Real Zaragoza 1 – 0 SD Éibar | Crónica

Real Zaragoza 1 – 0 SD Éibar | Crónica

Le jour de gloire

La noche de ayer tardará en ser olvidada. No se logró ningún título, ni se firmó una salvación, ni mucho menos un ascenso, sueño dorado del zaragocismo desde hace casi una década. Nada de eso ocurrió, pero el cántico del himno a capella cuando apenas quedaban unos minutos para finalizar el partido salió de los pulmones de la hinchada con la misma fuerza con que nuestro padre Cierzo nos acaricia las mejillas cuando pasea por el valle. Y no era para menos.

Llegaba a la Romareda uno de los equipos más potentes de la categoría. El Eibar, titular de una cuenta corriente que da miedo solo de contar los ceros, que solo había perdido un partido de los últimos dieciséis, que cuenta en su plantilla con un campeón del mundo y un nutrido grupo de jugadores de primera, cayó con toda justicia ante un modesto aunque enorme Real Zaragoza. Y para que eso sucediera el equipo aragonés tuvo que jugar un encuentro al límite de sus posibilidades, haciendo muy bien lo que sabe hacer bien y mostrando un nivel de solidaridad que emocionó a la grada y a los cientos de miles de zaragocistas que siguieron el partido por televisión.

Jim varió su “modus agendi” (manera de actuar) y optó por un solo cambio sobre el equipo que empató lastimeramente en Lezama. James jugó en lugar de Vada, lesionado, y la decisión no le sentó mal al equipo.  A ello hubo que añadir el enorme trabajo de Francho, la seriedad de Jair y Francés y el oscuro y discutido trabajo de Petrovic, que a estas alturas ya se ha convertido, en sí mismo, en un debate.

El choque nació vivo, cargado de energía. No se pareció en nada a tantos y tantos partidos que nos regalan semana tras semana los equipos de esta categoría mecanizada, falta de creatividad y chapada a la moderna: vacía, entonces. Las acciones, no siempre bien finalizadas, se sucedían con eléctrica velocidad y a ello contribuyó el entusiasmo de los chicos de Jim, que entendieron y supieron aplicar desde el principio un compendio de gestos al límite del esfuerzo, lo que ayudó a equilibrar las fuerzas. El Eibar, a pesar de sus bajas, ponía el poder de su plantilla; el Zaragoza, su fe en la fe.

Las dos primeras acciones interesantes iban pintadas de rojo y azul y la tercera estuvo a punto de convertirse en gol si el balón de Tejero no hubiera tropezado con el larguero. Habría sido el ya clásico gol del ex, pero en esta ocasión hubo suerte. Mucha suerte. Así y todo, el equipo mostró un nivel combativo encomiable. A ello contribuyó la implicación de todos y, sobre todo, el empuje y sabiduría táctica de Francho, que firmó sin duda su mejor partido como zaragocista. Incluso llegó a rozar el gol con un cabezazo heterodoxo tras balón de Bermejo, bullidor pero de nuevo inexacto. Eso sí, el joven madrileño fue el generador de un par de balones parados que bien podrían haberse convertido en gol si Francés y Jair, obsérvese el detalle de tratarse de los dos centrales, hubiesen manejado mejor sus habilidades rematadoras.

Con ese argumento de afilado ritmo narrativo se llegó al descanso. La parroquia estaba satisfecha y los jugadores daban muestras de seguridad en sus posibilidades. Pensemos que enfrente estaba todo un Eibar, unos de los portaviones de la categoría al que se estaba tratando de tú y con el que aún quedaban muchas cuestiones que debatir. Había que ver cómo volvían los muchachos de la caseta, pues la afición tiene la memoria anclada en varios comienzos de segundas partes cuestionables. No fue así. El Real Zaragoza retomó el hilo de la primera fase y activó los interruptores del compromiso y el esfuerzo generoso, aunque tuvo que ajustar la presencia de Narváez, que había entrado por Bermejo, durante los primeros minutos.

