Rayo Vallecano 0 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Rayo Vallecano 0 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Ocasión y victoria

El zaragocismo durmió ayer feliz. La victoria lograda ante el Rayo Vallecano supuso un motivo para la alegría y sirvió para restañar las profundas heridas que nos dejó la cruel derrota ante el Albacete hace siete días. Y para comprobar que este equipo, a pesar de no contar ayer con seis de los jugadores principales si contamos a Dwamena, fue capaz de alambrar el campo de Vallecas y sembrar de minas insalvables un territorio que en otras ocasiones habría sido terreno abonado para la humillación.

El Zaragoza tenía muchos argumentos en contra. Una semana difícil tras el drama del sábado, las bajas de Vigaray, James y Kagawa, la desaparición, otra vez, de Pombo del horizonte del grupo y el viaje a Madrid para enfrentarse a uno de los mejores equipos de la categoría. En medio de toda la maraña de malas noticias, la incorporación de Puado, el joven valor que llegaba el martes para sumar. Y la primera parte pareció confirmar los temores de la hinchada blanquilla.

Fueron 45 minutos horrendos, de fútbol casposo y nula capacidad futbolística. El Zaragoza se arrugó sobre sí mismo y no supo transmitir ni media frase coherente al lector futbolero de, ayer sí, café y sofá. Pero es que el Rayo, dominador y jugón, tampoco encontró ni media razón para entusiasmar a los suyos. Si los de Víctor no llegaron ni una sola vez a la portería de Dimitrievsky, el Rayo solo lo logró a balón parado y si bien dispuso de varias buenas ocasiones, ahí se encontró con un magnífico Ratón, que actuó en tres momentos con paradas de alto nivel. Y por eso es justo atribuir gran parte del éxito de ayer a la actuación del paciente portero gallego, que  es uno de esos jugadores que sabe aprovechar las ocasiones cuando le llegan, como bien dijo Víctor en la rueda de prensa posterior.

El Rayo sabe jugar al fútbol, pero sus jugadores están atravesando un momento de incertidumbre personal que ayer se tradujo en varios errores de relieve. Ulloa, su delantero estrella, no estuvo nada fino en varias ocasiones nítidas, como la del minuto 25, cuando no remató lo que parecía un centro letal de su compañero Luna. Ese error y las tres paradas de mérito de Ratón ya mencionadas fueron suficientes para evitar que el Zaragoza encajara un gol. Algo, por cierto, que no habría sido extraño, pues la defensa aragonesa vivió momentos de torpezas individuales y desajustes en el grupo.

La acción más peligrosa llegó de las botas de Pozo, quien escupió un durísimo chut desde el borde del área. Ratón lo repelió y nos tranquilizó a todos, pues demostró que hay portero fiable. Poco después el Zaragoza a punto estuvo de marcar a la salida de un corner, cuando el balón pareció tomar vida propia y chocó con el poste tras bote torpe, pero ahí se mojó toda la pólvora zaragocista.

El Rayo siguió en la porfía y en unos minutos construyó varias acciones de mérito que no fructificaron por la gran actuación de Ratón. Pozo, Embarba y Ulloa fueron los actores principales, pero el gallego estuvo muy grande y evitó el 1-0, sobre todo tras el cabeceo de Ulloa. Y lo que es fútbol: después de este festín de oportunidades llegó una buena situación de gol a cargo de Delmás que Dimitrievsky desbarató porque estaba en el el lugar adecuado. Había vida porque quedaba aire en los pulmones del Zaragoza y porque en medio de la negrura del partido había algunas luces a considerar: el buen trabajo de Ratón, la solvencia, a trancas y barrancas, de la defensa, el esfuerzo de Guti y los apuntes de Puado, el recién llegado que en solo cuarenta y cinco minutos fue capaz de trasladar buenas vibraciones. Y de eso vamos a hablar a partir de ahora.

