Real Zaragoza 0 – 0 CF Fuenlabrada | Crónica

Real Zaragoza 0 – 0 CF Fuenlabrada | Crónica

Cero mejor que menos uno

“No sabía que los partidos de fútbol duran 65 minutos. Y que si acaban tres tíos de un mismo equipo haciendo la croqueta en la misma jugada y otro estirándose por calambres eso no es una estrategia de equipo que va en contra del fair play”. Estas palabras, escritas por un zaragocista de corazón al finalizar el partido, describen nítidamente lo que fue la actitud de un equipo paupérrimo y brozas que ayer se llevó un punto de la Romareda. Y acompañan la frustración y el amargo sabor de alma con que el zaragocismo se acostó. Todo ello tras no ser capaz el equipo de apartar la hojarasca marrullera en un partido que nos acerca un poco a la cabeza pero nos aleja anímicamente de las mieles de la cumbre.

El Real Zaragoza fracasó en su intento de asaltar el segundo escalón del cielo con un empate que supo a poco pero que puede saber a mucho. Y su tropezón tuvo mucho que ver con el error monumental de Luis Suárez en el lanzamiento de penalty del minuto 9. Un fallo que afectó enormemente al rendimiento del colombiano, ausente por motivos que no conocemos aunque podemos imaginar, y lastró la dinámica del equipo, obtuso en el manejo del balón y herido una vez más por otro inconveniente, en esta ocasión en forma de lesión de Kagawa.

A lo largo de la temporada hay datos que nos ayudan a leer bien su discurrir y en esta que ya afronta la recta final hay uno incontestable: Suárez ha tirado cuatro penalties al fondo del Ebro, lo que supone un patrón que hace daño. Y el bajón moral que sufrió afectó profundamente al desarrollo del partido. Porque un 1-0 en el minuto 10 en un partido alambrado como el que el Fuenlabrada planteó habría sido una magnífica noticia al haber producido el efecto desatasco, tan necesario en choques así. No fue y por tanto al equipo de Victor no le quedó más remedio que tratar de perforar la sucia maraña madrileña a base de balones interiores imposibles y tímidas llegadas por las bandas, casi siempre a cargo de Vigaray. Así, pronto se vio que no iba a ser una noche para el goce.

Cuando Kagawa abandonó, lesionado, el terreno de juego Puado se centró, espacial y futbolísticamente, y Álex Blanco adoptó el papel de extremo zurdo con intención de desbordar. No obstante, ese fue el momento en que el “Fuenla” se echó al monte al ver que el equipo aragonés dudaba y no encontraba caminos razonables. Fueron unos minutos de cierta zozobra en que el Zaragoza se enredó en sí mismo y tuvo que afrontar los ataques de los visitantes, más vistosos que peligrosos, es verdad. De todas las aproximaciones, la más peligrosa fue un pase filtrado que Hugo Fraile desaprovechó ante la inteligente salida de Cristian, pero con ser un intento fallido a la Basílica le temblaron las piernas.

Uno por uno, los jugadores blanquillos no ofrecían luces ni argumentos que ayudasen a pensar que había partido. Sus mejores hombres de ataque mostraban señales opacas y eso, en este equipo tantas veces eléctrico y letal, no era una buena noticia. Urgía llegar al descanso limpios de polvo y goles en contra y recomponer la idea, los músculos y el corazón.

El penalty fallado se incrustó en los bocadillos que los zaragocistas ventilaron en el descanso y la segunda parte empezó con el guión muy abierto. Sin embargo, el Fuenlabrada muy pronto se hizo el jefe de la mesa, el tapete y las cartas. Su tranquilidad, su buena disposición táctica y sobre todo su capacidad para manejar partidos feos se impusieron a la flaccidez futbolística del Zaragoza, que tardó diez minutos en crear la primera ocasión. Fue un cabezazo de Soro al saque de una falta, aunque el poco peligro que supuso lo ventiló Iribas sin dificultad. A esta tímida acción respondió Fraile con un chut lejano que llevó cierto peligro a la portería de Cristian. Poca pólvora, menos acierto.

