CD Tenerife 0 – 2 Real Zaragoza | Crónica

CD Tenerife 0 – 2 Real Zaragoza | Crónica

Si el sol puede más

Dos relámpagos. Eso fue lo que vimos anoche. Dos fogonazos que iluminaron las tinieblas que cubrían el mortecino universo zaragocista y que aliviaron los temores con que llegó el equipo de Carcedo a Tenerife. Si el final del partido fue un vendaval de suspiros de alivio, el comienzo nos mostró que el equipo no estaba por la labor de regalarnos certezas. A eso le añadimos una alineación sacudida por cinco novedades con la instrucción de aplicar un plan complejo y de escasa identidad: jugar con tres centrales, uno de ellos “falso”, y una combinación de piezas de poco recorrido común. Demasiado vacío para tan poco alambre.

El partido en seguida mostró la cara blandengue (El Fary dixit) del equipo. Acuciado por la urgencia de una mala trayectoria, el Tenerife bombardeó la línea defensiva del Zaragoza y los primeros desajustes de Petrovic con López y Francés habilitaron a Enric Gallego para merodear con muy malas intenciones el portal de Cristian. Su desacierto y las buenas intervenciones del rosarino evitaron hasta en tres ocasiones que el 1-0 le alegrara la vida a la afición chicharrera. Esa fue la fortuna del equipo aragonés.

Una vez superada esa primera avalancha, cuando el Tenerife vio que su plan no daba resultado, la arquitectura aragonesa comenzó a mostrarnos las razones de su ser. Tanto Larra como Fuentes nos dijeron con su juego que este esquema les gusta, que se sienten cómodos en él, pues sus espaldas están protegidas por el equipo en suma y eso les permite engrandecer el cuerpo. Por dentro Grau y Molina supieron consolidar el juego y envolvieron con su dinamismo al Tenerife, que no encontró alternativa a los balones largos y altos.

Mollejo se encontraba cómodo jugando a lo que él sabe. Sus virtudes se ensanchan en el campo abierto y sus movimientos fueron la llave para que también Vada averiguara dónde estaban los senderos más amplios. En uno de esos movimientos de grupo llegó el primer gol. Larra, que jugó su mejor partido con el Zaragoza, arrojó el balón al área. No fue un pase ni siquiera de cobre, pero Mollejo lo convirtió en oro con un taconazo de prolongación que sirvió para que Vada, llegando de segunda línea, fusilara a Soriano. Un bonito gol por el que el argentino pidió perdón pero que abrió la tapa del cofre de la esperanza.

Ahí empezó lo bueno. Durante el primer cuarto de hora el Zaragoza había mostrado la cara más deshilachada porque la presencia de Petrovic daba la sensación de que molestaba al resto de compañeros, pero a partir del gol el grupo se inflamó. Las piernas de los jugadores les permitían llegar a más sitios y más veces, las líneas de pase se completaban y los agujeros del comienzo ahora desaparecían por el buen trabajo de todos.

El partido estaba de cara para el Zaragoza, que había encontrado la forma de amortiguar los planes del Tenerife, demasiado lineal, demasiado evidente. Por el contrario, el equipo avispa trató de recuperar la idea que ha marcado el fútbol de los últimos años: si tengo el balón, no lo tienes tú. Comenzó a trazar líneas de conexión, con posesiones largas, con tiempos medidos y construcción de redes de conjunción y gran parte del éxito del plan hay que buscarlo en el acierto de los jugadores. Ejecutaban bien sus acciones y conseguían apoyos continuos a través hacerse presentes en el partido.

