Real Zaragoza 1 – 2 CD Mirandés | Crónica

Real Zaragoza 1 – 2 CD Mirandés | Crónica

Ebro cobarde, Ebro valiente

Ya está. Ya se han activado los mecanismos del miedo, la sospecha y la preocupación. Han bastado dos malos partidos (muy malos) y una desgraciada sucesión de infortunios sin soluciones adecuadas para que el zaragocismo apenas duerma. Y no es para menos, si atendemos a las sensaciones que ayer transmitió el equipo y, sobre todos, el entrenador en su rueda de prensa.

La derrota ante el Bayern Mirandés fue muy dolorosa. Porque perder siempre duele, pero si ocurre de la forma en que ayer se produjo hay que añadir la vergüenza de ver cómo un equipo modesto y birrioso hasta ese momento te da una soberana lección de fútbol, compromiso, inteligencia y esfuerzo común. Como mal menor, esos sí, quedará para la estadística que se perdió 1-2, cuando lo justo habría sido irse al descanso con un 0-4. Por lo menos.

Víctor planteó el partido con la sana intención de asaltar los cielos. O lo que es lo mismo: pretendió afrontar la batalla con el objetivo de optar a la segunda plaza de la clasificación. Bien es cierto que con una colección de jugadores que, por razones que se nos escapan, no son capaces de dar lo que se les pide. Torpes, lentos, indecisos, inestables e inseguros, los chicos de blanco y azul protagonizaron una lamentable primera parte que será difícil de olvidar. El Bayern de Miranda jugó con ellos como si hubiera un par de categorías de diferencia y solo su mediocridad en el remate o la enorme actuación de Cristian impidió un desastre histórico, rollo Llagostera.

Cómo tuvo que ser de horrorosa la actuación del Zaragoza para que Víctor calificase el partido como el peor de muchos y la afición no supiese muy bien a qué atenerse. Porque no es que jugasen mal; es que el equipo, como si de un solo cuerpo se tratase, se agarrotó de tal manera que no era capaz de ejecutar ni una sola acción de forma correcta. Esta incapacidad le llevó al borde de un precipicio infinito y tenebroso que lo engulló como una ballena azul hace con un banco de krill.

Un relato pormenorizado del primer tiempo daría para elaborar una estremecedora Lista de los Horrores. Minuto 3: Guridi remata a bocajarro que Cristian atajó milagrosamente. Minuto 8: Guridi se planta solo en el área zaragocista y Clemente salva en el último momento. Minuto 17: Marcos André acciona un chut de plomo que Cristian rechazó. Minuto 21: contraataque eléctrico magistralmente ejecutado que André culmina con un remate de manual. Minuto 26: André, solo, remata fuera. Minuto 30: André remata estruendosamente de cabeza y estrella el balón en el travesaño. ¿Hace falta más? Sí: habría que decir que en medio de semejante festival burgalés, anotamos solo dos ocasiones razonables por parte del Zaragoza. La primera, en el minuto 25 a cargo de Kagawa, cuyo disparo golpeó el lateral de la red. La segunda, en el 40, a cargo de Suárez, que bordeó el área grande para escupir un zapatazo que rozó u defensa cuando había cogido la direcció adecuada. Pero fueron dos suspiros en medio de la tormenta imperfecta que fue el partido durante toda la primera fase.

Se llegó al descanso. Agua para el sediento. Para lso sedientos. De lso once protagonistas tan solo Cristian, el Divino, el joven Guti, inmenso, y el combativo Suárez demostraron ser dignos de lucir el león en el pecho. Los demás hicieron sonrojar a una afición paralizada por el bochornoso partido de los suyos. Hasta la Basílica se tapó la cara con el reflejo de la luna para no sufrir contemplando la humillación que los de Iraola infringían al Zaragoza.

Tras el descanso hubo un cambio: Papu por Delmás, mermado físicamente. El equipo salió con un punto de amor propio engarzado a las botas aunque con muy poca claridad en el juego. Emborronado, enmarañado, a trompicones. Y muy alejado de aquel equipo que en las primeras jornadas cosía cada jugada al césped y construía pequeños edificios futbolísticos. En todo caso, insuficiente. El Mirandés no se había olvidado de jugar al fútbol tras la ducha del intermedio y nos lo recordó en el minuto 60. Otra jugada de contragolpe de esas que se estudian en los cursos de entrenadores que cerró Peña cuando recibió un pase mortal de Merquelanz. El monumental enfado de Cristian, que casi detiene el remate, es para grabarlo y ponérselo a sus compañeros en bucle infinito antes del próximo entrenamiento. Vergüenza torera, diríase.

