Al fútbol se juega con un balón pero también se utilizan naipes con los que se construyen inestables castillos y cuando optamos por retocarlos muchas veces, corremos el riesgo de que se caigan. Algo así puede ocurrirle a Jim, amado y admirado entrenador que ya forma parte de la historia del Real Zaragoza por su legendaria gesta del año pasado pero que hasta el momento no acaba de encontrar el sendero del triunfo, obscenamente esquivo.
Ayer era el partido necesario. Lograr la victoria ante el Oviedo se antojaba crucial para recuperar el sentido de una temporada que nos ha regalado mediocres frutos a pesar de regalarnos ilusorias sensaciones. Ilusorias porque son impresiones que no tienen ningún valor ni pueden producir ningún efecto, salvo el de la frustración. Y es que este Real Zaragoza promete pero no da. Tiene una propuesta interesante, aporta ideas sugerentes, dispone bien a sus muchachos pero estos no son capaces de cumplir con su trabajo. Les falta acierto, talento y calidad. Al menos hasta el momento.
Algo se logró ayer, por otra parte: mantener la portería a cero. De lo jugado hasta ahora tan solo ante el Ibiza se sostuvo el resultado, algo que fue una seña de identidad el año pasado. En ello tuvo mucho que ver la extraordinaria actuación de Francés, un central que comenzó recordándonos al mejor Vallejo pero que lleva camino de superarlo. Su trabajo junto al veterano Jair fue de lo mejor de la tarde y contribuyó magistralmente al logro de ese primer objetivo. Sin embargo, no se llegó al segundo: el gol.
Hubo dos ausencias que debilitaron al equipo: Narváez, con molestias de última hora, y Francho por decisión técnica. Ambas notables, pues el equipo no es el mismo sin ellos. Eso debía saberlo el Cuco Ziganda, que dispuso un planteamiento rocoso, muy bien armado y disciplinado, lo que impidió que el Zaragoza respirase. Todas las iniciativas nacían y morían en el centro del campo, donde la nueva distribución de jugadores, Eguaras y Zapater, no daba de sí para imponerse a la alambrada asturiana, puntiaguda y electrificada. Estuvo claro muy pronto que no contar con Francho debilitaba el armazón blanquillo y, por otra parte, no facilitaba la nutrición ofensiva. Seguramente a Jim le pudo la impaciencia por contar con Vada desde el principio, jugada que no le salió bien.
Hubo algunas ocasiones de gol por parte de los dos equipos, pero ninguna con sello de gol. Quizás el magnífico chut de Vada en el minuto 10, que de haber visto puerta habría sido sin duda uno de los tantos de la jornada. Quizás la parábola de Borja Sánchez en el 22 tras sombrero al atónito Gámez, también memorable de haber visto puerta, pero poco más. El partido nacía y moría en el medio campo y vivía de pequeños chispazos muy mal resueltos, lo que impidió que comprobáramos las cualidades de Cristian y Femenías.
El descanso, con el 0-0, permitió a Jim tirar de banquillo. Sustituyó a Nano Mesa, indispuesto, y a Zapater, muy espeso, por Francho y Yanis, que debutaba así con el Real Zaragoza. Si bien es cierto que su entrada logró una cierta agitación ofensiva y no desordenó el sistema defensivo, también lo es que no logró descerrajar el firme orden ovetense. No ocurría nada especial en el césped, a pesar de la moderada reactivación de los laterales, seguramente debido a la energía de Francho, que aportó el pulmón y el músculo que había faltado en la primera. Donde sí pasaban cosas, y muchas, era en la grada. La afición, que volvía a La Basílica con la devoción intacta y la pasión desbordada después de tanto tiempo de dolor y sufrimiento, le arañó las entrañas al desánimo y sustentó a los muchachos con cánticos eléctricos durante todo el partido, con algunos momentos realmente emotivos. Mas no fue suficiente.
El partido, poco a poco, fue decayendo y nada hacía pensar que la victoria se fuera a producir. Jim volvió a mover el banco. Metió a Narváez y poco después a Álvaro. El primero sumó energía y cierto brillo en el colmillo. El segundo, casi nada. El tiempo se agotaba y llegó el tiempo del martilleo. De los balones largos, de los arreones sin sustancia futbolística, de las jugadas embarulladas y los remates estériles. De uno de ellos nos lamentamos cuando Jair, con todo a favor, le entregó el balón a Femenías a dos metros de la portería. Fue una ocasión tonta pero nítida que no se aprovechó y ahí se acabó casi todo.
Pocos minutos quedaban cuando el Real Oviedo, casi sin creérselo, adelantó el pecho y acosó al Real Zaragoza como si hubiera descubierto que podía lograr ese gol del último minuto que tantos minutos les está dando a casi todos los equipos. Era una forma triste de acabar el partido: en el área propia y con el contrario pugnando por la victoria. Un gramo más de decepción para una afición que sigue confiando en Jim, eso por descontado, pero que está empezando a perder la fe en los chicos, en el equipo. El próximo partido, en plenos No Pilares, servirá para colocarnos en el lugar que nos hemos ganado. ¿Será el comienzo de la sempiterna crisis zaragocista de todos los octubres?
Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Chavarría; Eguaras, Zapater (Francho, 46); Bermejo (Adrián González, 88), Vada (Álvaro Gimenez, 76), Nano (Yanis, 46); y Azón (Narváez, 68).
R Oviedo:
Femenías; Lucas, Costas, Dani Calvo, Mossa (Arribas, 83); Jimmy, Brugman (Matheus, 83); Borja Sánchez (Javi Mier, 69), Jirka (Montiel, 57); Viti (Pombo, 69) y Borja Bastón.
Goles:
Árbitro:
Milla Alvendiz (Comité Andaluz). Amonestó a Eguaras (19), Dani Calvo (36), Jimmy (53), Mossa (57), Brugman (79), Matheus (85), Narváez (88) y Costas (88).
Incidencias:
Partido de la Jornada 08 de LaLiga SmartBank 2021-22 disputado en La Romareda, con 18.000 espectadores.
Cristian: 2. Sin trabajo. No tuvo que demostrar nada.
Gámez: 2. Con altibajos. Correcto trabajo en defensa, en ataque no acertó con los centros.
Francés: 4. Magnífico. Gran partido del joven central, que anuló a todo un Borja
Bastón.
Jair: 3. Como siempre: seguro por alto y algo inestable con el balón. Bien en el corte.
Chavarría: 2. Recuperó cierto pulso. Subió bien la banda e inquietó.
Eguaras: 3. Con comentos de cierta oscuridad, sigue siendo el faro.
Zapater: 1. No tuvo su tarde. Inexacto e inestable, ni con el baló parado aportó.
Nano Mesa: 1. Muy apagado. No llevó peligro ni ocupó espacios.
Bermejo: 2. Irregular. Comenzó desorientado para ir ganando presencia y peligro.
Vada: 3. Buen partido. Aporta garra, trabajo y verticalidad. Debe ser importante.
Azón: 3. Luchó lo indecible y aunque no remató sacó petróleo de su brega.
Francho: 3. Le costó un poco entrar, pero cuando lo hizo mejoró mucho al equipo. Debe jugar.
Yanis: 2. Algunos detalles vistosos. Debe pisar más el área pues anuncia verticalidad.
Narváez: 3. Como siempre, es la amenaza presente. Jugó mermado pero lo intentó.
Álvaro: 1. Su aportación fue escasa. No encuentra caminos o no los busca.
Adrián: S. C.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello