R Oviedo 2 – 2 Real Zaragoza | Crónica

R Oviedo 2 – 2 Real Zaragoza | Crónica

Punto nuevo en Vetusta

El partido jugado en el Carlos Tartiere es de esos que comentamos en el ascensor con el vecino y nos preguntamos: ¿hemos ganado un punto o perdido dos? Y el vecino, que entiende lo mismo que tú de fútbol, es decir, nada, dice: “¡Hombre! Visto lo visto…” Y se encoge de hombros. Y sonríe. Y se despide.

Esta escena, repetida hoy en cientos de tertulias zaragocistas, resume lo vivido ayer. Comienzo horrible, con un gol encajado en el minuto 1 producto de un desajuste colectivo de novatos. Colección de errores no forzados en el centro del campo como hacía tiempo no veíamos. Defensa blandengue y timorata, mostrando una inseguridad que no queríamos recordar. Lentitud en el repliegue y dudas, muchas dudas, en la combinación y la creación de redes solidarias. Pero también tesón, tenacidad y fe en tus posibilidades. Y talento, calidad y osadía en la delantera, con un Luis Suárez ídolo incontestable ya del zaragocismo y un Pombo redivivo que ayer nos regaló una asistencia de lujo entre otros detalle destacados. Y con eso bastó para rescatar la condición de equipo invicto. Que es un bonito dato.

El choque fue feo como una tarde de borrasca. Aun así, en medio de los truenos y la ventisca, el equipo fue capaz de mostrarse como un aguerrido grupo que supo recuperar el terreno perdido hasta en dos ocasiones, algo de inmenso valor en un campeonato tan obtuso y, por momentos, abstruso. Y todo ello tras un comienzo, ya lo hemos escrito, horripilante. Ortuño (de nuevo la maldición de los “ex”) nos enchufó una pava de esas de quedarse cara de tonto, sobre todo después de contemplar atónitos cómo ninguno de los jugadores avispas fue capaz de gestionar una jugada tan sencilla pero tan letal.

Y desde ese momento el equipo de Víctor vivió un período de atontamiento. Ortuño y Sangalli marearon a las bandas zaragocistas, donde ni Nieto ni Delmás, mal acompañados por Ros y Guti, veían cómo los problemas crecían a cada minuto. Y lo que era peor: le costó un mundo tomar el mando del partido. Tenía el balón, pero en modo off, pues la línea medular no anduvo fina y perdía el control con suma facilidad. Además no conseguían conectar con los puntas, que exploraban espacios pero no rentabilizaban su esfuerzo con recepciones adecuadas.

El partido, no obstante, ofrecía posibilidades, debido fundamentalmente a la debilidad defensiva del Oviedo. Si sería frágil la estructura local que en muy pocos minutos dispuso el Zaragoza de varias ocasiones, aun sin ofrecer brillo en su juego. En el minuto 18 fue Nieto quien chutó con peligro y del corner provocado nació una jugada con pase largo de Ros a Grippo que este remató desviado cuando ya se cantaba el gol en los hogares blanquillos.

Fueron dos ocasiones casi inesperadas, pues el juego no daba para tanto brillo pero fueron dos muestras de lo que este equipo es capaz de generar incluso aunque no lo merezca. Lo malo de esta moneda que es el fútbol es que si Eguaras no funciona y Ros se desubica al equipo le falta norte. Y eso ocurrió ayer. Se vivieron entonces unos minutos de peligro carbayón, como si de las ramas del viejo roble de la calle Uría cayesen balones favorables para que Ortuño los cazase y nos rompiese la ilusión del empate. Afortunadamente ni él ni Sangalli lograron ampliar la ventaja, gracias a Cristian y a su mala puntería.

En el minuto 28 Kagawa disfrutó de un buen balón que le propuso Guti y estuvo a punto de lograr el 1-1. Su chut, seco y al palo corto, lo rechazó Champagne con una buena estirada enviándolo a corner. Fue un buen aviso, un detalle que acogotó un poco más al Oviedo, temblón e inseguro ante una afición que le pedía algo más que ir ganando por un gol. Y pareció reaccionar a los pitidos de su parroquia por medio de Joselu en el minuto 30. Afortunadamente Cristian, el Divino, le recordó que es el mejor portero de la categoría con una intervención magnífica.

El partido, dicho está, era de alambrada oxidada y por eso mismo cuando Dwamena le robó el balón a Christian Fernández y se lo entregó a Luis Suárez todos supimos que algo iba a pasar. El colombiano miró con fiereza a la portería rival y cuando se disponía a fusilar al portero local fue derribado por Tejera. El penalty, claro, mereció además una tarjeta algo más severa que la amarilla, pero eso perdió importancia cuando el propio Suárez lo convirtió para lograr el empate.

