Real Zaragoza 1 – 0 CD Numancia | Crónica

Real Zaragoza 1 – 0 CD Numancia | Crónica

Y el agua es llamarada

No es una ilusión vacía: el zaragocismo tiene la sensación de que es el momento de degustar con esmero cada uno de los partidos que se han de jugar desde ahora hasta el final de este largo y tortuoso camino. Porque cada punto es valioso, porque cada triunfo es sustancial. Y porque cada momento puede convertirse en memorable si en mayo o junio logramos asaltar los cielos.

El partido de ayer ante el Numancia era a todo o todo. Eso, dicho en el mes de enero, puede parecer excesivo, pero considerando que el equipo soriano es un rival directo y que la victoria podría suponer alejarlo de las alturas de la cabeza, no está mal celebrarlo como un triunfo de alto valor. Añadamos a eso que ya se sabía que el equipo rojillo juega muy bien al fútbol, que cuenta con magníficos futbolistas y que habría que estar muy atentos para tomar en cada momento las decisiones adecuadas. Y ser mejores que ellos.

El Real Zaragoza comenzó con cierto brillo en su juego, pero en seguida se vio que el Numancia sabía a qué jugar y cómo hacerlo. Buena circulación, numerosas y peligrosas llegadas y decisión innegociable en cada balón dividido fueron los argumentos con que ahogaron al Zaragoza, en un baile en que la orquesta tocó siempre a favor de los visitantes. A pesar de esos inicios blanquillos, con un par de acciones interesantes a cargo de Puado, los numantinos en seguida se quedaron con el balón y le dijeron al mundo que ya sabían que Cristian era bueno pero que le iban a dar trabajo. El primero que lo probó fue Higinio, delantero energético que desafió la cintura de Guitián en varias situaciones favorables que acabaron en el poste, en un gol anulado y en un despeje del rosarino. Buen partido soriano; dificultades para los aragoneses.

Víctor no lo veía claro y pronto vimos a Igbekeme calentando en la banda. Algo se estaba urdiendo en la cabeza del entrenador zaragozano. El partido estaba del lado visitante y solo algunas acciones aisladas de Soro o de Álex Blanco, como un chut de este que desvió con apuros Barrio, señalaban un hálito de vida en el equipo de casa. Pero fueron destellos fugaces en la noche. El Numancia siguió su plan, muy bien diseñado y mejor ejecutado, y de nuevo comprobó la calidad de Cristian con un chut lejano de Sola.

El partido se acercaba al descanso y en ese tramo se dieron algunas acciones reseñables. Por parte del Zaragoza con Suárez de protagonista, con una jugada por la banda que acabó con un centro al que no llegó Soro. Después, algunos gestos de Eguaras o Guti, pero sin acierto. Lo mejor, sin embargo, vino por parte del Numancia. Fue en el minuto 44 cuando Marc Mateu, buen jugador, entró pasado e Higinio remató de cabeza a bocajarro. La Basílica enmudeció y la grada cerró los ojos, abatida ante la inminencia del gol. Pero ahí surgió la inmensa figura de Cristian, el Divino. O mejor: el portero argentino puso la cara por la Historia del equipo del león y evitó el 0-1 cuando la afición soriana ya preparaba sus gargantas. Grandiosa parada.

Tras el descanso Igbekeme salió por Blanco. Cementar el centro del campo y bloquear a Calero eran dos urgencias que había que acometer. Y arrebatarle el balón al contrario, que insolentemente se había erigido en dueño y señor del match. Y demostrar que se sabía leer el partido y encontrar en las dificultades del terreno de juego un posible aliado. Pero todo eso había que hacerlo pronto, porque el Numancia continuó desbaratando el juego zaragocista con constantes incursiones en su defensa. Como en esa ocasión en que Higinio, otra vez el murciano, se enfrentó cara a cara con Cristian tras error de Guitián. Ahí se entabló una dura pugna entre portero y delantero con un balón de por medio que acabó del lado del primero. Ovación de gala, la tercera, para el arquero.

