Se acabó. Gol de Nino en el minuto 81 y fin del sueño. Ni Ros, con su penalty fantasía, consiguió amortiguar el dolorosísimo zarpazo del veterano jugador del Elche. El temido delantero del que todos hablábamos los días previos. “Ya verás cómo viene Nino y nos la enchufa”. Y no fallamos. Casi nunca lo hacemos. Porque es imposible luchar contra todo. Contra todos. Incluso contra nosotros mismos.
Fuimos mejores, pero no los mejores. Jugamos un buen partido hasta que las fuerzas nos acompañaros. Luego, el temor al desastre nos ató con argollas de futuro negro. Tras la derrota solo los despachos pueden limpiar la suciedad de tanta miseria moral. La misma que gobierna este fútbol de estiércol y putrefacción.
Empezamos precavidos, moderados y calmados. Ningún sprint, pocas aceleraciones, algún osado gesto. Y con susto. A los 3 minutos un mal gesto defensivo dio con el balón del Elche en corner. Casi. Fue su única acción ofensiva en todo el primer tiempo. Ese era el nivel. El Real Zaragoza, bien. Eguaras y Kagawa en plan jugadores de clase. Los demás, acompañando con dignidad. Pero sin veneno en la punta de la flecha. Cuando se llegaba a la zona 4 (léase, cerca del área levantina), ausencia de descaro. Ni Blanco ni Burgui. Mucho miedo para encarar, poca facilidad para irse de nadie. Así, difícil.
En los laterales, oscuridad de sus propietarios. Nieto, anulándose a sí mismo. Vigaray, sin energía ni audacia. Con todo, Linares acorralado por una legión de tipos del Elche. Pocas opciones. Y eso que jugó con picardía un balón que elevó por encima del larguero, pero ahí quedó. El que lo intentó con decisión fue Guti, pero su chut lo desvió bien Badía. Este chico es un buen portero.
El Elche dio un par de sustos, pero la línea señaló bien los fueras de juego. Y el Zaragoza dispuso de una muy buena opción en el minuto 29. Kagawa repitió el delicioso pase que le dio en la ida a Burgui. En esta ocasión, a Linares. El de Fuentes se fue directo a la puerta de Badía, pero se escoró un poco y su chut lo capturó muy bien el portero ilicitano. Lástima, pues se olió el gol. Como también nos llegó su perfume poco después, pero el chut de Nieto a pase del clarividente Eguaras golpeó la red lateral.
Estas jugadas fueron crueles recordatorios de lo infame que ha sido la ausencia de Suárez y cuan infortunada la enfermedad de Puado. Sin ellos, cero goles. Con ellos…¡quién sabe! De momento, a la caseta con empate a cero, resultado que favorecía al equipo de Víctor de llegar así al final de todo. Pero en ese momento todo se veía muy lejos.
Tras el descanso, el equipo aragonés siguió en la porfía. Y casi consigue el premio. Pase de Burgui a Kagawa y disparo de este. El resultado: larguero tras tocar en Dani Calvo. Se repetía lo vivido en Elche. Demasiados desaciertos. Creció el temor. Perdonar es un verbo que no cabe en el diccionario del fútbol.
Llegó el momento de lo cambios. Pacheta y Víctor movieron las banquetas. O las agitaron, según se mire. Poco a poco se fue llegando al momento fatiga. Los jugadores comenzaron a mostrar su cansancio y la inexactitud de sus decisiones. Y el miedo se quedó a vivir en los corazones de protagonistas y aficiones. Cada error era una argumento a favor de la horca. El Yamiq y Guitián nos invitaron a nudo en la garganta. El partido ofrecía grietas por las que cabían mil posibilidades de vivir el dolor o la gloria (Gracias, Don Pedro).
La primera herida estuvo a punto de abrirse con una falta magistralmente ejecutada por Iván Sánchez. Cristian volvió a ser “El Divino”. Su intervención, sensacional. La respuesta pudo haber significado el 1-0. Kagawa se plantó en el área de Badía. Acompañado de Soro y Pereira, los ignoró, se regateó a sí mismo y desperdició el gol de la victoria. Difícil de olvidar su grave error.