Tras el descanso el Oviedo volvió a la carga y el Zaragoza regresó a su inanición. Se entabló una pugna a cara de perro en la que los asturianos pusieron más fabes en la cazuela que los aragoneses ternasco en el fuego. Y en esas condiciones llegó la jugada desafortunada de la tarde. Ortuño cayó ante Atienza en lo que pareció un contacto de papel de fumar, pero el VAR actuó pidiéndole al colegiado Díaz de Mera que revisase la jugada. Este obedeció y su veredicto fue contrario al Zaragoza. Penalty. Ortuño. Gol.

El partido se había envenenado y con lo que había en el campo no se veía respuesta a tanta duda. Víctor movió a sus chicos. Blanco y Pombo por Eguaras y Dwamena y Ros y Guti a la sala de máquinas. El dibujo sufrió una magna transformación y, lo mejor de todo, funcionó. En el minuto 66 Pombo, que salió muy enchufado, activo y acertado, invitó a Suárez a recoger un balón de seda para que el sudamericano lo elevase con delicadeza sobre Champagne, logrando así el 2-2. Este resultado era mucho peor para el Oviedo que para el Zaragoza y así lo vivió Rozada, el joven manager ovetense, que puso en el césped a Lolo y a Borja para buscar la victoria con la desesperación del que se ahoga.

Hubo una ocasión de este último y como había que jugárselo todo a una carta, el Oviedo echó mano de Bárcenas para buscar el aire que ahora mismo les faltaba. El partido podía caer de cualquiera de los dos bandos y por eso Víctor introdujo a Lasure en el campo. Estábamos en una de esas fases que tanto aborrecen los entrenadores: un toma y daca con poco orden y menos gobierno. Y en una de esas la tuvo Lasure, que casi a bocajarro remató un balón suelto que rechazó con reflejos y fortuna el portero azulón. Pudo haber sido el 2-3, pero también pudo llegar el 3-2 a base de centros locales y también de nuevo el 2-3 si Blanco hubiera rematado acertadamente.

Partido de un punto, en fin, pero de mucho más que un punto si este jueves se consigue vencer a un Málaga que llega con el ánimo justo, las fuerzas tocadas y una crisis institucional de altos soles. Será una buena ocasión para mantener el ritmo de equipo invencible pero con la necesidad, ahora ya sí, de volver a ser un equipo ganador que retoma la senda del camino de regreso a casa. A Primera.

Ficha técnica

R Oviedo:
Champagne; Lucas (Borja Sánchez, 75), Carlos Hernández, Christian Fernández, Mossa; Tejera, Jimmy (Lolo González, 75); Sangalli, Joselu (Bárcenas, 82), Saúl Berjón; y Ortuño.

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Delmás, Atienza, Grippo, Nieto; Eguaras (Blanco, 63), R. Guti, Javi Ros; Kagawa (Lasure, 82); Luis Suárez y Dwamena (Pombo, 63).

Goles:
1-0, min. 1: Ortuño. 1-1, min. 36: Luis Suárez, de penalti. 2-1, min. 55: Ortuño, de penalti. 2-2, min. 66: Luis Suárez.

Árbitro:
Díaz de Mera Escuderos (Colegio Castellano-manchego). Amonestó a Tejera (35), Sangalli (45), R. Guti (49), Grippo (61), Saúl Berjón (67) y Borja Sánchez (83).

Incidencias:
Partido de la 08ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en el Carlos Tartiere ante unos 12.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. De nuevo magnífico. Salvó dos goles y aportó seguridad.
Delmás: 2. Sufrió mucho en defensa, pero se recompuso conforme avanzó el partido.
Atienza: 2. Discreto. Ortuño fue un duro adversario.
Grippo: 1. Inseguro y poco concreto. Fue superado en muchas ocasiones.
Nieto: 2. Irregular y algo desorientado. No parece disfrutar defendiendo.
Eguaras: 1. Mal partido. Muchos errores e inexactitudes en un partido que precisaba seguridad.
Guti: 2. Le faltó flexibilidad en los movimientos largos. Al final se entonó.
Ros: 2. Luchó mucho pero no sujetó el juego.
Kagawa: 3. No le llegaron balones fértiles. Aun así, regaló detalles de clase.
Suárez: 4. Fantástico. Está creciendo a un ritmo extraordinario. Goleador.
Dwamena: 2. Trabajó bien pero estuvo muy desconectado.
Pombo: 3. Nos recordó, con sus detalles, al mejor Pombo. Excelente asistencia en el segundo gol.
Blanco: 2. Rápido aunque inconexo, le faltó finalizar correctamente.
Lasure: 2. En el poco tiempo que jugó, falló una ocasión clara de gol.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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