante figura por la esquina del adusto Anduva, templo del equipo de moda, y con sus acciones apagaron la sonrisa de una afición más pendiente del viaje a Arabia Saudí que del partido de Liga. Y lo hizo con un trabajo trenzado con materia prima de primeras calidades. Junto al ya ponderado Eguaras, Guti, magnífico, e Igbekeme, reencontrado y recuperado para la causa hicieron correr al balón con una velocidad propia de categorías superiores. Atrás, los gigantes impidieron cualquier gesto atacante y arriba los tres delanteros recibían balón tras balón con la sana intención de amargarle la noche a Limones.

Puado comenzó la fiesta con un primer chut que no llegó porque tropezó en un defensor y pocos minutos después el espigado El Yamiq, elegante copia de los minaretes  levantinos, remató de cabeza pero no encontró puerta por poco. Fueron dos relámpagos que anunciaron el trueno. Este llegó tras una acerada incursión de Puado, ejemplo de delantero multiusos. Su espléndida jugada, imposible de amortiguar por parte de la atónita defensa mirandesa, acabó con un pase diagonal al espacio que acogió Igbekeme con decisión. Su golpeo, técnicamente perfecto, dio con el balón en la red local.

El 0-1 era un resultado justo y leal con el fútbol. Pero no respondía a los verdaderos méritos de los dos equipos. El Zaragoza lo estaba bordando con el hilo de los ojos de los más de 600 zaragocistas que viajaron hasta Miranda y los cientos de miles que empujábamos desde nuestras casas o peñas repartidas por todo el mundo, pero ni Nieto ni Burgui un poco después lograron cerrar la primera parte con algún gol más que habría cerrado la puerta a la incertidumbre y otorgado un resultado más propio de lo visto hasta entonces.

Y esto es fútbol. Tras el descanso Iraola modificó una pieza y varias posiciones y en dos minutos volteó el partido. Apenas llevábamos dos minutos cuando un balón sacado por la defensa se despistó, no obedeció a Atienza y cayó en las botas de Matheus. El brasileño, ni corto ni mucho menos perezoso, rompió las dos líneas defensivas zaragocistas con una velocísima galopada a la que ni siquiera el ágil El Yamiq llegó, y batió con un chut parabólico a Cristian. Las imágenes nos regalaron el enérgico enfado del Pichu, quien se lamentó amargamente del error, prueba evidente de que el golpe recibido dolía. Pero había que recoger el escudo y la espada del suelo del campo de batalla y reanudar el combate. Y a ello se aprestó el equipo.

Pocos minutos después, después de varias osadas acciones del Mirandés, el Zaragoza recuperó el pulso y su fútbol volvió a latir. La prueba llegó en el minuto 51, cuando Vigaray se encontró con un balón límpido que le regaló Soro, pero su remate a una portería franca que pedía a gritos acoger el balón en sus redes se fue fuera por unos centímetros. Fue una oportunidad cuya no culminación escoció casi tanto como el gol. Pero no sería la última. A pesar de que el juego del equipo aragonés ya no era tan nítido como en la primera parte seguía procurando jugadas que mantenían al Miranda acorralado y sin otros recursos que las interrupciones y la brusquedad. De este modo Álex Blanco, que había entrado por Soro, le envió un disparo recto y seco a Limones que este se quitó de encima con los puños. Y poco después Burgui dispuso de un balón, regalo de Guti, que debió significar el 1-2, pero su remate, muy bien dirigido y con la etiqueta de “gol de la jornada”, se perdió por encima de la escuadra.

Demasiado perdón. El partido poco a poco se fue apagando después de que el Real Zaragoza hubiese disputado un extraordinario match en todas las facetas excepto en la finalización. En otras condiciones, con un punto de acierto en alguna de las cinco grandes ocasiones generadas, hoy estaríamos hablando de una victoria valiosísima. Por lo demás, el gran aplauso de una afición que cada día duerme menos y sueña más. Y que cada amanecer siente más cerca el final del camino que nos tiene que llevar de vuelta a casa. A Primera.

Ficha técnica

CD Mirandés:
Limones; Alexander González, Odei, Sergio González, Kijera (Ohemeng, 82); Malsa, Crisetig (Íñigo Vicente, 46); Joaquín (Franquesa, 66), Antonio Sánchez, Álvaro Peña; y Matheus.

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Vigaray, Atienza, El Yamiq, Nieto; Eguaras, R. Guti, Igbekeme; Soro (Blanco, 75), Burgui (Linares, 83); y Puado.

Goles:
0-1, min. 35: Igbekeme. 1-1, min. 48: Matheus.

Árbitro:
Sagués Oscoz (Comité Vasco). Amonestó a Puado (26), Vigaray (42), Alexander González (43), Kijera (55), Antonio Sánchez (75), Peña (77), Malsa (78) y Nieto (81).

Incidencias:
Partido de la 24ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en Anduva ante unos 3. 500 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. Muy poco trabajo y bien resuelto.
Vigaray: 4. Gran labor, tanto en defensa como en ataque. Falló un gol.
Atienza: 4. Serio, firme e intratable. Su error no ensucia su trabajo.
El Yamiq: 4. Magnífico partido. Seguro, rápido e implicado.
Nieto: 4. Excelente actuación. Aportó seguridad y osadía.
Eguaras: 5. Magistral. Señor de vidas y haciendas.
Guti: 4. Entero y verdadero. Complementó a los suyos con energía y acierto.
Igbekeme: 4. Motor, ruedas y carrocería. Enorme gol.
Soro: 5. Extraordinario en el manejo del balón. Enorme talento.
Puado: 5. Singular e imaginativo. Dio un gran pase de gol.
Burgui: 4. Distinto en su propuesta, aporta imaginación y clase. Lástima de error.
Álex Blanco: 3. Aportó velocidad y descaro en el chut.
Linares: 3. Estuvo poco pero sabe qué hacer.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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