La segunda parte comenzó con el mismo rostro. Tan es así que Ulloa, ayer inexacto, erró un remate que llevaba etiqueta de gol nada más comenzar. Y en seguida se movieron los banquillos. Jémez contó con Martín y Víctor puso en el campo a Soro por Blanco, muy pasivo. Y dio con la tecla, porque en seguida el Zaragoza comenzó a crear situaciones de peligro. La primera la protagonizó Puado, quien se plantó solo ante Dimitrievsky pero su pase no encontró a Suárez. Y poco después, la acción clave del partido. Suárez fue objeto de penalty y Ros se apuntó a la ejecución. Valiente el navarro, porque veníamos de tres penaltys errados, el último de ellos con fatales consecuencias. Y como no hay tres sin cuatro, el portero vallecano detuvo el lanzamiento. Horror. De nuevo una ocasión inmejorable tirada a la basura. La decepción fue enorme y todos temimos que iba a ser muy difícil recuperarse de semejante golpe. Sin embargo, algo ocurrió.

Cuando el partido ya llevaba dos minutos de reanudación, una voz salvadora llegó desde la sala del VAR: había que repetir el lanzamiento porque el portero del Rayo se había movido de la línea de portería. Sorpresa y esperanza. Ros volvió a coger el balón y, ahora sí, batió a Dimitrievsky entre la alegría zaragocista y la frustración vallecana.

Era un resultado extraordinario que habría que defender con uñas, dientes, alfanjes y trincheras. Con todo. Sería tan importante lograr los tres puntos que el equipo, consciente de ello, se armó de trabajo, esfuerzo y voluntad para mantener el 0-1. Habría que aprovechar, también, la ansiedad del equipo de Jémez, que puso en juego a toda su vanguardia, lo que propició que el Zaragoza dispusiera de espacios para ejecutar ataques verticales y con posibilidades. Uno de ellos lo activó Soro, que se plantó ante el portero macedonio, pero su chut blando y anunciado no logró encontrar la red. Y poco después fue Suárez quien le ganó la partida a la defensa para rematar contra el cuerpo del arquero.

Era evidente que se podía rematar el partido, pero no se lograba el propósito. Papu entró por Puado para refrescar al grupo y ayudar a afrontar los últimos minutos con el afán de preservar la victoria. Y actuando como hay que hacerlo en estos casos: con profesionalidad. Es decir: jugando “el otro partido”. Era el momento de parar el juego, interrumpir los embates vallecanos y perturbar el sistema nervioso del contrario. Y lo supo hacer. Y así se llegó al final del partido, entre los abrazos alborozados de los jugadores y la alegría de una nutrida parroquia zaragocista que celebró la victoria con gran entusiasmo.

La semana va a ser, sin duda, un espacio y un momento para el reencuentro y para recuperar jugadores para la causa, que no es otra que recorrer el camino que nos debe devolver a casa. A Primera.

Ficha técnica

Rayo Vallecano:
Dimitrievski; Tito, Saveljich, Milic (Piovaccari, 66), Luna; Trejo, Embarba (Advíncula, 77), Joni Montiel (Andrés Martín, 55), Pozo, Álvaro García; y Ulloa.

Real Zaragoza:
Ratón; Delmás, Guitián, Grippo, Nieto; Eguaras, R. Guti, Javi Ros; Blanco (Soro, 55), Puado (Papunashvili, 77); y Luis Suárez (Lasure, 88).

Goles:
0-1, min. 63: Javi Ros, de penalti.

Árbitro:
De la Fuente Ramos (Comité Castellano-leonés). Amonestó a Eguaras (39), Dimitrievski (62), Puado (72), Javi Ros (74) y R. Guti (92).

Incidencias:
Partido de la 17ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio de Vallecas ante unos 12.000 espectadores.

Puntuaciones

Ratón: 4. Magnífica actuación. Decisivo.
Delmás: 2. Muy inestable. Mejoró en la segunda parte.
Grippo: 2. Atento aunque a veces se desubica.
Guitián: 3. Correcto. Tapó vías y achicó el agua.
Nieto: 3. Con ciertas lagunas, se entendió bien con Puado.
Eguaras: 2. Mala primera parte, después se entonó con los espacios.
Ros: 3. Trabajador y valiente. Asumió riesgos.
Guti: 4. Trabajó lo indecible. Crece cada partido.
Blanco: 1. Inoperante y poco eficiente.
Puado: 4. Aportó verticalidad y presencia.
Suárez: 3. Como siempre, trabajador y peligroso. Estuvo muy solo.
Soro: 4. Ayer demostró su calidad con apenas cuatro toques. Falló un gol.
Papu: 2. Insustancial. Se embolica con el balón.
Lasure: S.C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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