La segunda parte respondió a la verdad del fútbol. El Tenerife quiso ser el Tenerife y acuñó un asedio un tanto precipitado en busca del gol que le llevase al empate. Disfrutó de una primera buena opción, pero solo sirvió para activar la apertura de las compuertas. Durante unos minutos las jugadas de peligro se sucedieron y cualquier cosa podía suceder en cualquier lugar. La más bella, la más aplaudida habría sido la que protagonizó Giuliano cuando se apoderó del balón en campo propio y emprendió una furiosa carrera en la que pudo con todos, sobre todo con Mellot y Sipsic. Llegó como un pura sangre enfurecido hasta la línea de fondo y aunque su pase no encontró compañero acabó siendo, sin duda, la jugada del partido. O la que protagonizó a continuación, cuando su tesón le llevó a capturar un balón defensivo y el rebote casi da con el cuero en la portería de Soriano. Habría sido el premio a su ambición.

Eran los minutos de Simeone. El joven argentino volvería a ser actor principal minutos después. En medio de la huracanada desesperación canaria remató un cabezazo picado que despejó como un gato el portero local, preludio del segundo gol de Vada. Porque también fue su noche, precisamente en el que había sido su hogar, o a lo mejor por eso mismo. El 11 zaragocista se quedó el balón y emuló a su compatriota con una carrera larga e intensa de 40 metros. Encontró la vía de agua adecuada y por allí se introdujo en el casco insular hasta ocupar todos los espacios. Desde allí, en terreno pantanoso, escupió un chut diagonal que entró en el camarote de Soriano como un torpedo.

Definitivamente el partido se pintó la cara con los colores negro y amarillo. Quedaban más de veinte minutos, pero al equipo de Ramis no le restaba sino enviar ataques desconchados contra el muro zaragocista, cada vez más poblado y grueso por decisión de Carcedo, que lo tuvo, ayer sí, muy claro. Echó mano de Lasure por primera vez en la temporada, de Gámez, de Puche y de Zapater, este último ya convertido en el llavín que cierra el castillo cada partido, y ordenó a los suyos que apretaran los dientes y cerrasen las mínimas grietas que se pudieran producir con el sudor de la necesidad. Y lo lograron.

El Zaragoza había encontrado una idea. No sabemos si será útil o solo sirvió para ayer, pero una vez más pudimos confirmar que el fútbol es una oración a la que en cada ceremonia le podemos cambiar un versículo.

Ficha técnica

CD Tenerife:
Juan Soriano; Mellot, Sipcic, León, Nacho Martínez; Larrea (Alonso, 71); Aitor Sanz (Jurado, 60); Teto (Alassan, 71), Mo Dauda (Appiah, 82); Iván Romero (Borja Garcés, 60) y Enric Gallego.

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Larrazabal (Gámez, 71), Francés, Lluís López, Fuentes; Petrovic, Grau (Jair, 85), Manu Molina (Zapater,, 77); Vada (Lasure, 71), Mollejo (Puche, 77); Simeone.

Goles:
0-1, min. 23: Vada. 0-2, min. 67: Vada.

Árbitro:
García Verdura (Comité de Catalunya). Mostró amarillas a Petrovic (50’), Nacho Martínez (64’), Lluis López (75’), Eric Gallego (76’). y Jurado (88’)

Incidencias:
Partido de la Jornada 13 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en el Heliodoro Rodríguez López, con 10.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. Determinante en diversos momentos.
Larrazabal: 4. Suelto, confiado y atrevido.
Francés: 4. Fue el central necesario.
Lluís López: 3. Con alguna sombra en medio de la luz, cumplió.
Fuentes: 4. Eficaz, efectivo y decidido.
Petrovic: 4. Tras un inicio inestable, fue la clave de la bóveda atrás.
Grau: 4. Confortable en su función natural.
Manu Molina: 3. Mucho más protagonista en el papel de conector.
Vada: 4. Doble goleador y agitador del engranaje ofensivo.
Mollejo: 4. Dibujó acciones de peligro. Muy dinámico.
Guliano: 4. Es un ejemplar único. Su pasión, su fe, desborda.
Lasure: 3. Buen regreso. Presente y colaborador.
Puche: 2. Algo inexacto, aportó lo justo.
Gámez: 2. Estuvo correcto y cumplidor.
Zapater: 3. Hizo su papel: es el capitán.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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