Lo siento por Peter Handke, Nobel de Literatura y declarado fan del Numancia desde finales de los 80. Lo siento en el alma, pero ese mismo corazón sonríe contento por los tres puntos que ha arañado el Zaragoza en el áspero y poco hospitalario campo de Los Pajaritos. Una victoria que ha asomado el mentón en medio de una jungla de errores por parte de uno y otro equipo durante una primera parte de la que nadie puede sentirse orgulloso.
El equipo aragonés no ha visto la luz durante los primeros 45 minutos. Oscuridad en la combinación e intensidad obturada. De este modo se puede resumir este período en el que tampoco el Numancia encontró vías de circulación razonables. Ambos equipos han dado muestras de torpeza y nos han regalado un paisaje estéril que no se merecen ninguna de las dos aficiones.
Las primeras ocasiones de gol han tenido color blanquillo. Con pocas probabilidades de éxito, es verdad, pero el Zaragoza ha iniciado el tiempo de juego con un par de acercamientos medianamente claros a cargo de Suárez, tras robo de balón, y de Guti, con un chut alto. Sin embargo, el juego no era fluido ni presto y la responsabilidad de semejante cortocircuito eran Eguaras e Igbekeme. Ambos jugaron sus peores 45 minutos de la temporada, no solo porque no encontraron la vía ofensiva apropiada, sino porque sus pérdidas de balón provocaron varias situaciones de peligro que a punto estuvieron de costarle caro al equipo.
Hablemos de un par de torpezas. La primera, en el minuto 24,cuando el delantero Higinio agradeció un regalo de Igbekeme y superó con una dulce vaselina a Cristian que no encontró la red. Digamos aquí que portero y jugador chocaron pero el VAR dijo algo así como “¡Sigan!”. La segunda cuando de nuevo James y Cristian se hicieron un lío y propiciaron con su torpeza que Marc Mateu rematase a puerta casi vacía. Afortunadamente Clemente se había colocado bajo los palos para evitar lo peor. Y el joven central lo consiguió, salvando in extremis el gol soriano.
Estos dos momentos estuvieron a punto de cambiar el sino del partido, pero no podíamos decir, a esas alturas, que elc hoque prometiese un gol fruto del buen juego. Si acaso tras una jugada a balón parado, o un corner o un chut lejano. Eso debieron pensar también Calero y Nieto, un lateral de cada bando, pero no contaban con las intervenciones de Cristian y Barrio, que evitaron sendos goles con su trabajo. Especialmente meritoria fue la parada del soriano, que vio cómo el balón le botaba un palmo antes de llegar, lo que suele acabar en gol. No ayer.
A estas alturas del partido todos teníamos ya muy claro que la ausencia de Dwamena era más importante de lo sospechado. Sin él, el equipo no contó con un esforzado guerrero que fija a las defensas ya clara frondosos bosques defensivos. Eso lo notó especialmente Suárez, quien tampoco encontró ni en Kagawa ni en Pombo a sus fieles escuderos. El japonés se ocultó detrás de sí mismo y nada se supo de él en toda la tarde. El Zaragoza, en cambio, estuvo más activo pero le faltó sustancia en sus acciones. De todos ellos, hablamos también de Eguaras y de James, el único que recibió nuestro aplauso fue Guti. Incansable, ancho en su esfuerzo y amplio en el compromiso, su propuesta la agradeció el equipo que pudo legar al descanso con la puerta a cero y con la necesidad de girar el timón buscando un rumbo más esperanzador.
La segunda parte nació con otro relato. El Real Zaragoza procuró encontrar nuevos senderos por las bandas, con Nieto y Delmás más protagonistas y Guti convertido en el auténtico catalizador del juego. En este paisaje Suárez se encontró más cómodo y comenzó a agitar los resortes defensivos del Numancia, que vio cómo el Zaragoza, poco a poco, lo encajonó en su área y los balones se asomaron al balcón del gol. Quien primero lo intentó fue Guti, cuyo disparo rebotó en un defensa y casi llega a la red de Barrio. Era otro rollo. No había peligro inminente, pero sí cierto perfume de voluntad de ganar. Y en esa atmósfera de cambio moderado llegó un córner y una de esas jugadas inesperadas que cambian un partido. El balón llegó alk área y el defensa Ledes rechazó el balón. Los zaragocistas reclamaron mano, el VAR intervino y el árbitro López Toca revisó la jugada. Y pitó penalty. Visto lo vivido hasta ese momento, la ocasión la pintaban calva. Suárez se aprestó a lanzarlo y convertir su tercera pena máxima. Pero erró. Su chut le salió flojo y centrado y Barrio adivinó la intención y lo detuvo fácil.
