Real Zaragoza 1 – 0 Girona FC | Crónica

Real Zaragoza 1 – 0 Girona FC | Crónica

Lo peito me brinca

Volar, subir, bajar contigo, sin alas volar”. El balón que Borja Sáinz le regaló al cielo y allí se quedó para siempre viajó acompañado de la melodía de Macaco, el hijo de la aragonesa Mª Teresa de las Heras, y La Basílica se espumó en un abrazo colectivo que iluminó la tarde zaragozana como muy pocas veces lo ha hecho esta temporada.

El partido jugado ayer quedará en la memoria de los zaragocistas irredentos, esos que vivimos minuto a minuto la historia blanquilla con la intensidad del cierzo que nos identifica, los mismos que creemos en la vida más allá de la oscuridad. La victoria lograda, así, es una ráfaga de esperanza quizás posible, tal vez imposible, que nos ayuda a mirar al futuro de frente.

El Girona llegaba a la Romareda a bordo de un velero llamado “Cinco Victorias” y el oleaje que derramaba anunciaba marejada a fuerte marejada. El Real Zaragoza esperaba en las playas de la incertidumbre después de haber tirado por la borda algunos puntos que ahora brillarían como pepitas de oro en su cinturón. Inquietud, entonces.

Sin embargo el graderío y los televidentes de corazón blanquillo en seguida sintieron la caricia de las tardes memorables. El equipo de Michel es uno de los guapos de la categoría, pero el primer golpe lo dieron los jóvenes Azón y Bermejo, ambos con el escudo del león en el pecho. El primero tropezó el balón en el cuerpo del portero y el segundo lo envió a Territorio Nube. Una ocasión de esas que provoca lastimeras lamentaciones si al final no se suma. Esa acción incompleta pareció agitar la mente de los catalanes, muy bien apoyados por una entusiasta afición, lo que provocó que poco después llegase la primera en las botas de Arnau, pero el partido era aragonés. Eugeni de falta directa puso a prueba a Juan Carlos y minutos más tarde Gámez intentó un Nayim, fruto todo ello del enorme trabajo del centro del campo en el que Zapater era el comandante que hacía tiempo no veíamos y Vada gestionaba las circulaciones con criterio exacto.

Otro factor relevante era la verticalidad y energía de Gámez y Chavarría, que provocaban enormes desequilibrios en la zaga forastera, además de la furiosa implicación de Azón y el acerado ímpetu de Borja. Y fue este precisamente el que rompería el partido con una jugada estruendosa gestada a base de potencia, vigor y, finalmente, enorme talento. El delantero capturó un balón aéreo todavía en campo propio y desafió a dos defensores gerundenses. De ellos el que peor parado salió fue Lozano, que sufrió el ímpetu del delantero y vio, impotente, cómo escapaba y encaraba a su portero Juan Carlos. Cuando todos los presentes jugábamos a apostar a qué palo ajustaría el chut, elevó magistralmente el balón y lo acomodó en la red ante la estupefacta mirada del cancerbero. Gol. Gran gol. Gol inolvidable. Y valiosísimo.

El partido se pintó de blanco y azul. El Girona, noqueado por el golpe recibido, estuvo a punto de sucumbir antes del descanso. Habría sido así si Eugeni hubiera acertado a rematar un buen centro de Gámez, pero la campana sonó antes de la segunda herida.

En el descanso Míchel modificó el dibujo e hizo dos cambios. El irrespetuoso Samu Sáiz y Terrats  entraron para aportar otra idea de juego pero no lo lograron. Los primeros minutos mantuvieron el tono de la primera parte y en seguida Jim movió el banquillo cuando se dio cuenta de que había posibilidades de cerrar el círculo. A la invitación al combate de Míchel introduciendo a Stuani por el lesionado Terrats respondió el alicantino sumando a Narváez y posteriormente a Lluís López y Merino. La propuesta dio resultado en cuanto a movilidad y provocación de desajustes en el cuadro catalán. No así en la resolución final, pues aunque se generaron varias situaciones de peligro con rápidos contragolpes no hubo forma de convertir ninguna en gol.

