Real Zaragoza 1 – 1 Málaga CF | Crónica

Real Zaragoza 1 – 1 Málaga CF | Crónica

Equipo sin destino

Una de las últimas veces en que el Real Zaragoza se mostró al mundo y a sí mismo como un equipo de fútbol creíble, fiable, talentoso y esforzado fue precisamente en un partido ante el Málaga CF. Fue en La Rosaleda, el 8 de marzo de 2020 y aquel día, aquellos meses, el equipo aragonés era un misil de sensaciones futbolósticas que trazaba órbitas sólidas en torno a la idea del ascenso directo. El partido, recordemos, finalizó 0-1, con gol de Luis Suárez, y la semana asomaba con la esperanza cosida al pecho del zaragocismo. Ayer, casi dos años después, la desolación es la reina del alma blanquiazul y la pesadumbre preside el imaginario de la afición del león.

El partido que enfrentó a dos de los equipos más insultantes, por prestigio y exigencia, de la categoría fue la confirmación de un quebradizo futuro que nos aguarda con el colmillo brillando por entre las fauces de la bestia del fracaso. Sin argumentos tácticos, ausente el talento y faltos de punch físico, los jugadores zaragocistas dibujaron un lienzo alicaído solamente presentable en los primeros minutos de la primera parte y en algunos pasajes de la segunda. Fue la tarde de la presentación de dos de los tres ficjahes de invierno, Eugeni y Sabin Merino, pero no podemos decir que su presencia fuese la palanca que hiciese variar el rumbo a la nave de Jim.

Tras esos cinco minutos ya mencionados, con un Zaragoza eléctrico y chisposo que provocó nada menos que tres córners muy bien resueltos por Barrio, el partido entró en una fase de adormilamiento provocado por el control del juego ordenado por Natxo González, el entrenador desertor. Fue suficiente que sus chicos se quedasen el balón y activasen el modo ralentí para que todo acabase en un espectáculo vacío y de torpe relato que agitó Petrovic con una pérdida de balón en el balcón del área que aprovechó el Málaga. Fue Antoñín, un despierto y vivaracho delantero, quien se quedó el pelotón y se merendó a la lenta zaga aragonesa, que no impidió el sutil toque con el que el andaluz batió a Cristian. Era el minuto 25.

Fue una acción que no está en los manuales de los cursos de entrenadores, porque los errores y la falta de calidad de los jugadores no se tratan en los textos: si cometes un fallo, muchas veces se paga. Así, el partido entró en la fase más arisca. A los pocos minutos del bofetón la afición estalló mostrando su rechazo y desprecio hacia la directiva: minuto 32, “¡Directiva, dimisión!” y pañolada negra. Y, casualidades que se dan, en el mismo instante en que Eugeni, uno de los más correctos de la tarde, ejecutó un libre directo que Barrio despejó magistralmente. Habría sido mágico enlazar los gritos de protesta con la celebración de un gran gol.

Sin embargo, eran fogonazos aislados en la noche. No había un plan, ni una hoja de ruta, ni siquiera un sencillo decálogo que seguir. Tan solo gestos insípidos e insuficientes para acercarse al empate. Ni siquiera cuando se daban las oportunidades se aprovechaban, ganados los jugadores por la torpeza. Como la de Lluís López, que se encontró con un balón en en los pies junto a la portería, pero no supo qué hacer con él. Desidia.

La segunda parte comenzó de forma parecida a la primera. La presencia de Narváez por Sáinz aventuró algunos momentos de aproximación a la portería de Barrio, pero fueron más señales que realidades. El Málaga, guardado de sí mismo, supo mantener a raya al Zaragoza, que veía pasar los minutos y no vislumbraba senderos apropiados. La luz llegó con el penalty de Cufré a Álvaro. Había vida. La pena máxima tardó un tiempo en lanzarse a causa del debate entre el propio Álvaro y el debutante Eugeni, finalmente ejecutor. Su gesto, técnicamente perfecto, fue suficiente para lograr el gol.

Quedaba mucho partido y el Málaga se aprestó a parar el mundo con esa forma de entender este deporte que se da en llamar “el otro fútbol”. El choque se convirtió en un barullo de acciones interrumpidas a base de acciones feas y muy poca intención de jugar y en ese universo el Zaragoza se diluye aún más y acaba por regatearse globalmente a sí mismo. Nano y Azón entraron por Álvaro y Merino pero no aclararon el paisaje. La banda derecha se convirtió en la única propuesta, con Francés como replicante del mejor Belsué, pero no es su sitio ni su momento. Le llegaban balones, pero luego estos no alcanzaban el área andaluza en condiciones favorables.

La última bala era situar a Vada y Grau por Eugeni y Francho, decisión no muy bien entendida que tampoco limpió la noche de dudas y torpes respuestas. El partido nos mostró el camino al cuarto de contadores y nos invitó a apagar todas las llaves de la luz, que fueron oscureciendo el entorno de La Basílica. Una jornada más, el Zaragoza confirmó su ineptitud para caminar por esta categoría con tranquilidad y certezas y nos recordó que su papel va a ser boquear desesperadamente mientras ve cómo la orilla cada vez está más lejos. Con una tarjeta de 15 empates y 5 victorias, tan solo 2 en La Romareda, hay motivos para la vergüenza. Y para escuchar las melodías del pánico asomar por la esquina de la desesperanza.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Francés, Lluís López, Jair, Chavarría; Petrovic, Francho (Vada, 79), Eugeni (Grau, 79); Sainz (Narváez, 46), Sabin Merino (Nano, 73); y Álvaro Giménez (Azón, 73).

Málaga CF:
Barrio; Víctor Gómez, Lombán, Peybernes, Cufré; Ramón, Escassi; Paulino, Antoñín (Febas, 59), Jozabed; (Vadillo, 59) y Roberto Fernández (Brandon, 81).

Goles:
0-1, min. 25: Antoñín. 1-1, min. 63: Eugeni, de penalti.

Árbitro:
Hernández Maeso (Comité Extremeño). Amonestó a Cufré (62), Escassi (69) y Petrovic (82).

Incidencias:
Partido de la Jornada 26 de LaLiga SmartBank 2021-22 disputado en La Romareda, con 17.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 3. Correcto. No tuvo trabajo.
Francés: 4. Sin ser lateral, jugó un partido profundo y comprometido.
Jair: 4. Buen partido. Serio y contundente.
Lluís López: 1. Mostró su lentitud y falta de contundencia.
Chavarría: 1. No se encontró y perdió el sitio. Sufrió mucho en defensa.
Petrovic: 1. Mal partido. Arriesgó innecesariamente y sus errores fueron graves.
Francho: 2. Buscó distintas posiciones, pero no econtró su lugar.
Merino: 2. Voluntarioso pero indeciso en sus acciones.
Eugeni: 4. Mostró un perfil de calidad. Sus balones llegan a lugares interesantes y combina con calidad.
Sáinz: 1. Demasiado ruido para muy pocas nueces. Se confundió tomando decisiones.
Álvaro: 2. Sigue luchando, pero no en espacios favorables. Aislado.
Narváez: 2. Agitó algo el partido, aunque no aporta peligro.
Nano: 1. Insustancial. No hiló ni una jugada.
Azón: 2. Luchó todo, pero muy desubicado.
Vada: S. C.
Grau: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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