Para compensar esta falla que se había abierto a los pies del equipo estaban los protagonistas de la banda derecha. Borja se situó en su lugar natural y junto a Gámez y, sobre todo, un enorme Francho comenzaron a deshilachar el flanco eibarrés con continuas incursiones y modélicas conexiones de a tres. Y en una de esas se forzaron dos córneres que se encargó de ejecutar el zaragozano. El primero no lo pudo rematar nadie, atenta como estuvo la defensa vasca, pero el segundo resultó ser un prodigio de plasticidad: centro de Francho y remate sensacional de Francés, que se zafó de su marcador y batió a Yoel sin remisión. Explosión de legítimo júbilo del chaval y alborozo ilimitado en La Basílica, que celebró el gol con inusitada intensidad.

Era el minuto 60, quedaban 35 mundos y el Eibar destapó toda su artillería y la ubicó en el césped zaragocista. Cada nombre que ingresaba en el terreno de juego era un bombazo que retumbaba en los corazones blanquillos, pero Jim reaccionó con presteza y buen criterio. Retiró a un fatigado James y tiró de experiencia y pulmón veterano de la mano y el músculo del gran capitán, Zapater. El experimentado entrenador tocó a rebato y levantó varias líneas Maginot para tratar de soportar los embates de los Fernando Llorente, Fran Sol, Quique y Rahmani, por ejemplo. A cambio, Lluís López se sumó a la fiesta para construir un muro con ladrillos de esfuerzo desmesurado y fe ciega, otra vez la fe, en las propias fuerzas.

¿Pudo haber llegado el empate? Sí, en varias ocasiones, pero los zaragocistas supimos, los de la grada, los de la televisión, los del césped y hasta los que ya no están entre nosotros pero siempre lo serán, que ayer la Puerta del Carmen era algo más que una metáfora. Cristian, Jair, Francés, Petrovic y tantos otros sintieron el calor del balonazo en sus carnes pero el auténtico soporte, la verdadera fuerza provino de la grada. Todas y cada una de las gargantas allí presentes  se sumaron al unísono cantando el himno y fue esa melodía casi cuarentona la que sustentó los corazones de los chicos. Todo para lograr una victoria que no significa mucho pero quiere decirlo todo. Quizás que cabe la esperanza. Tal vez que aún podemos encontrar el camino que hace tanto tiempo abandonamos: el del regreso a casa. A Primera.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez (Adrián González, 90), Francés, Jair, Chavarría; Petrovic; Francho, Igbekeme (Zapater, 69); Bermejo (Narváez, 46), Sainz (Lluís López, 79); y Álvaro Giménez (Azón, 90).

SD Éibar:
Yoel; Tejero, Correa (Rahmani, 85), Sergio Álvarez (Quique González, 85), Arbilla, Toño García (Burgos, 46); Javi Muñoz, Expósito, Corpas (Fran Sol, 71), Stoichkov; y Blanco Leschuk (Fernando Llorente, 71).

Goles:
1-0, min. 60: Francés.

Árbitro:
Javier Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Amonestó a Toño García (30) y Stoichkov (60).

Incidencias:
Partido de la Jornada 19 de LaLiga SmartBank 2021-22 disputado en La Romareda, con 16.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 3. En los momentos difíciles, sostuvo el partido.
Gámez: 3. Muy trabajador, por su banda llegó mucho peligro. Moderado en defensa.
Jair: 4. Se las vio con los más duros. Salió victorioso.
Francés: 5. Anuló a Stoichkov y goleó. Inconmensurable.
Petrovic: 3. Es tan correcto que parece que no está. Le da equilibrio defensivo al equipo.
James: 2. Muy empeñado en hacerlo bien, no acabó de ofrecer seguridad.
Francho: 5. El mejor junto a Francés. Gran energía, gran sentido táctico, gran compromiso.
Borja: 3. Estuvo a la altura del partido. Dinámico y luchador, le faltó precisión.
Bermejo: 2. Fue agua hirviendo por momentos, pero no encontró soluciones.
Álvaro: 3. Gran trabajo de desgaste, más propio de un partido fuera de casa. No lo encuentran.
Narváez: 2. Movió a la defensa y abrió senderos, aunque no finalizó.
Zapater: 3. Cumplió sobradamente su tarea de cerrar espacios. Un gran trabajo.
Luís López: 2. Estuvo irregular y poco centrado. Contribuyó a defender, que de eso se trataba.
Adrián: S. C.
Azón: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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