El Girona porfiaba, es verdad, pero no encontró las vías adecuadas para desarbolar al Zaragoza. Su entramado defensivo se mostraba sólido, solvente y sus puntas actuaban como afiladas lanzaderas que anunciaban lo que, lamentablemente, no llegó. Habría sido justo, es verdad, pero este juego no va de justicia, sino de eficacia. Eso debió pensar también Míchel, que se desesperaba ante la incapacidad de sus jugadores para romper la muralla zaragocista que se vio reforzada con la presencia de Nieto.

El partido entró en una fase de acometidas deshilachadas del Girona y firmes acciones en las coberturas del equipo local. Y en ese período se pudo dar el empate si Arnau hubiera conseguido evitar el paradón de Cristian o Stuani hubiera logrado dirigir mejor su cabezazo. No fue. Tras una injustificable prolongación de nueve mintos, ¡nueve!, y en medio de un esforzado y meritorio apoyo de la afición aragonesa, himno a capella incluido, se llegó al final. Hubo explosión de júbilo, disfrute intenso y ovación unánime a un equipo que dio lo mejor de sí y demostró que aunque cumplir el sueño es improbable, es posible optar a un final de temporada emocionante. Todo dependerá de los próximos resultados, sobre todo del del próximo domingo en el Alcoraz. Y del grado de orgullo que los jugadores y el cuerpo técnico sean capaces de mantener de aquí a finales de mayo. Lo que es seguro es que esta afición no desfallecerá si recibe mensajes de esfuerzo, lealtad y honor a un escudo que todos debemos honrar.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Chavarría; Zapater, Eugeni (Lluís López, 67), Vada (Sabin Merino, 67); Bermejo (Narváez, 57), Sainz (Nano, 79); y Azón (Nieto, 79).

Girona FC:
Juan Carlos; Arnau, Juanpe, Bueno, Bernardo (Terrats, 46) (Pablo Moreno, 60), Jairo; Lozano (Samu Saiz, 46), Aleix García, Iván Martín; Baena (Valery, 69) y Nahuel Bustos (Stuani, 60).

Goles:
1-0, min. 33: Sainz.

Árbitro:
J. Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Amonestó a Francés (34), Bustos (42) y Juanpe (89). En el banquilo también sacó la amarilla a Sainz (94), por pérdida de tiempo, que es la quinta de su ciclo y le imperdirá jugar el domingo próximo en Huesca.

Incidencias:
Partido de la Jornada 35 de LaLiga SmartBank 2021-22 disputado en La Romareda, con 18.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. Dos paradas magistrales contribuyeron a la victoria.
Gámez: 4. Luchador y dominador de su banda.
Jair: 4. Imperial. Su actuación fue determinante.
Francés: 4. Infranqueable y buen gestor del balón.
Chavarría: 4. Eléctrico, ingenioso y facilitador del juego.
Zapater: 4. Magnífico trabajo, excelso compromiso.
Vada: 4. Magistral manejo del partido.
Eugeni: 3. Aunque el sistema no le favorece, se ha sumado la causa.
Bermejo: 3. Oculto tras la disposición, contribuyó con su implicación.
Borja: 4. Genial en el gol, atrevido en el dribling, inexacto en lo fácil.
Azón: 4. Desequilibrante e inquietante.
Narváez: 3. Agitador en la conducción pero falto de proximidad.
Sabin Merino: 3. Busca espacios y recorre senderos largos, pero no halla el gol.
Lluís López: 3. Aseguró el centro del campo y consolidó la cobertura.
Nano: 3. Estuvo ágil y le dio movilidad al equipo.
Nieto: 3. Sujetó bien los balones cruzados

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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