El partido poco a poco se convirtió en una batalla de intenciones torpemente ejecutadas. Ni unos ni otros se veían capaces de romper la defensa contraria, si bien las pequeñas batallas, esas que conforman lo intangible del fútbol, comenzaron a ser ganadas por el Fuenlabrada. En una de esas, Cristian nos regaló la parada de la noche tras un cabezazo de Prieto y eso sirvió para activar los mecanismos de ánimo de la grada, muy activa toda la noche, consciente de que el equipo estaba en la cuerda floja en algunos momentos. Quizás esos miles de alientos volcados sobre el césped de la Romareda fueron los que ayudaron a construir la jugada del gol. Un ataque bien llevado por Puado acabó en las botas de Blanco, quien tras un buen quiebro le devolvió el balón para que el catalán convirtiese un muy buen gol. El júbilo se adueñó del estadio, pero el VAR se encargó de apagar la emoción al señalar una mano de Puado en el inicio del ataque, lo que sirvió para anular el tanto. Otro jarro de agua fría sobre jugadores y afición.

Habría sido muy difícil que el partido se le escapase al Zaragoza si el gol hubiese subido al vetusto marcador, pero estaba muy claro que la noche no estaba de parte de los de Víctor. Fue el momento en que ambos entrenadores movieron sus banquillos, con el estreno de Torres en el caso de los locales. Había que cementar el centro del campo, pues no estaba claro que el Fuenlabrada no pudiese encontrarse con un gol a favor en uno de sus acercamientos al área de Cristian. Y fue en ese período de tiempo cuando Vigaray disfrutó de la mejor ocasión al recibir un baló de Puado, pero su remate lo detuvo Biel Ribas. Y ahí se acabó el partido. Los jugadores del Fuenlabrada hicieron “un Lugo” y dio comienzo el festival de lesiones fingidas, parones descarados, interrupciones antideportivas y gestos desvergonzados. Destrozaron el partido, se rieron de sus oponentes, del árbitro y de una afición que asistió atónita y enojada a un espectáculo que pone al equipo madrileño en el altar de los equipos tramposos y nada modélicos. Con su miseria se lo coman.

Y ahí murió el partido. Con un árbitro que demostró que defiende este tipo de actitudes y que con su deficiente actuación le otorgó carta de naturaleza a esta deleznable forma de entender el fútbol. No había mucho que hacer. Si acaso, intentar desde el banquillo aportar algo de audacia atacante, pero es evidente que Víctor prefirió consolidar el empate antes que arriesgar una derrota visitante que, sin duda, habría hecho mucho más daño al equipo y la afición que un empate agridulce, por mucho que signifique que perdemos dos puntos.

Con todo ello, aún quedan muchas playas en las que desembarcar y corrientes marinas que sortear. Todo con tal de encontrar el verdadero camino que nos devuelva a casa. A Primera.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Vigaray, El Yamiq, Guitián, Nieto; Eguaras (Torres, 76), R. Guti; Kagawa (Blanco, 36), Soro; Puado y Luis Suárez.

CF Fuenlabrada:
Biel Ribas; Iribas, León (Chico Flores, 86), Prieto, Glauder; José Rodríguez (Oriol Riera, 69), Clavería; Nteka, José Fran, Hugo Fraile; y Caye Quintana (Jeisson, 78).

Goles:

Árbitro:
Ávalos Barrera (Comité Catalán). Amonestó a El Yamiq (59), Blanco (66), José Fran (68), Caye Quintana (75), Soro (88).

Incidencias:
Partido de la 27ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en La Romareda ante unos 26.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. Poco trabajo pero muy bien resuelto.
Vigaray: 3. Trabajador y muy presente, pero le falta un punto de finura.
Guitián: 3. Serio, correcto y oportuno.
El Yamiq: 3. Rápido en el corte y eficaz por alto.
Nieto: 3. Buen trabajo en defensa y algo remiso en ataque.
Eguaras: 3. Obturado en el pase, tuvo que buscar espacios propicios.
Guti: 3. Muy trabajador, le faltó llegada.
Soro: 3. Tuvo buenos momentos pero se mostró irregular.
Kagawa: 2. Buscó pases interiores imposibles. Se lesionó.
Puado: 3. En la banda no es importante. Mejoró cuando centró su posición.
Suárez: 1. Falló el penalty y se fue del partido.
Blanco: 2. Lo intentó, pero no tuvo espacios. Buen centro en el gol.
Torres: 2. Discreto. Le falta ritmo y confianza.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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