Más cambios, entre ellos el de Eguaras por Torres. Quedaban diez minutos. Y sucedió. Juan Cruz le robó la espalda y el honor a Vigaray, centró hacia atrás y a llí estaba “él”. El temido, el augurado, el malsoñado: Nino. El veterano delantero, uno de los históricos verdugos del Real Zaragoza recogió el pase, acomodó el balón y sacudió con aspereza un latigazo mortal para lograr el 0-1.
La desesperación desgarró el alma del zaragocismo. Quedaban 13 o 14 minutos y la empresa de meter dos goles se antojaba imposible. Víctor introdujo a Baselga y Ros. Y tres minutos después sucedió un pequeño milagro: penalty a Burgui. Los cielos se abrieron pues, de lograr gol, había partido y esperanza. Pero entonces aconteció lo último que podíamos imaginar: Ros, infalible hasta ahora en el lanzamiento de penaltis, optó por una frivolité. Eligió un lanzamiento a lo Panenka, justo en el peor día de todos los posibles. Badía, buen portero, ya lo hemos dicho, lo detuvo con tranquilidad. Si el gol de Nino había sido un puñetazo inmisericorde, el fallo de Ros fue la última vuelta de tuerca del garrote vil que ha sido esta Liga de las infamias y el infortunio.
De ahí al final, desolación, desgarrada desilusión. Tristeza infinita. Ya no quedan palabras que escribir, razones que aportar, sueños que compartir. Tan solo la voluntad de volver a luchar para lograr lo que la Historia nos debe y nosotros nos empeñamos en negarle: el regreso a casa. A Primera División.
Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Vigaray, Guitián, El Yamiq, (Baselga, 84) Nieto; Eguaras (D. Torres, 72), R. Guti (Javi Ros, 84); Blanco (Soro, 57), Kagawa, Burgui; y Linares (Pereira, 57).
Elche CF:
Badía; Gil, Verdú, Dani Calvo, Juan Cruz; Manuel Sánchez (Folch, 54), Víctor Rodríguez (Josema, 88); Josan (Iván Sánchez, 54), Fidel (Pere Milla ,72); Nino (Mfulu, 88) y Escriche.
Goles: 0-1, min. 81: Nino.
Árbitro:
Figueroa Vázquez (Andaluz). Amonestó a Manuel Sánchez (5), Fidel (21) y Pereira (75).
Incidencias:
Partido de vuelta de los PlayOff de ascenso de LaLiga SmartBank disputado la Romareda a puerta cerrada.
Cristian: 4. Realizó una parada mágica. En lo demás, correcto.
Vigaray: 2. Buen comienzo, pero el físico no le dio para mucho. El gol llegó por su banda.
Gutián: 3. Partido correcto hasta que el partido se rompió. Ahí se descolocó.
El Yamiq: 3. Siempre en su sitio, cortó y gobernó. Al final, desorientado.
Nieto: 2. Partido discreto. Regular en ataque, frágil en defensa.
Eguaras: 2. Su hándicap fue el físico. Bien al principio, en seguida se fundió.
Guti: 2. Agarrado a la discreción, no resolvió situaciones. Poco protagonista.
Blanco: 1. Irrelevante. Ni encaró, ni desbordó ni descolocó a sus contrarios.
Kagawa: 2. Algo más desdibujado, aportó talento. Erró en una gran ocasión.
Burgui: 1. Se estampó con la defensa una y otra vez. Inadecuado.
Linares: 2. Luchó contra muchos el solo. Creó peligro y generó ocasiones.
Pereira: 1. Insustancial. No encontró acomodo en el campo.
Soro: 1. Soso, sin chispa ni energía cuando más se necesitaba.
Torres: 1. Muy apagado. No sujetó el centro del campo, su mayor virtud.
Ros: 1. Falló en el momento crucial del partido. Para olvidar.
Baselga: S.C.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello