RC Celta Vigo 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Da vergüenza la vergüenza

¿Dónde está el fútbol? ¿Qué canalla delito hemos cometido, dolientes zaragocistas, para merecer tantas puñaladas en el corazón? ¿A qué extraños territorios han ido a parar las delicias que hicieron de nuestro pasado una visita a a gloria y la epopeya? Hoy, tras haber muerto una vez más, pocas palabras encuentro para relatar lo que ayer debió ser y en ningún momento fue.

Esto se acaba. Los jugadores y técnicos del Real Zaragoza no dan más de sí. En Balaídos nos lo gritaron hasta rompernos el alma. Que no saben más, que no pueden más, que no quieren más. Que son capaces de meter un gol tras el saque de una falta pero no tienen alma ni para morir matando. Ni siquiera cuando un equipo inánime y absurdo como el Celta, que basa su fe en la fe, que otra cosa no les queda, nos invita a su sepelio y sin embargo renunciamos al convite y les abrimos la puerta de la vida con un defensa horrible, de partido de solteros contra casados, y un portero dislocado en cada balón aéreo que le visitaba.

Eso por no hablar de un centro del campo futbolísticamente idiota, con un Movilla desplazado a la banda para que allí se oscurezca, un Apoño reñido con el balón y un Pinter que casi nos sorprende a todos con un golazo tras chut lejano pero que después nos dibujó su perfil auténtico: el de un jugador que no sabe jugar al fútbol.

Y en la delantera el caos, la dejadez y la impotencia. Póngase en cada caso el apellido que corresponda, léase Rochina («el italiano», Cuatro dixit), Postiga y Montañés y tendremos el puzzle ajustado. Estos jugadores son los que tenían que ganarle al Celta y comenzaron bien adelantándose en el marcador con un gol de Sapunaru, pero ahí finalizó el recorrido de la sangre azul y blanca que nos quedaba. Después, cuando más muerto estaba el Celta, lograría el equipo de Abel un gol de pandereta. Ni siquiera de opereta. Un centro insulso, un remate increíble de un delantero entre dos defensas que se estorban, un rebote en el larguero, un bote en el suelo, un Roberto que no sabe qué hacer con el balón. Un gol que nos hirió.

Y por supuesto, sin noticias de Mr Football. El equipo no ha sido capaz de elaborar ni un solo argumento que nos hiciera pensar que se puede. En la primera parte, con el Celta abrumado por su futuro, con una grada inánime y mortecina, ha dispuesto de hasta tres contraataques que ha sido copletamente incapaz de resolver, bien por impericia, bien por individualismo, y así, claro, es difícil ganar. Luego ha venido el estúpido gol local que ha supuesto un golpe de difícil digestión.

En la segunda parte nos ha parecido ver a Apoño un poco más al centro del terreno, pero el Celta en seguida ha visto que había dos oportunidades muy buenas de romperle la cara al Real Zaragoza y las ha puesto en práctica, a ver qué pasaba. Una era tirar balones a la espalda de Abraham, que ha visto cómo la sombra del balón le sobrevolaba en más de una ocasión provocando un cierto terror en la defensa. Otra era propiciar saques de esquina y enviar el balón al área pequeña, donde se producían situaciones de pánico de muy difícil soluciones defensivas, pues ni los jugadores de retaguardia ni muchísimo menos Roberto, horrible en estos casos, sabían qué hacer con aquellos proyectiles bombeados.

Jiménez ha tratado de parar la sangría apostando por Victor y Babovic para conseguir cierta presión en la defensa celeste, pero en ninugún momento nos hemos quedado el balón. Pérdidas no forzadas, pases que se quedan cortos, cesiones suicidas al portero, incomunicación futbolística…Todo era un despropósito. Pero lo peor estaba por llegar. Cuado ya nos encontrábamos buscando razones para explicar que un empate no está mal y que menos da una piedra, ha venido el segundo gol, más imbécil aún que el primero. Una pérdida de balón, una carrerita por la banda izquierda, un centro bobo, una defensa del balón patética y un remate a trompicones. Segundo gol enemigo. En el minuto 92. ¿Hay muerte más agria?

La importancia de la derrota se ha visto que era tal por cómo han escenificado el gol en contra nuestros muchachos. Sentados en el suelo, cabezas caídas, hombros derrumbados, miradas extraviadas. Todo en uno. Y Jiménez dirigiéndose con paso marcial, enérgico, errático al vestuario. Horrendo final. Horrendo futuro.

Ficha Técnica

Celta de Vigo:
Javi Varas; Jonny (Park, min.77), Vila, Túñez, Roberto Lago; Borja Oubiña, Natxo Insa; Augusto Fernández, Alex López (Orellana, min.59), Krohn Dehli (Quique de Lucas, min.83); Bermejo.

Real Zaragoza:
Roberto; Sapunaru, Loovens, Paredes, Abraham; Pintér; Rochina, Movilla (Stefan, min.67), Apoño, Montañés (Rodri, min.87); Helder Postiga.

Goles:
0-1. min. 25: Sapunaru; 1-1. min. 36: Alex López; 2-1. min. 92: Bermejo.

Árbitro:
Del Cerro Grande (colegio madrileño). Mostró tarjeta amarilla a Jony, Oubiña, Vila, Natxo Insa y Park por parte del Celta de Vigo, y a Sapunaru, Pintér y Paredes por parte del Real Zaragoza.

Incidencias:
encuentro correspondiente a la trigésimo segunda jornada de la liga BBVA disputado en el estadio municipal de Balaídos ante unos 16.000 espectadores.

Puntuaciones (de 0 a 5)

Roberto: 1. Sacó un par de balones, pero su inseguridad aérea provocó que todos nos temiéramos lo peor demasiadas veces.
Sapunaru: 1. Su gol le da el uno, pero su ausencia mental es grande. Aporta poco y resta mucho.
Loovens: 1. Estuvo correcto en algunos balones, pero sigue mostrando lagunas en su juego defensivo.
Paredes: 0. Partido malo del asturiano. Demasiados errores e imprecisiones en una noche en que hacía falta aplomo y seguridad.
Abraham: 0. Augusto se lo merendó. Quiso subir con demasiada ansiedad y al final no aportó ni arriba ni abajo.
Pinter: 0. Un magnífico chut suyo habría sido el gol de la jornada, pero nada más. Ni corta, ni sujeta, ni combina, ni destruye.
Movilla: 1. Se ha hundido. Físicamente muy justo y su aportación futbolística fue blanda y estéril.
Apoño: 1. Reñido con el fútbol de creación, se dedicó a botar faltas. Nada más.
Montañés: 0. Empezó con empuje, pero se desdibujó. No supo finalizar ni una sola jugada.
Rochina: 0. Muy mal jugado por su parte el partido. Culminó varias acciones que le inhabilitan para un deporte de equipo como es el fútbol. ¿No había balones en Inglaterra y aquí ha descubierto su existencia?
Postiga: 0. No jugó ni para él, ni para el equipo ni para el resultado. No controló ni un solo balón en condiciones y de remates ni hablamos.
Víctor: 0. Imperceptible participación del catalán. No hizo ni una sola jugada de mención.
Babovic: 0. No sacó ni un solo balón hacia adelante. Gran jugador de rugby. Por lo de balón atrás, digo.
Rodri: S.C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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