El partido estaba más equilibrado que en la primera parte y es entonces cuando Víctor completó su plan, dando entrada a Ros por Eguaras. Esta decisión acabó de consolidar el juego zaragocista, propiciando una mayor fluidez en su juego y mejor disposición táctica, equilibrando la batalla. Esto significó que la partida podía caer de cualquiera de los dos lados, si bien el Zaragoza describió un relato más dinámico. Soro, Suárez y sobre todo Puado emergieron como tres actores principales capaces de romper la muralla numantina. Y los dos últimos fueron los protagonistas del 1-0. El colombiano, una vez más, ejerció de titán agobiante ante la defensa contraria, robó un balón mal gestionado por la defensa rojilla al no considerar los charcos generados por la lluvia y le entregó un balón de oro a Puado para que el catalán fusilase a Barrio.

A partir de ahí el choque era del Zaragoza. Hubo alguna acción de peligro que no pudo ser culminada, como un chut de Nieto que Barrio rechazó con apuros, pero los minutos fueron pasando sin mayor problema para los locales, a pesar de que el Numancia lo intentó de mil maneras, sobre todo con balones aéreos. Al éxito de esta fase contribuyó la magnífica tarea desarrollada por Igbekeme y Ros, acompañados por un Guti mucho más cómodo en esta segunda parte y la amenaza constante de Suárez e incluso del debutante Pereira, implicado “a full” durante los ocho minutos que estuvo en el campo.

En esta ocasión los de Víctor sí supieron jugar con los tiempos y gobernar el tramo final. Hubo dilaciones, momentos a favor y acciones al ralentí que favorecieron que se llegase al final del partido con todo a favor. El pitido final supuso una explosión de júbilo y, sobre todo, de sensaciones a fuego que la afición expresó amparados en la certeza de que esta año algo grande puede suceder. Los gestos de los jugadores, el perfume de cada movimiento, el sabor de la victoria fueron argumentos más que suficientes para que una corriente de emoción contenida recorriese la espalda de la Romareda, la vieja Dama Blanca que anoche comenzó a sentir el cosquilleo de una gesta que comienza a emerger como posible. Ojalá pronto se sienta como probable, algo que significará que estamos cerca de encontrar el camino de regreso a casa. A Primera.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Vigaray, Atienza, Guitián, Nieto; Eguaras (Javi Ros, 59), R. Guti, Soro, Blanco (Igbekeme, 46); Puado (Pereira, 85) y Luis Suárez.

CD Numancia:
Barrio; Calero, Derik, Castellano, Héctor Hernández; Gus Ledes, Escassi (Moha, 71); Curro, M. Mateu (Aguado, 64), Sola (Néstor, 76); e Higinio.

Goles:
1-0, min. 69: Puado.

Árbitro:
Trujillo Suárez (Canario). Amonestó a Guitián (23), Vigaray (48), Escassi (52), Soro (57) y Puado (83).

Incidencias:
Partido de la 25ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en La Romareda ante unos 25.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 5. Espléndido. Nada habría sido posible sin su actuación.
Vigaray: 4. Buen despliegue físico y adecuada presencia en el juego.
Atienza: 3. Bien por alto y serio en el corte.
Guitián: 2. Sufrió mucho con Higinio. Frágil en algún momento.
Nieto: 4. Buen trabajo defensivo y gran actuación en ataque.
Eguaras: 3. Tuvo dificultades para gobernar. Algo ralentizado.
Guti: 4. Magnífico final de partido. Con Ros e Igbekeme, acoplado.
Álex Blanco: 3. Empezó frío pero al final del primer período encontró su sitio.
Soro: 4. Trabajó hasta la extenuación e inquietó con su calidad.
Puado: 5. El mejor junto a Cristian. Creció a cada minuto y se atrevió con todo. Goleó.
Suárez: 5. Le costó entrar en el partido, pero acabó siendo una amenaza definitiva.
Igbekeme: 4. Gran aportación. Físicamente, excelente; tácticamente, definitivo.
Ros: 4. Magnífico trabajo. Aseguró la medular y consolidó al equipo.
Pereira: S.C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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