El Numancia, obvio, se vino arriba. Se echó al monte en busca de un golito que les diese la victoria pero no fue capaz de acogotar a un Zaragoza que se liberó del error del colombiano muy pronto. Eguaras, no muy afortunado durante buena parte del partido, se entonó y se acercó a la puerta de Barrio con un disparo parabólico aunque inofensivo. Además, en el campo ya estaban Blanco y Papu que le dieron una vuelta de tuerca al partido. Entrábamos en el momento crítico del partido. El Numancia está acostumbrado a este tipo de encuentros y sus finales suelen ser frenéticos. Fruto de ese espíritu fueron algunas llegadas con cierto peligro, como una de Calero y otra, en fuera de juego, de Néstor. Pero lo mejor, para los intereses zaragocistas, estaba llegar. Y nació en las botas de Guti. Fue una jugada larga que acabó con un magnífico pase del 14 zaragocista a Delmás, quien ejecutó un perfecto pase de la muerte para que rematase Eguaras a gol. Un gol muy importante que llenaba de aire azul los pulmones del zaragocismo.
Quedaba muy poco partido y se trataba de congelar el tiempo. ¿Sabría hacerlo el Zaragoza? El Numancia jugó sus escasas cartas y ahora les tocaba a los de Víctor jugar esos minutos feos que tanto daño le han hecho cuando los han practicado sus contrarios. Y lo consiguió. El Numancia lo intentó por medio de Mateu, pero a pesar del breve agobio final que Víctor contrarrestó poniendo a Grippo en el césped, se llegó al final con el 0-1 en el marcador.
Extraordinaria victoria, tres puntos enormes. El mejor homenaje a Dwamena, el mejor regalo para los 2000 zaragocistas que vivieron en Los Pajaritos el triunfo de su equipo. Y lo mejor de todo es que el equipo sigue viviendo en su apartamento de la alturas y contempla con cierto optimismo el match del miércoles en Fuenlabrada. ¿Quién sabe? Quizás esa noche se abran las puertas de la segunda posición en la tabla y a través de ellas encontremos un tramo más del camino de regreso a x¡casa. A Primera.
CD Numancia:
Barrio; Calero (Nacho, 82), Derik, Carlos Gutiérrez, Castellano; Escassi, Gus Ledes; Moha, M. Mateu, Zlatanovic (Noguera, 60); e Higinio (Néstor, 74).
Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Delmás, Atienza, Clemente, Nieto; Eguaras, R. Guti, Igbekeme; Kagawa (Papunashvili, 74); Pombo (Blanco, 67) y Luis Suárez (Grippo, 90).
Goles:
0-1, min. 81: Eguaras.
Árbitro:
López Toca (Cántabro). Amonestó a Eguaras (47), Clemente (53) y Blanco (93).
Incidencias:
Partido de la 11ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en los Pajaritos ante unos 6.000 espectadores.
Cristian: 4. De nuevo, grande.
Delmás: 3. Empezó desubicado y acabó asistiendo en el gol. De menos a más.
Atienza: 4. Seguro y serio. Muy serio.
Clemente: 4. Da gloria verlo jugar. Crece en cada partido.
Nieto: 3. Vida paralela con Delmás. Empezó atenazado y finalizó muy suelto.
Eguaras: 3. ¡Qué mala primara parte! Al final, logró un gran gol.
James: 1. No estuvo acertado. Fallón y desafortunado.
Kagawa: 1. No se encontró a sí mismo en ningún momento.
Guti: 4. El mejor. Un portento físico, dosificó muy bien su trabajo.
Pombo: 2. Tímido y poco profundo. Le falta confianza.
Suárez: 3. Trabajó mucho pero muy solo. Falló el penalty.
Blanco: 3. Rápido y vertical. Algo embarullado.
Papu: 3. Buena presencia. Su aportación, positiva.
Grippo: S. C.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello
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