Al Zaragoza solo le quedaba encomendarse a la Virgen del Pilar y esperar que algún gesto aislado le metiese en el partido. Suárez casi lo logra unos minutos después, pero su disparo lo escupió el palo. De nuevo un espejismo. El Mirandés volvió a provocar un nuevo ataque de nervios en la grada con una nueva jugada reactiva. Ver con qué flaccidez defendía ese ataque el equipo fue desesperante y Víctor tiró por la calle de en medio. Quitó a los inactivos Kagawa e Igbekeme y puso en la hierba a Ros y al inédito Linares.

Y lo inesperado sucedió. Tres minutos después Guti tiró un gran centro y Soro remató magníficamente de cabeza, consiguiendo el 1-2. Fue un chispazo, leve pero suficiente para reactivar a la afición, que creyó en la remontada. Sin embargo, pronto se vio que los castellanos traían muy bien aprendida la lección. Activaron un vergonzante repertorio de artimañas para obturar el partido a base de lesiones fingidas. ¡Hay que ver qué preparación física más lamentable tienen los equipos que se enfrentan al Zaragoza! Fue, sin duda, una fase horrenda, con un Zaragoza a tumba abierta, sin ideas ni recursos, solo corazón, y un Mirandés comodísimo en su papel de equipo obstructor.

Aun siendo el partido un desastre, gozó el Zaragoza d euna última oportunidad para empatar. Atienza la tuvo pero su remate se fue alto, muy alto, cuando un jugador en sus cabales y con cierta habilidad rematadora habría podido convertir el injusto gol que habría salvado un misérrimo empate. No pudo ser y ahí acabó todo. O mejor: ahí empezó una fase que apunta a ser larga y dolorosa de no mediar la dirección deportiva, los técnicos y los jugadores para poner solución a este dislate que ha empujado al equipo a una situación impensable hace un mes pero que ahora mismo amenaza con estrangular el proyecto. Por eso urge corregir el rumbo y volver a tomar la senda que nos lleve de vuelta a casa. A Primera.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Delmás (Papunashvili, 46), Atienza, Clemente, Nieto; Eguaras, R. Guti, Igbekeme (Javi Ros, 69); Kagawa (Linares, 69); Soro y Luis Suárez.

CD Mirandés:
Limones; Alexander González, Odei, Sergio González, Kijera; Antonio Sánchez, Guridi, Peña (Álvaro Rey, 66); Malsa; Merquelanz (Franquesa, 83) y Marcos André (Matheus, 93).

Goles:
0-1, min. 21: Marcos André. 0-2, min. 60: Peña. 1-2, min. 73: Soro.

Árbitro:
Trujillo Suárez (Comité Tinerfeño). Amonestó a Marcos André (42), Luis Suárez (45) y Linares (79).

Incidencias:
Partido de la 12ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en La Romareda ante unos 25.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 5. El mejor. Inmenso en varias ocasiones, salvó al equipo de la vergüenza.
Delmás: 1. Jugó mermado. Se esforzó, pero en vano.
Atienza: 2. Demasiado estático y por momentos, lento.
Clemente: 2. Desbordado por la delantera, alternó aciertos y errores.
Nieto: 1. Desubicado, no encontró su lugar. Demasiado ofensivo.
Eguaras: 1. Lento, transmite desgana y desequilibra el equipo.
Igbekeme: 0. Inexacto, desorientado y frágil.
Kagawa: 1. No está. Necesita otra forma de jugar y otros compañeros de viaje.
Guti: 4. Luchó lo indecible. Honesto, comprometido y potente.
Soro: 3. Labró buenos senderos pero no encontró compañeros de viaje. Buen gol.
Suárez: 3. Se deja la piel en el campo pero está muy solo.
Papu: 0. Está muy lejos de ser útil. Estorba y ralentiza.
Ros: 1. Trabajó y se empeñó, pero no estuco acertado.
Linares: 0. Apenas participó.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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